Vaya por delante que igual soy yo el que tiene un problema. Lo he intentado, de verdad. Pero lo último de Ariel Pink con su banda, Haunted Graffiti, sigue sin convencerme lo más mínimo. Por muchos elogios que reciba por parte de la prensa especializada, Before today, se me antoja un muestrario de tics bastante rancios, con un pie puesto en el AOR y mucho guiño fácil de cara a la galería.
Tras varias escuchas queda claro que todavía le quedan –algunas– buenas ideas melódicas, pero definitivamente ha perdido el toque. Es como si se hubiese dejado por el camino la magia desconcertante de sus excéntricas grabaciones caseras para Paw Tracks (hogar de sus benefactores Animal Collective). Lo que antes era excitante, especial y alucinado, se torna un ejercicio de nostalgia mal entendida, a medio camino entre el glam rock de garrafón y la gazmoñería disco de la Costa Oeste. O peor aún, en una imitación desangelada del mersey beat o new wave de rebajas. Pero para no calentar los ánimos al respecto, mejor vayamos por partes…
Producido a medias por el propio Ariel y Sunny Levine (nieto de Quincy Jones), el álbum ha sido grabado en los míticos estudios House of Blues, propiedad del mismísimo Tito Jackson. Puede que esto parezca un mero dato promocional o anecdótico, pero da muchas pistas sobre el rumbo que han tomado las nuevas canciones. Adiós pues a Joe Meek y R. Stevie Moore, figuras reivindicadas por Ariel durante su pasado reciente en los cauces del lo-fi. Y con ello, adiós también a las sorpresas. El resultado es un viraje hacia sonoridades más domesticadas e inofensivas que, si bien denota un meritorio intento por reinvención por su parte, anuncia un margen bastante menor para la experimentación pop y el vanguardismo marciano que caracterizaba su música.
Pero, ojo; con esto tampoco me gustaría que se me malinterprete. No creo que dar el salto a una gran compañía como lo es 4AD sea algo ni mucho menos negativo. Ariel, como tantos otros, está en todo su derecho a madurar como el artista ambicioso que indudablemente es. No se trata de negarle el pan y la sal por intentar consolidar una trayectoria tan prolífica como prometedora. Escuchen de nuevo, por ejemplo, los seminales Worn Copy (2005) y House Arrest (2006) o síganle la pista al premonitorio Scared Famous (2007) y verán a lo que me refiero.
No es que se haya vendido al mainstream, no. A día de hoy eso sigue siendo impensable… o no tanto. A bote pronto y forzando un paralelismo dentro del panorama actual, soy de la opinión de que los mismos MGMT han sabido jugar mejor sus bazas. Afrontémoslo desde ya: sin comulgar con los firmantes de “Time to pretend”, su reciente Congratulations me ha convencido bastante más. Pero, claro, puede que la labor de Sonic Boom a los mandos pueda tener mucho que ver con eso.
En todo caso centrémonos en el disco, que es de lo que se trata. Un servidor no le ve la gracia ni a "Fright Night (Evermore)" ni a "Can't Hear My Eyes", lastradas ambas por la influencia del Michael Jackson de los años ochenta. Y aunque conserve intacta la gracia a la la hora de bautizar algunas de sus nuevas canciones, tampoco me agradan sus hits potenciales ("Beverly Kills") o fallidos ("Little Wig"). Pero lo que menos gracia me hace son la sonrojante "Hot Body Rub" o la irritante cita grunge a Soundgarden en clave sixties ("Butt-house Blondies"), que me parecen razones más que suficientes como para salir corriendo. Atina, eso sí, en un par de piezas bastante inspiradas: "Bright Lit Blue Skies" (una respetuosa versión del clásico de Rockin' Ramrods, dicho sea de paso) y "Round And Round", una romántica balada que clama a gritos por una remezcla de corte space disco.
No sé, pero por más vueltas que le doy no entiendo qué han visto exactamente crítica y público en este disco. Pero lo mismo, repito, el problema es mío.
Hay 1 Comentarios
Yo ya lo dije: M80 raaaadiiiiiioooooo~~~
Publicado por: L | 14/07/2010 12:23:49