Es la hora de cenar. El encuentro se produce en el Hotel Wellington de Madrid. Como si de una cita a ciegas se tratara, cada mujer va descubriendo a su pareja. No siempre masculina. La mayoría no se conocen, aunque se hayan escrito virtualmente alguna vez. Van a confraternizar antes de desnudarse por dentro, que es lo que se espera de ellos en los próximos cinco meses.Arranca la noche de los mentores, la segunda parte del Proyecto Promociona, en la que cada ejecutiva con aspiración de ascender en su organización será apoyada por un directivo consagrado en cada una de sus decisiones o indecisiones profesionales.
Las 76 participantes de la edición de este año del programa impulsado por el Ministerio de Sanidad, organizado por la patronal CEOE y financiado con fondos noruegos, han terminado su formación teórica en liderazgo empresarial en la escuela de negocios ESADE, donde han intimado tanto que se han convertido en un grupo de compañeras probablemente de por vida. Y han desarrollado una red de networking, una práctica en la que suelen fallar las mujeres, que les servirá a lo largo de su carrera laboral.
Ahora llega el momento final del proyecto y, seguramente, el fundamental para que estas profesionales despeguen hacia la alta dirección gracias a los consejos de sus “maestros”, directivos en activo, que participan en Promociona igual que lo hacen las ejecutivas “talentosas” de las compañías que representan, voluntariamente.
En mesas de 10, cada oveja con su pareja. Es Teresa Busto, vicepresidenta de Airbus y directora de la fábrica de Illescas (Guadalajara), quien rompe el hielo apuntando que el problema que provoca que las mujeres no ocupen el lugar que les corresponde en la dirección de las empresas es su falta de visibilidad y que hay pocos jefes que las impulsan a hacerse visibles. “Perdemos talento por esta invisibilidad”, asegura. Busto sostiene que lo normal es que las mujeres esperen que su buena labor sea reconocida por sus superiores sin mediar palabra, por méritos propios. Pero la realidad no funciona así. “Si quieres un puesto, un ascenso, debes ir a por él. Postularte ante los jefes. Decir lo buena que eres…”, afirma.
Juana Manso y Cristina Pérez Jiliarte, dos de las participantes en la tercera edición de Promociona, la escuchan y se sienten en parte responsables del infranqueable techo de cristal, de ser menos echadas para adelante que los hombres…
Por eso Cristina, jefa de desarrollo de servicio a clientes de CLH, dice: “Quiero exprimir a mi mentora” (Teresa Burgos) y Juana, directora de unidad de negocio de Navidul cuyo “maestro” es el presidente de Correos, Javier Cuesta, espeta: “Quiero que me cuente cuáles son los pasos a dar para ascender, que me ayude a buscar mis KPI [indicadores de rendimiento] de éxito y a cubrir mis carencias”. Y, aunque Cuesta mantiene que no pretende enseñar nada a su mentee, “solo relatarle mi experiencia”, lo cierto es que las anteriores participantes en el Proyecto Promociona han encontrado en el mentoring una de las piezas fundamentales para diseñar su futuro profesional de este proyecto para fortalecer las competencias y el liderazgo femenino. Así lo reconoce Magda Malé, integrante de la primera edición del programa que, desde hace tres meses es directora de gestión del cambio en Coca-Cola Iberian Partners, “el coaching y el mentoring me sirvieron para enfocar el cambio de orientación profesional que quería dar. Este asesoramiento fue fundamental para mí y me impulsó a ponerle un timing [plazos] a mis decisiones profesionales. Hay un antes y un después de Promociona en mi carrera”.
Marta González de Suso ha vivido una situación similar. Como Magda, es una de las mujeres del proyecto que ha ascendido tras realizarlo, pero en este caso ha sido en la misma empresa: General Electric. Es global product manager de GE Healthcare-Life Sciences desde el pasado mes de julio. “Quería cambiar de posición dentro de mi empresa. Dar un salto internacional. Y el programa me dio las pautas sobre cómo plantear mi siguiente fase profesional, cómo hablar con mis jefes o cómo buscar quién me podía apoyar en el cambio”. Marta es tajante: “Promociona me empujó a tener valentía. A tomar la decisión y a estructurarla para que las cosas saliesen bien”.
Por eso no es de extrañar que Teresa Busto tenga claro su papel como mentora: “Quisiera desarrollar la seguridad de las mujeres en sí mismas. Es lo que nos falla”. Acto seguido su pupila dice: “Uno de los objetivos que tengo es prepararme para estar mejor posicionada de cara a futuras oportunidades laborales”. “¿Le has comentado a tu jefe que buscas estas oportunidades?”, pregunta la vicepresidenta de Airbus. “No”, responde Cristina. “Pues eso es lo primero que vamos a trabajar. Cómo decírselo”, zanja Bustos.
Juana ya ha sacado conclusiones tras la cena de mentores de Promociona. “Me ha hecho reflexionar sobre esto de actuar como demandante. Porque lo que crees que es normal, el reconocimiento, no lo es tanto”.
Y aunque, según el presidente de Correos, dentro de 20 años el 50% de los puestos directivos estarán cubiertos por mujeres, incluso en el área industrial donde la presencia femenina es más exigua, ¿debemos esperar tanto tiempo o luchar por lo que es nuestro?
EL EJEMPLO NORUEGO
Por Promociona han pasado más de 175 personas de un centenar de empresas diferentes en sus tres ediciones, asegura Ana Plaza, secretaria general de CEOE, quien considera que sin la aportación de los fondos noruegos no habría sido posible poner en marcha el programa que hasta ahora ha servido para que el 20% de las participantes sean promovidas.
El Gobierno del país nórdico financia el proyecto en calidad de miembro del Espacio Económico Europeo, contribuyendo a la cohesión europea con ayudas directas a distintos países, uno de ellos España, en materia de conciliación, igualdad y para evitar la violencia de género, indica Johan Christopher Vibe, embajador de Noruega en Madrid. El Estado nórdico aportará a esta causa 10 millones de euros en los próximos cinco años.
Noruega ha avanzado más que España en materia de igualdad en los órganos rectores de las empresas. Desde que en 2003 aprobase una ley que fijaba una cuota de participación del 40% de cada género en los consejos de administración, las administradoras superan ese porcentaje (el 40,7% en 2014) aún sin haber utilizado el régimen sancionador de la norma, que llegaba incluso hasta la disolución de la empresa, explica Vibe. De hecho, el país es pionero y líder europeo en esta cuestión. Y, según su embajador, las mujeres han contribuido a profesionalizar los órganos de decisión empresariales de su país, donde hay estudios que demuestran que han ayudado también a la mejora de los resultados empresariales.
Pese a estos avances, Vibe reconoce que la igualdad sigue sin conseguirse en las posiciones ejecutivas de las empresas de su país, la presencia femenina en la dirección apenas llega al 10%. “Ahí los resultados no son tan buenos”, admite, aun a sabiendas de que los sucesivos gobiernos han trabajado mucho en materia de flexibilidad y corresponsabilidad familiar. Con guarderías subvencionadas al 100%, horarios de salida del trabajo para que los padres puedan recoger a los niños en el colegio y bajas maternales de casi un año y paternales de cuatro meses.
Los estudios indican que el equilibrio no se consigue no porque los noruegos sean machistas sino porque las mujeres son menos ambiciosas a la hora de lograr puestos ejecutivos, explica Vibe. No obstante, Noruega continúa trabajando para que las mujeres desempeñen cargos de dirección en las empresas. Y para eso tiene en marcha un programa de formación y empoderamiento semejante a Promociona: Female Future. “España y Noruega son los dos únicos países europeos donde la patronal empresarial impulsa estos programas”, concluye el embajador.
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