
Los candidatos a la Secretaría General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. / SAMUEL SÁNCHEZ
El feminismo socialista se ha repartido en el duelo por liderar el PSOE que mantienen Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. No hay una posición en bloque a favor de uno solo de los candidatos, aunque eso no significa que haya una ruptura, pero sí que ninguno de los dos aspirantes pueda proclamar el respaldo de las mujeres de manera clara.
Por eso hay gestos de uno y otro, en busca de ese apoyo que puede sumar delegados en clave interna. La exministra acudió el pasado sábado al Círculo de Bellas Artes de Madrid a un acto organizado por la periodista Pilar del Río, viuda de José Saramago. Allí apeló directamente a las mujeres por su condición femenina y les habló de que el partido necesita de un cambio de liderazgo: "El paso que he dado nos concierne a todas". Y se comprometió a luchar por la igualdad ante siete exministras socialistas -Matilde Fernández, Carmen Alborch, Cristina Narbona, Carmen Calvo, Leire Pajín, Beatriz Corredor y María Teresa Fernández de la Vega-, otras muchas dirigentes socialistas y dos representantes del asociacionismo feminista: Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, y Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas.
Mientras, Rubalcaba, en cada acto que protagoniza, recomienda a los militantes leer dos documentos: el que suscribieron varios alcaldes, encabezados por Abel Caballero, sobre política local, y el que redactaron feministas del partido, en el que reclaman, entre otras cosas, listas cremallera. Rubalcaba lo hizo suyo el mismo día en que se hizo público, el pasado 6 de enero, y desde entonces lo ha incorporado a su discurso. Chacón no lo ha suscrito.Y eso ha colocado a muchas de las firmantes automáticamente en el lado de Rubalcaba, porque quieren compromisos políticos, no biológicos. Es decir, que una mujer sea candidata no la convierte automáticamente en defensora de las políticas de igualdad.
Una de las críticas que despierta Chacón entre un sector de las feministas es que ella no ha tenido una trayectoria de activismo en este sentido en su carrera política. No ha pertenecido al movimiento asociativo feminista, ni ha sido una de sus preocupaciones. Rubalcaba, tampoco, pero se ha rodeado de veteranas del feminismo dentro y fuera del PSOE, como la consejera andaluza de Bienestar Social e Igualdad, Micaela Navarro, que durante muchos años fue secretaria de Igualdad del partido, la exjefa de campaña de Rubalcaba, Elena Valenciano, que preside la Fundación Mujeres desde 1999, o la diputada Ángeles Álvarez, que fue portavoz de la Red de Estatal contra la Violencia de Género. También han mostrado su apoyo al candidato la catedrática de Filosofía y referente feminista, Amelia Valcárcel, y la exalcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso.
Además, Rubalcaba ha podido demostrar su compromiso cuando, antes de las elecciones del 20-N, forzó a las federaciones a aumentar las mujeres en puestos de cabeza hasta conseguir 19. Chacón hasta ahora no ha tenido ocasión de llevarlo a la práctica, pero se ha comprometido, si gana, a seguir luchando por la igualdad. Sin embargo, despierta resquemores por haber sido una de las pocas voces femininas que, en su día, durante el debate interno del partido, se opuso a la reforma de la Ley del Aborto que permite a menores abortar sin que sea necesario el consentimiento de sus padres.
En cambio, el sector que apoya a Chacón defiende que la verdadera muestra de cambio en el PSOE se daría con el nombramiento, por primera vez en sus 132 años de historia, de una mujer al frente de la Secretaría General. Defienden, como hicieron el pasado sábado María Teresa Fernández de la Vega o Matilde Fernández, que la exministra de Defensa está sobradamente preparada para dar el paso y, sobre todo, que si en lugar de ser una mujer, fuera un hombre, nadie cuestionaría ni su edad ni su currículum.