Desmontando a John Maus

Por: | 11 de julio de 2011

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Hace un par de semanas se publicaba uno de esos discos que altera la rutina del que escribe de música. “We Must Become The Pitiless Censors Of Ourselves” (Upset! The Rhythm) llegaba a su destino tras una larga travesía de dos años, tiempo que le ha llevado a John Maus (Austin, Minnesota, 1980) imaginar, componer y diseñar uno de los discos más modernos de lo que va de año. ¿Moderno? Para evitar malos gestos, intentaré explicar lo que entiendo por ello: más que ser original a cualquier precio, aportar algo novedoso ofreciendo una síntesis del momento actual con la suficiente claridad para servir de referencia futura. Es obvio que otros manejarán otros conceptos –quizás más llamativos- de lo moderno, pero bajo esta idea no cabe duda que este profesor de filosofía instalado en Hawai ha sabido colocarse en la pole del pop más inquieto. Sometida su figura a una relajada autopsia, he aquí el despiece obtenido.


La retromanía no implica nostalgia
O lo que es lo mismo, mirar descaradamente hacia el pasado no nos hace necesariamente culpables de fomentar el revival. Si en las canciones de su tercer y último disco John Maus expolia el legado del tecno-pop fabricado en los ochenta y los sintetizadores de la década anterior, no lo hace con intención de recordar lo vivido. Aprovecha la claridad de aquellas inolvidables melodías para dar solidez a unas canciones distintas, que en sus manos se vuelven excesivas y a veces hasta grotescas. Algo así pasaba con Suicide y el rock’n’roll. Tiene talento: las maquilla en exceso con productos baratos y el resultado sorprende por su belleza.


 

Imaginación vs. realidad
La música de Maus es una fantasía hecha con mimbres reales. Lo apocalíptico se manifiesta en toda su extravagancia, mientras lo mundano se gusta tal como es. No hay lugar para las medias tintas. Me sumo a los que ven en “Do Your Best” (casi cien mil reproducciones en myspace) la irreparable soledad del mítico “Closer” (Joy Division). Tras el vacío dejado por esta mini-sinfonía urbana, llegaba el frívolo manifiesto de “Rights For Gays”. Pero ambos extremos no desentonaban en aquel segundo disco, “Love Is Real” (Upset! The Rhythm, 2007). Porque las canciones de John Maus no están unidas por un estilo, sino por su tremenda capacidad de síntesis. Más que himnos, son eslóganes. “Rights For Gays” lo era. “Believer” lo es.


 

Una exageración nada exagerada
La voz de Maus –amplificada por ecos y reverberaciones- inyecta una turbia intensidad a la suavidad del pop. Marca territorio aportando una exageración emocional que, más que falsa, suena intencionada. Aprovecha los sintetizadores de Giorgio Moroder, e incluso la espiritualidad de la música barroca, para proyectar un efecto tremebundo. En canciones como "Believer" consigue una ilusión de falsa religiosidad. Porque aquí no se venden dogmas de fe, sino todo lo contrario: se regala el cuestionamiento como actitud ante el arte. Igual por eso no le gustan que le llamen músico, como también le ocurre a su compañero de la época colegial Ariel Pink. Pero mientras el autor del sorprendente “Before Today” (que el año pasado llegó a entrar en la lista de ventas estadounidense) en directo lleva la exageración al chiste, Maus la convierte en una épica sin efectos nocivos. La autenticidad se percibe como un residuo del Antiguo Régimen. Ahora se apuesta por una acertada representación.


 

El debate salvará al pop
O no. Pero al menos no nos aburriremos. “We Must Become The Pitiless Censors Of Ourselves” puede resultar antipático, pues no busca identificarse con el pop tal y como lo conocemos, lo que no deja de ser un impedimento para ampliar mercado. Considera las paradojas de la cultura popular como un valor añadido y no como una contradicción inaceptable. Misión audaz en el mundo del espectáculo, que le cuesta asimilar el debate sin considerarlo ataque. Aunque algunos agradecerán que este doctor en filosofía pierda parte de su tiempo libre en elaborar teorías sobre el punk antes de enrolarse en aburridas giras promocionales donde la sustancia suele brillar por su ausencia.

Hay 6 Comentarios

Esta bien,aunque me suena muy a 80´s.

Muy pero, que muy Joy Division. ¿Original? No se. ¿Cpmtracorriente? Seguro.

Escuchadas las muestras. ¿De verdad vuelve este género? ¿Esta antigualla es la renovación del pop?

John Maus no toca con una banda. Es un grandiosísimo "performer"-cantante al estilo de Molly Nilsson y Geneva Jacuzzi. No esperes una banda es sólo él y un reproductor de cd.

Discazo de arriba a abajo. Y "Believer", debería ser programada en cualquier local de bailoteo que se precie de saber de música. Belleza+épica= shake your body.

Pues me has convencido, estoy en USA de vacaciones y resulta que toca aqui mañana, no contaba con ir pero al ver la critica me ha saltado la curiosidad,

gracias y saludos

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Sobre el blog

Conciertos, festivales y discos. Auges y caídas. Y, con suerte, sexo, drogas y alguna televisión a través de la ventana de un hotel. Casi todo sobre el pop, el rock y sus aledaños, diseccionado por los especialistas de música de EL PAÍS.

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