"Detroit es una ciudad en la que parece que el reloj corre hacia atrás. (...) Este continente no ha visto una transformación como la de Detroit desde los últimos días de los mayas" (Rebecca Solnit)
"Una vez fue un lugar fantástico, ahora es una cárcel" (Sufjan Stevens)
"Esperamos cosas mejores; resurgirá de la cenizas" (lema oficial de la ciudad de Detroit)
Un redactor de la revista Time llegó a su Detroit natal con la intención de escribir un reportaje sobre el estado de la ciudad. Y, tras muchos años viviendo fuera, al reencontrarse con sus viejos amigos, estos le dijeron: "Esperamos que el tuyo no sea un nuevo artículo sobre lo terrible que son las cosas en Detroit". Efectivamente, la descripción de las durísimas condiciones de vida en la ciudad más importante de Michigan y de su maltratado entorno urbano son una constante en la prensa estadounidense y parecen haberse convertido en todo un género periodístico. Y se trata de un fenómeno tan nuevo, tan inexplicable, que ha sido bautizado de formas muy diversas y altisonantes, como 'post América' (Rebecca Solnit) o 'Borderama' (Jerry Herron).
Para conocer de primera mano esta realidad dejamos la ciudad de Chicago y arrumbamos hacia Detroit. Y éste es un esbozo de aquello que encontramos al tiempo de ingresar en la ciudad a bordo de nuestro modesto Hyundai blanco de alquiler: