Mujeres

Empezar la casa por el baño

Por: | 20 de agosto de 2012

Malawi2
Mujeres de Malawi se reunen para debatir cómo construir un barrio mejor.

“En lugares donde no hay muchos recursos hay que echarle ingenio, y las mujeres son muy buenas en eso”. Una de las cosas que más le ha sorprendido a la arquitecta chilena Joan MacDonald en sus viajes por Latinoamérica, África y Asia es que son las féminas las que lideran los procesos de transformación de los tugurios (poblados pobres de chabolas en las ciudades) para convertirlos en barrios habitables y dignos. Y todo empieza por el baño. En ciertos países como la India, Pakistán o algunas zonas de Bolivia los habitantes del suburbio hacen sus necesidades en la calle, las vías del tren o a campo abierto. “Para las mujeres es muy duro hacer sus necesidades así, es peligroso y no tienen intimidad”, dice la especialista en programas de asentamientos humanos que está en España para impartir un curso sobre vivienda y pobreza en la Universidad Menéndez Pelayo.

Así que las mujeres empiezan por diseñar baños para sus viviendas o comunitarios. “Y tienen buenas ideas”, explica MacDonald. En una visita a uno de los proyectos en un campo de refugiados en Nepal, en el que está implicado el Servicio Latinoamericano, Africano y Asiático de Vivienda Popular (SELAVIP), que preside la arquitecta, eran ellas las que pedían la construcción de aseos en las escuelas para que las niñas no dejaran de ir.

“Hace un par de años en la India”, recuerda MacDonald, “conocí a tres señoras de un tugurio que empezaron a reclamar la construcción de unos baños en el barrio”. Pero no se quedaron ahí, aquellas mujeres empezaron a hacer sugerencias, como que hubiera una sección de niños “para que se acostumbraran a usarlos”. Y aun más: una vez levantados montaron una sala de fiestas sobre el techo de la edificación. “Un arquitecto no hubiera pensado en eso”, apunta. Pero aquellas señoras sabían lo que hacían. “Con lo que recaudaban de alquilar el local podían sufragar el mantenimiento de los aseos”, alaba MacDonald. De la necesidad de un retrete surgió un proyecto más amplio que beneficiaba a toda la comunidad: ahora los vecinos tienen dónde celebrar las bodas y cumpleaños.

Aquellas mujeres son hoy las jefas de un gran proyecto de renovación del tugurio. “Tienen una oficina con muchas personas a su cargo y están cambiándole el rostro a ese barrio”, cuenta MacDonald, que las visitó hace unos meses.  La explicación que la arquitecta ha encontrado a este fenómeno, que ha comprobado sobre el terreno, es que las féminas están dispuestas a invertir sus ahorros y su tiempo en sus hijos, su hogar y, por extensión, en su ciudad. Lo ha visto en Bolivia donde las mujeres no se quedaron satisfechas cuando les construyeron baños en sus casas, después empezaron a reclamar un sistema de alumbrado, escuelas, pavimento… “Son necesidades sentidas y están todo el tiempo molestando a los alcaldes”, cuenta Mac Donald. “Un hombre se hubiera conformado”, zanja.

BangladeshCasi la mayoría de organizaciones populares para mejorar el hábitat que se ha encontrado la experta en sus viajes, están lideradas por mujeres. Pero esto implica unos riesgos. “Hay que tener cuidado de no desplazar a los hombres y que se desentiendan del progreso de su ciudad”, advierte. Las mujeres están asumiendo además la carga de ahorrar, invertir y diseñar un nuevo espacio común; trabajan para salir de la pobreza. Pero eso no les exime de seguir teniendo la responsabilidad del cuidado de los hijos, las personas mayores y el hogar.

“A las mujeres este esfuerzo les ha costado mucho en términos familiares”, explica MacDonald. ¿El siguiente paso sería empezar a compartir tareas domésticas? “Sí”, responde rotunda. Pero para eso queda mucho recorrido. Otras pequeñas batallas tienen prioridad. Una de ellas es que se reconozca a las mujeres la propiedad de las viviendas que construyen. Una vez mejoradas las casas, los hombres pretendían venderlas. “Nos encontramos con ese problema en Pakistán. Fue un gran logro que estuvieran a nombre de los dos”, rememora. Esto sucede con frecuencia en Ásia y Áfica –“en Latinoamérica está más avanzado”, dice-, por eso unas de las líneas de trabajo de la organización que preside MacDonald es que se hagan cartas o documentos informales que impidan a los hombres vender la vivienda sin el consentimiento de las mujeres de la casa, que al fin y al cabo son las que han luchado por remodelarlas.

Tras horas de conversación sobre cómo las féminas impulsan a sus comunidades a salir de la pobreza, se organizan, son sensibles a los problemas de los demás, se sobrecargan de responsabilidades, molestan a los políticos, piden créditos para invertir en la mejora de su barrio… todo queda reducido a una frase: “Las mujeres son bravas”.

Imágenes facilitadas por Joan MacDonald.

Hay 5 Comentarios

Una muestra más de la tenasidad de las mujeres.

Es increíble! Se habla de los emprendimientos llevados adelante por mujeres en condiciones nada ventajosas y muchas veces saboteados por hombres y de lo único que queréis hablar es de Assange. Si hasta hay una [email protected] que reclama eso como tema. Será relamente feminista o es un caso de suplantación de identidad y de sexo como en muchos chat? Y esto para no entrar a hablar de Luis que no se entera de que hay vida más allá del fútbol. Y, muchas veces, vida que no es vida.

Y lo de Julian Assange está muy bien, pero yo también quiero oir opiniones sobre el empate del Madrid y el Valencia. Es Lass mejor que Khedira?

A mí me interesaría saber la opinión u opiniones sobre el caso Julian Assange en el Blog Mujeres.

Todo esto está muy bien, pero, en el Blog Mujeres, ¿qué se piensa del caso de Julian Assange? ¿A qué ese silencio sepulcral?

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Sobre los autores

Tenemos diferentes puntos de vista, distintas edades, diversos perfiles. Somos un grupo de periodistas, especialistas y colaboradores coordinado por Isabel Valdés.

Libros

EL POSMACHO DESCONCERTADO

EL POSMACHO DESCONCERTADO

Ricardo de Querol

“Como quien dice, acabamos de salir de la cueva. No se borran de un plumazo milenios de reparto rígido de papeles, de trogloditas que salían de caza mientras ellas recolectaban y cuidaban de niños y ancianos, de bravos guerreros y abnegadas esposas, de amas de casa confinadas al hogar y hombres que acaparan toda la vida pública, de burkas de todo tipo, de dotes, de pruebas del pañuelo”. Las reflexiones del autor sobre la relación entre los sexos en el siglo XXI publicadas en el blog Mujeres, recopiladas en un libro electrónico. Puedes comprarlo en Amazon y en Google

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal