Tigran tiene madera de superestrella, aunque eso sea bastante raro de ver en el mundo de la música improvisada. A su favor tiene un indiscutible talento, estética contemporánea, irreverencia juvenil y cierta flema europea de ascendencia folclórica. No es un superpianista vacuo y pirotécnico a la manera de Hiromi ni un pedante gélido de la escuela clásica europea, aunque presente rasgos de ambas tendencias. Su carrera aún está en ese punto en el que puede despegar y alcanzar la estratosfera o estrellarse y hundirse en unos pocos años, pero parece más seguro apostar por lo primero.
Tigran es Tigran Hamasyan, un joven pianista armenio que, con sólo 19 años, ganó la prestigiosa Thelonious Monk Piano Competition de 2006 (quedando por delante de Aaron Parks y Gerald Clayton, segundo y tercer puesto respectivamente) y obtuvo el segundo puesto en la Martial Solal Jazz Piano Competition de ese mismo año (un detalle: Hamasyan ya se había presentado a este concurso en 2002, con 15 años, quedando en tercer puesto, por detrás de Luis Perdomo y del ganador, Baptiste Trotignon).
Ahora, cinco años después de ser catapultado a la primera línea del jazz, Tigran Hamasyan se descuelga con un arriesgado álbum a piano solo, presidido por una portada más propia de un artista de rock y acortando su nombre a un escueto e inconfundible “Tigran”. Normal, porque no hay tantos.