"De la mujer puede decirse que es un hombre inferior". La cita, que pertenece a Antífanes, hace que replantearse un pequeño monográfico sobre películas de hombres que se visten de mujer, o de mujeres que se visten de hombre, sea una tarea complicada. Porque si eso es cierto, si la mujer es un hombre inferior, ¿qué es un hombre que viste de mujer porque se siente como tal? ¿Doblemente inferior o doble negativo da un hombre superior? Y la mujer que viste de hombre, ¿es menos mujer y por tanto menos hombre inferior? F.M.Piave, en cambio, dice que "la mujer representa una especie de capa intermedia entre el niño y el hombre". Por supuesto, ninguno de ellos contemplaba la posibilidad de que un hombre se sintiera mujer, o deseara ser mujer, o simplemente le proporcinara placer ponerse un vestido, lacarse las uñas y pintarse los labios.
Ese hombre inferior que es la mujer, en el caso de Mi querida señorita, protagonizada por José Luis López Vázquez, se empieza a deshilar: Adela Castro es una mujer que ha pasado los cuarenta y sigue soltera. Cuando un viudo pretendiente le pide que se case con ella, lo primero que teme es algo íntimo que lleva oculto, como se llevaban entonces los pecados: "Padre, yo es que me afeito". Sí, Adela Castro se afeita y además siente celos cuando su criada se ve con hombres que la cortejan. Finalmente, parece que ese hombre interior, esa mujer a medias con barba y deseos impuros, es un hombre... y así se lo hace saber un médico. En ese caso, esa capa intermedia que queda entre el niño y el hombre, que pertenece a la mujer, se funde con Adela Castro y se confunde y ya no se sabe la capa qué cosa está protegiendo.
En Victor o Victoria ocurre exactamente todo lo contrario, pero además se mezclan otros temas que hacen de esta comedia una crítica mucho más profunda. Julie Andrews es Victoria, una cantante de ópera sin trabajo. Con la ayuda de un nuevo amigo, un homosexual que trabaja en el cabaret, se viste de hombre y se hacen pasar por pareja. Para actuar, y dándole una vuelta de tuerca más complicándole la existencia a Antífanes, será una transformista. Es decir, Victoria es una mujer vestida de hombre que se hace pasar por una mujer. Como en el trilero, ¿dónde está la inferioridad? La inferioridad en esta película es una muñeca rusa que se va ocultando en capas y capas que no se sabe muy bien si están en la etapa intermedia entre el niño y el hombre, ni si esa capa va un poco más allá y se pierde y no hay manera de dar con ella. Victoria, vestida de hombre, y no solo eso sino vestida de hombre homosexual que se viste de mujer encima del escenario, convive con el rechazo o el agrado de cuantos la rodean; además de no poder relacionarse con los hombres ni con las mujeres como haría siendo Victoria, Victor se ve obligado a vivir encerrado en un cuerpo que no siente suyo, como le ocurría a Adela Castro, que tenía vestidos y máquinas de afeitar bajo la misma apariencia. Pero aquí no acaba el laberinto del hombre inferior: Victoria se acaba enamorando de un gangster que descubre que no es hombre ni homosexual, sino una Julie Andrews espabilada que se busca la vida. Para poder vivir este amor, ella deberá abandonar su éxito o él asumir la homosexualidad pública, aunque no sea tal. El prejuicio y el qué dirán le da a esta comedia, dicho líneas arriba, la pizca de crítica que necesita la dualidad, esta ambigüedad sexual y social.
Valeriu Butulescu dijo: "He vivido un tiempo en el alma de una mujer. Gran aglomeración". Esa gran aglomeración es la que vive Dustin Hoffman en Tootsie, la película con la que cierro el pequeño monográfico de hombres inferiores (vestidos de mujer). Sí, una gran aglomeración, porque de la misma manera que Julie Andrews se ve obligada a vestirse de hombre transformista para obtener trabajo, él, Michael Dorsey, es un actor que se vuelve actriz para que le den un papel. Pero no es un trabajo cualquiera, porque la mujer a la que representa en una serie televisiva es una directora de hospital con confianza, las ideas claras y un coraje feminista poco habitual entre los demás personajes. Así, un hombre se disfraza de mujer y esa mujer, Dorothy, es la voz que las mujeres necesitan. Como hombre camuflado, empieza a comprender esa gran aglomeración que es el alma de la mujer, y no solo el alma sino la convivencia con el resto de mujeres y también de hombres.
La inferioridad se está haciendo cruces en la cita de Antífanes porque es un hombre, vestido de mujer, quien lanza mensajes de lucha e igualdad, quien se rebela ante el director galán que se acuesta con varias del reparto; es un hombre inferior vestido de mujer superior que provoca en las demás un '¡despertad, que no os pisoteen!'. Pero, claro, también como en Tootsie, están expuestos: se enamoran de una mujer siendo una mujer o de un hombre siendo un hombre, y finalmente deben volver a su verdadera identidad.
En las tres películas (una mujer que se afeita y que es finalmente un hombre, una mujer vestida de hombre que se viste de mujer en el escenario y un hombre vestido de mujer que lucha por los derechos de las mujeres como hombre), la inferioridad y la capa intermedia se funden y parecen una cortina de humo; se ponen a disposición del sexo opuesto todos los conflictos que se viven desde el otro lado, y en medio hay un abismo de incomprensión, una gran aglomeración. Detrás de Adela Castro, Victoria y Michael Dorsey se esconde Orlando, el personaje woolfiano que convierte el sexo débil en el sexo universal y provoca que ese bello animal romántico que es considerada la mujer se vista de otra cosa.
Hay 10 Comentarios
Sí, se echa de menos "Con faldas y a lo loco". Siempre me ha llamado la atención que cuando los hombres se visten de mujer, parece que se disfrazaran. Las mujeres, cuando se visten de hombre, lo hacen para subvertir permanentemente los códigos vestimentarios y terminar adoptando los masculinos.
Publicado por: cacademia | 19/05/2013 19:07:57
Creo que son más los hombres los que tienden a disfrazarse de mujeres. Pocas veces he visto lo contrario. Y creo que cuando tantos hombres se visten sistemáticamente de mujer, será porque tiene alguna gracia. Al contrario no.
Publicado por: Crisis | 18/05/2013 18:03:35
Creo que la cita era así:.
"De la mujer puede decirse que es un hombre inferior y del hombre que es una mujer inferior".
Me inclino a pensar esto porque a Plauto, los misántropos, le hicieron lo propio: cortarlo.
Así, la frase atribuída a Plauto es: "(Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro" ("Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit.")
En lugar de, como afirman los misántropos, el hombre es un lobo para el hombre.
Así que pienso que los "misóginos", si como tal no era reconocido Antífanes, aniquilaron lo que convino a su mente mutilada.
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 18/05/2013 17:54:26
Eric Vázquez Jaenada, tu argumentación es falaz.
Publicado por: Eu Yo | 18/05/2013 17:27:24
Fueron las propias mujeres las que lucharon por vestir como los hombres, esto es, como quisieran. Coco Chanel, por ejemplo, se sublevó contra la moral victoriana y liberó a las mujeres de la (re)presión del corsé, introduciendo la ropa interior y reivindicando lo público de lo privado.
Publicado por: Eric Vázquez Jaenada
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Siento decir que nadie viste como quiere sino, dentro de unos límites, como está socialmente bien visto, según los individuos sean hombres o mujeres.
Publicado por: Eu Yo | 18/05/2013 15:06:03
Fijémonos en una cosa. Coincido con el recientemente fallecido José Luis Sampedro cuando decía que era curioso que socialmente se admite con facilidad que una mujer se vista "de hombre" (lo que tradicionalmente se ha considerado así), con pantalones, pero que al revés, un hombre con faldas, no (a pesar de que en la Historia los hombres han llevado faldas muchas veces). Todo es una cuestión de que esté bien o mal visto, cosa que a su vez se promueve desde arriba en un sentido o en otro.
Precisamente cuando más se habla de "educar para la igualdad", la moda sigue realizando su labor de hacer todo lo contrario.
Pero quiero responder a Carmen en tres puntos:
1) No creo que hombres y mujeres seamos tan diferentes como ella dice ni mucho menos, lo que creo es que hay interés y hasta obsesión en marcar y exagerar diferencias. y la industria de la moda aporta a ello "algo más" que un granito de arena.
2) No creo que lo que produzca la atracción sea tanta diferencia entre ambos sexos. Creo que eso es un topicazo, algo que parece que es de buen tono admitir y repetir como loros. Si fuera así no existiría la homosexualidad, por ejemplo. Yo creo que lo que más influye en la heterosexualidad es el hecho de tener cuerpos con diferencias, que llaman la atención del otro sexo, aparte de la educación, pero no cosas impuestas culturalmente como llevar ropas diferentes, maquillajes (me resultan repelentes) o maneras de comportarse diferenciadas (producto de presiones sociales).
3) No estoy de acuerdo con esa gran necesidad de reproducirse, y mucho menos en la actualidad, cuando asistimos a nivel mundial a una explosión demográfica que es muy peligrosa y puede desembocar en superpoblación, en una realidad de hambre para mucha gente, disminución de las lluvias y reservas de agua y gente que se reproduce como autómatas.
Publicado por: Eu Yo | 17/05/2013 18:07:49
Es una pena que el hilo conductor elegido para el artículo sea esa cita de Antífanes porque el tema es bueno, un recorrido por el cine que nos hace ponernos en los zapatos ajenos y ver la perspectiva de la vida desde el otro sexo. Maravillosas las películas elegidas aunque echo en falta "Con faldas y a lo loco" entre ellas.
Puestos a elegir un hilo conductor, Shakespeare y su teatro es siempre una gran referencia, actores que representan personajes de mujeres que se disfrazan de hombres y que, con cada cambio de vestuario ofrecen diferentes versiones de una misma persona. Como la vida misma.
Publicado por: Olivia | 17/05/2013 12:02:12
http://nelygarcia.wordpress.com. La mujer y el hombre, tienen la misma importancia en la naturaleza; tratar de catalogarlos en superior, o inferior, es puro entretenimiento.
Publicado por: Nely García | 17/05/2013 9:29:34
El ser humano es hombre y mujer, sexo masculino y femenino.
Pero no solo en la raza humana de diferencia la especie en machos y hembras.
Esa particularidad se da en multitud de especies, un truco de la naturaleza, que asegura la reproducción y la mejora genética de los individuos.
Y para que funcione de pleno la atracción entre los sexos distintos, están las diferencias tan notables que hay entre hombres y mujeres.
En la prehistoria era un complemento, la fuerza saludable y la capacidad reproductora, que al juntarse reforzaba el grupo social.
En la actualidad, con la autonomía individual de cada cual, esas diferencias dan lugar a pugnas, descréditos e injusticias.
Una mejora social sin duda por parte de las instituciones, tanto sociales como religiosas.
No discriminando a nadie por su condición de ser hombre o mujer.
El vernos todo el mundo iguales ante las leyes y los derechos, desde la diferencia de los sexos y la necesidad de la reproducción.
Necesitados solo por el afecto de vivir juntos hombres y mujeres.
Pero sin supeditaciones por razón del sexo de cada cual.
Y menos en el desempeño de la responsabilidad social en cualquier entidad y en todos los niveles.
Según la capacidad de cada cual.
Publicado por: Carmen | 17/05/2013 9:16:33
En otro tono bien distinto, "The Rocky Horror Picture Show", también se toca este aspecto
Publicado por: Cocinar con-Ciencia | 17/05/2013 8:43:39