30 junio, 2008 - 14:33 - EL PAÍS
En la larga lista de
filias sexuales no he encontrado el término que define “la excitación por
ver a la suegra de uno haciendo sus necesidades fisiológicas”. Seguro que es
minoritaria, pero ya conocemos al primer miembro del club. Se trata de un
ciudadano de Corbera de Llobregat (Barcelona), que escondió una cámara de vídeo
en una caja de cartón en la ducha, enfocada al inodoro, con la pérfida intención
de grabar a su suegra en el acto de deposición. “Yo no quería grabar, tan sólo
hacer pruebas”, se ha defendido el hombre. Pero el juez –inclemente- le ha
condenado a un año y tres meses de cárcel y una multa de 2.700 euros.
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