Para los que no se creían que el bueno Noppakhao pintaba sus lienzos, nos hemos topado con el vídeo que acredita que sí, que el animal tiene su arte.

Visto aquí.

El pasado 13 de julio apareció en la playa de Montauk, en el estado de Nueva York, el cadáver de una extraña criatura. Varios grupos de veraneantes tomaron fotos de la misma, por lo que no hay duda de que el bicho es real…pero ¿qué es? Se ha especulado con que sea un perro de aspecto diabólico, aunque el pico lo desmiente, o bien el aborto de una ballena, o incluso un experimento genético que haya llegado a mal puerto (o a la mala playa). Por supuesto, no falta quien afirma que se trata de una criatura del averno. Según Ryan O’Shea, uno de los bañistas que se topó con el cadáver, “no se parecía a nada que haya visto en mi vida. Parece que murió enojado”.

La conspiración es como una llama eterna que viniera prendiendo desde que la noche de los tiempos y que Internet hubiera avivado como un bidón de gasolina. Si los conspiranoicos andaban antes dispersos por el mundo, cada cual con su obsesión particular, ahora disponen de una plataforma donde poner en común sus obsesiones, buscar fallos a la versión oficial y, en definitiva, confirmar que no están solos y, por tanto, la razón está de su parte. A continuación, algunas de las teorías de la conspiración más absurdas de todos los tiempos, por gentileza de Oddee.

Un elefante que se hace llamar Noppakhao se ha hecho un autorretraro en la provincia de Ayutthaya, en Tailandia. El teletipo de Reuters dice que está pintando a otro elefante, pero salta a la vista que no: que es él mismo.

Noticia original.

Manu es un joven como tantos otros. Un tío del montón, como él se define. Su novia siempre quería que mejorase y evolucionase a un tipo de hombre superior, cachitas, bronceado, con su torsito depilado y la banda del calzón por fuera....Pero Manu no fue capaz.

Un día su novia se cansó y se fue con un tipo más cachas y dorado que él. Ahora Manu pide dinero por Internet para hacerse “puto” (que dice él) y vengar consigo mismo esta afrenta. Lleva recaudados 4 euros.

De los directores de “Papá, he visto al hijo de Dios en un cheeto”; y de los productores de “Milagro al abrir un tercio”, tengo el mal gusto de presentar la nueva obra cumbre de la pareidolia escatológica: “¿Es Jesús ese que me mira desde el trono?”. Sí, guarrería supina y religión en un solo concepto, la piedra angular de todo fake divertido que se precie. Quedan avisados si se atreven a ver el vídeo; es NSFW (Necesito Sal de Frutas, Wendolin) y salen escenas que harían saltarse el Naturhouse a las chicas de 2girls1cup. ¡Pero es telúricamente diabólico!

 

Bueno mejor, gato por tigre, pues el objetivo del proyecto “Werbung Gegen Realität” (algo así como “Publicidad Contra Realidad”) es desenmascarar a todas esas marcas de comida que falsean la foto del envoltorio para que parezca lo que luego realmente no es.

Desgraciadamente se sigue cumpliendo eso de “lo que comes no tiene nada que ver con la fotografía”, tanto en comida basura como en alimentos preparados. Sin embargo, hay algunos casos en que a los consumidores nos toman realmente por tontos. Es el momento de levantar nuestro puño lleno de grasa.

La malagueña familia Sisí anda angustiada. A María Mercedes le ha salido un orbe fantasmal en la camocha mientras disfrutaba de la boda de Pili y Pepo en Madrid. Lo más escépticos dicen que son reflejos de la cámara digital, pero María Mercedes sostiene que es su tío Quinín, que murió joven y dejó un bonito cadáver, por lo que se presenta en toda celebración familiar que se precie.

También se dice que la cara no le mira a ella sino a su collar que compró en la India. El último que ha dado su opinión es un tejano que quiere comprarle el orbe fantasmal para encontrar petróleo con él. A estos malagueños les gusta mucho el rebujito.

Los calamares gigantes son como los ovnis del mar; se saben que están ahí, en las profundidades abisales, pero apenas se dejan grabar en su hábitat. Y es que hasta 2005 no se obtuvieron las primeras fotos de un calamar gigante vivo. Normalmente estas especies llegan muertas a las playas o son capturadas sin vida, como ocurrió con este calamar colosal de casi media tonelada que se pescó en Nueva Zelanda, el más grande que se conoce.

Pequeñito parece con el máximo de 20 metros que se especula que pueden alcanzar ejemplares adultos como el que denota una fotografía captada por el satélite. ¿Fake? ¿Realidad? Ustedes deciden.

Después de 36 años de infructuosa búsqueda con las tecnologías más avanzadas, Robert Rines, incansable buscador del monstruo del Lago Ness, ha anunciado que desiste en su búsqueda: “Me estoy haciendo viejo”, ha confesado Rines, un veterano de la II Guerra Mundial que ha dedicado más de la mitad de su vida a la búsqueda del presunto superviviente de cuando los dinosaurios dominaban la tierra. Rines achaca al cambio climático –cómo no- la desaparición de Nessie. Otras razones aducidas para su reciente timidez (los avistamientos se han reducido a un 10% en la última década) han sido la polución de las aguas o el vuelo rasante de los aviones del ejército.