Hace poco, esperando entre la gente el principio de algún concierto, escuché hablar sobre M. Ward. Un amigo se lo recomendaba apasionadamente a otro cuando un tercero irrumpió diciendo algo así como “¿M. Ward? No está mal, pero no deja de ser otro cantautor folk, como tantos otros que han salido con la moda del americana”. El que escribe esto se quedó atónito ante semejante afirmación, puesto que, independientemente del gusto de cada uno, si hay algo que M. Ward no puede ser considerado, es “uno más”.
Ward es un cantautor folk, sí, pero dejarlo ahí sería como decir que los Beatles son otra banda de pop, o que The Wire es otra serie de policias y ladrones. Antes de que nadie se me eche al cuello por invocar a los sacrosantos liverpoolianos o a la odisea de Omar Little, aclaro que no estoy haciendo una comparación. Me refiero a que el universo de M. Ward es terriblemente rico y variado, algo que queda patente ante la escucha de sus siete álbumes en solitario, los dos volúmenes de She & Him o su participación en los Monsters Of Folk, entre otras muchas colaboraciones. Es versátil y original –algo que no pueden decir muchos– en una era de clones, de plagios disfrazados de homenajes y de bandas de moda que lo único que hacen es fusilar a unos y a otros.
Esa versatilidad se puede ver en directo en la gira que Ward está haciendo por España junto a su amigo Howe Gelb. Una gira que llega esta noche a Madrid con un rotundo sold out y que concluye mañana en Bilbao en un concierto que abrirá el ciclo BBK Live Bereziak, antesala del macro festival veraniego de mismo nombre.
Volviendo a lo de antes, M. Ward no sólo es un cantautor folk. En sus canciones hay pop británico y americano, hay rock, country, blues, psicodelia y decenas de influencias y sonoridades más. Para ello tiene unas cuantas cosas a su favor, ya que es un guitarrista excepcional y un multiinstrumentista competente. Por poder, podría grabarse un disco él solito, como demuestra en algunos temas de “Duet For Guitars #2”, “End Of Amnesia” o “The Transfiguration Of Vincent” tres discos fantásticos en los que, gran parte de lo grabado, se lo guisa y se lo come él mismo.
Como cantante juega una carta muy hábil; sin estar particularmente dotado en ese terreno, ha conseguido desarrollar un estilo susurrante y etéreo (que no flojo o anémico) que le hace reconocible al instante y que adapta perfectamente a sus composiciones, las cuales también se benefician de sus sofisticadas armonías vocales. Pero, en la música de Ward, su papel como compositor, cantante y guitarrista son piezas de un todo mayor: el Ward productor.
El norteamericano tiene una visión global cuando escribe un tema, y le da tanta importancia a la estructura y melodía como a la forma de interpretarla y la sonoridad general de la grabación. Sus discos son un dechado de saltos temporales, pasando de un tema que suena completamente contemporáneo a otro que podría estar grabado hace setenta años, sin perder la coherencia en el camino. Ese es uno de los principales aspectos de la diferenciación que hay que hacer entre Ward y el grueso de artistas de su generación. Donde otros suenan a esto o a lo otro, a revival o a modernidad, la música de Ward parece detenida en el tiempo, como si un songwriter de hace sesenta años hubiese viajado al futuro, o como si un músico del siglo XXI se plantase en un polvoriento estudio de los años 50.
Después de una trayectoria ejemplar en las trincheras de la edición independiente, Ward firmó con Merge Records y empezó a ser más conocido. Montó el dúo She & Him con la actriz Zooey Deschanel, ocupándose de la producción y de la mayor parte de la instrumentación de su más que recomendable "Volume One". Deschanel resultó ser una cantante con cierto encanto, y ese primer álbum se convirtió en una especie de anexo a la discografía de Ward, ya que suena más a Him que a She, a pesar de que Deschanel firme las canciones.
Esta colaboración les convirtió en una especie de icono indie, algo que, tal vez, podría haber sido perjudicial para su segundo disco, ya que "Volume Two" es un álbum de estética intencionada y poco natural, decepcionante a pesar de sus innegables virtudes. Da la sensación de que Ward cedió ante las circunstancias, facturando una producción más maniquea e impersonal, aunque la popularidad de Deschanel y la efusividad del colectivo gafapasta hizo que funcionase mucho mejor que "Volume One".
Aún así, entre ambos discos Ward publicó "Hold Time", una pequeña obra maestra en la que el cantautor practica varios géneros y que le confirmó como uno de los grandes de su generación. Todo lo que habían sido destellos de genialidad hasta entonces desmbocaron en un mosaico de sonidos, influencias y canciones brillantes. Un álbum intachable que destacó entre los mejores de 2009 y que puso el listón bien alto para las siguientes referencias de Ward.
A falta de nuevo disco desde entonces, Ward sigue presentando "Hold Time" en directo, y en esta gira lo hace completamente en solitario. Aunque, con Howe Gelb como compañero de cartel, cualquier cosa puede pasar. Y pasará, seguro.
Hay 3 Comentarios
Fue simplemente genial
Publicado por: Eels | 24/05/2011 11:46:17
Lo vi aqui la semana pasada, y simplemente, genial. Hace lo que quiere con la guitarra, y su voz, no es nada espectacular, pero tiene algo, no se lo que... un genio, vamos.
Publicado por: iaGo | 24/05/2011 11:17:13
M. Ward y Howe Gelb! Can't wait!!!!
Tuve la suerte de ver a M. Ward en Londres hace un par de años y fue sencillamente increíble. No me lo pierdo ni loca.
Publicado por: Harper | 23/05/2011 21:26:38