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Mujeres

Por MÓNICA ROA

Carolina Sabino
Carolina Sabino, en una imagen de su página de Facebook

El caso de la imputación por el delito de aborto a la actriz Carolina Sabino en Colombia -anunciada por la fiscalía a raíz de unas escuchas telefónicas, y de la que después se retractó- ilustra una de las facetas características del problema del aborto en América Latina en este momento: la falta de información acerca de los casos en los que las mujeres pueden abortar de manera legal.

Cuando logramos el reconocimiento del derecho al aborto en ciertos supuestos en Colombia en mayo del 2006, muchos de los países vecinos no entendían qué celebrábamos. En esa época, el debate regional estaba planteado en términos de todo o nada, a favor o en contra, sin matices. Con la claridad de que queríamos intentar no desgastarnos convenciendo a los convencidos, ni intentando convencer a los convencidos de lo contrario, diseñamos una estrategia que buscara avanzar en los casos donde podíamos generar acuerdo social.

Enmarcamos el tema como un problema de derechos fundamentales mínimos que debían garantizarse por parte de la Corte Constitucional, después de que por más de 30 años ninguno de los ocho proyectos de ley que se presentaron sobre el derecho al aborto logró tener un primer debate legislativo serio. En esta ocasión la Corte nos dio la razón y reconoció que las mujeres y niñas colombianas tienen derecho a optar por la interrupción del embarazo cuando esté en riesgo su vida o su salud –física o mental- en casos de violación, o cuando se ha diagnosticado una malformación incompatible con la vida. Es decir, un marco muy parecido al que adoptó España en 1985.

Las activistas de países vecinos respondían: ¡pero si nosotras ya tenemos esos supuestos reconocidos desde hace años! Y en efecto, era cierto. La gran mayoría de países latinoamericanos cuentan con algunas de estas excepciones; pero nadie lo sabía ni le importaba. Así es que en ese momento empezó un cambio en la manera de trabajar en pro del aborto en la región. Mientras de un lado siguen los debates para lograr que el aborto sea legal por la simple solicitud de la mujer durante las primeras etapas de la gestación, de otro hemos empezado a exigir que en los casos que ya están reconocidos por la ley, las mujeres puedan acceder a los servicios de aborto a los que tienen derecho.

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Anacleto, agente nada secreto... del patriarcado

Por: | 09 de septiembre de 2015

  Anacleto

“El relato audiovisual sigue instalado en un androcentrismo espantoso y rancio. Sigue afirmando que el varón es el verdadero y genuino sujeto, el que merece el protagonismo de las historias socialmente compartidas, el único digno de representar a la humanidad, el eje central, el que se mueve, el que avanza, el que sabe y afirma, el que encarna el sentido”,

Pilar Aguilar, 'La ficción audiovisual como instrumento de educación sentimental en la Modernidad', en Almudena Hernando (ed.), 'Mujeres, hombres, poder. Subjetividades en conflicto'. Traficantes de Sueños, Madrid, 2015,  p. 37.

Una de las representaciones clásicas de la masculinidad hegemónica ha sido la del superhéroe. La historia del cine está repleta de protagonistas masculinos heroicos, nacidos y educados para la acción y el ejercicio del poder y de la violencia, encargados de salvar al mundo y, por supuesto, a las mujeres que siempre han sido en estas tramas personajes subalternos. Los discursos audiovisuales se han encargado y se encargan de reiterar ese modelo y de generar un discurso androcéntrico que tanto contribuye a perpetuar el sistema sexo/género y los valores a él asociados. Desde este punto de vista, podríamos pensar que las representaciones de estos personajes masculinos por buena parte de los autores españoles de cómic, de esos tebeos con los que tantas generaciones hemos crecido, son en buena medida una parodia de los superhéroes creados por otras culturas, fundamentalmente por la norteamericana, aunque también acaban siéndolo de una virilidad que algunos entendemos ridícula.

Una de las posibles lecturas de la recientemente estrenada Anacleto, agente secreto, la más que digna adaptación del clásico tebeo español realizada por el dinámico y efectista Javier Ruiz Caldera, es precisamente la derivada de una lectura de género y, más en concreto, del análisis desde una perspectiva de la construcción de las masculinidades. Como buena película del género -aunque casi me atrevería a decir que como casi toda película, sea cual sea su género-, el protagonismo absoluto es de los hombres.

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Libros

EL POSMACHO DESCONCERTADO

EL POSMACHO DESCONCERTADO

Ricardo de Querol

“Como quien dice, acabamos de salir de la cueva. No se borran de un plumazo milenios de reparto rígido de papeles, de trogloditas que salían de caza mientras ellas recolectaban y cuidaban de niños y ancianos, de bravos guerreros y abnegadas esposas, de amas de casa confinadas al hogar y hombres que acaparan toda la vida pública, de burkas de todo tipo, de dotes, de pruebas del pañuelo”. Las reflexiones del autor sobre la relación entre los sexos en el siglo XXI publicadas en el blog Mujeres, recopiladas en un libro electrónico. Puedes comprarlo en Amazon y en Google

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