Un fotograma de La belle saison, de Catherine Corsini.
La belle saison, tan estúpidamente estrenada en España como Un amor de verano, es una de esas películas que de vez en cuando nos sorprenden en un mundo, el cinematográfico, tan absolutamente dominado por los creadores masculinos y por una mirada por lo tanto androcéntrica. Más allá de sus méritos estrictamente artísticos, que por supuesto también los tiene, la película de Catherine Corsini merece verse y disfrutarse por todo lo que cuenta y por cómo lo cuenta. La historia de amor de dos mujeres, Delphine (Izla Higelin) y Carole (Cécile de France), en la Francia de los primeros 70 del pasado siglo, sirve a las creadoras de la película para recordarnos las luchas feministas de un momento histórico en el que tantos cimientos se tambalearon, incluidos también los del patriarcado, y que sin embargo siguen siendo contados desde una mirada parcial, es decir, desde los ojos dominantes del sujeto de sexo varón que es el que mayoritariamente decide qué y cómo merece contarse.