Quizás sea pronto, pero la desaparición de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social del nuevo Consejo de Gobierno del socialista José Antonio Griñán en Andalucía no ha movido nada. Ninguna crÍtica significativa, ni fuera ni dentro de los dos partidos que componen el Ejecutivo de coalición (PSOE e Izquierda Unida), y mucho menos manifiestos o quejas de organizaciones de mujeres. Da la impresión de que se haya instalado a la manera de las certezas incuestionables la idea de que, en tiempos de angustia económica y recortes, la igualdad no es prioritaria. Que es una especie de adorno prescindible cuando arrecia la crisis, así como que los conceptos de seguridad y confianza están ligados inexorablemente al género masculino.
Desde la Junta sostienen que no se debe interpretar la caída del cartel de esta nomenclatura como una claudicación de las convicciones. Dicen que responde al recorte de consejerías "debido a la crisis económica", que han pasado de ser 13 a solo 11, con el atenuante de que se trata de un ajuste que se produce sobre otro anterior (de 15 a 13). También aseguran que la visibilidad se mantiene intacta, pues ocupa un lugar de lujo de la prelación del Gobierno andaluz, de modo que el nuevo encaje es Consejería de la Presidencia e Igualdad. El propio Griñán aludió en la toma de posesión del Ejecutivo, el lunes día 7, a que la apuesta por la igualdad en su política es manifiesta al incluir en la consejería de más poder, Presidencia, sus competencias.