El Marsalis "bueno"

Por: | 16 de septiembre de 2011

Branford-marsalis

El apellido Marsalis es casi una marca. A fuerza de premios, presencia en los medios y algunos talentos difíciles de cuestionar, los Marsalis se han convertido en buque insignia del jazz de las últimas décadas. Nunca han alcanzado la genialidad media de los Jones (Thad, Hank y Elvin), ni la homogeneidad y entendimiento de los Heath (Jimmy, Percy y Albert), pero han conseguido que su apellido le suene a mucha gente ajena a esta música, que ya es bastante más de lo que pueden decir el 99% de músicos de jazz.

Ellis Marsalis, excelente pianista e historia viva de Nueva Orleans, es el padre (y patriarca) del clan. Aunque hay más hermanos (Jason, baterista, y Delfeayo, trombonista y productor) son Wynton y Branford Marsalis quienes más atención y gloria han traído a la familia. Eternos niños prodigio, comenzaron jovencísimos al abrigo del gran Art Blakey, que les reclutó para sus Jazz Messengers a primeros de los 80, y continuaron su carrera juntos durante un breve espacio de tiempo, hasta que se separaron, no sin cierto punto de mal rollo.

A Wynton, aguerrido defensor de su propio concepto del jazz, le pareció fatal en su momento que Branford grabase y se fuese de gira con Sting (a partir de 1985), sometiéndose a las órdenes de un blanco y a los escenarios de la música comercial (aunque nunca se le subió a la cabeza el stardom). Más tarde cuestionaría también los escarceos de Branford con el hip-hop (en dos discos bajo el seudónimo de Buckshot LeFonque), mientras él mismo se erigía paladín y máximo representante del jazz tradicional, del jazz “de verdad”. Resulta irónico que, a día de hoy, Branford siga comprometido al máximo con el jazz y su propia identidad, mientras Wynton, el guardián de la música clásica afroamericana, encadena varios discos junto a Willie Nelson, Norah Jones o Eric Clapton en desvergonzada búsqueda de éxito comercial. Es difícil saber como se lo consiente a sí mismo, pero seguro que, en su cabeza, todo tiene sentido. 

 

Y es que Wynton es un tipo polémico, le gusta sentar cátedra y en más de una ocasión ha osado marcar algunas pautas para que un afroamericano sea un “buen afroamericano”. Enemigo acérrimo de raperos y músicos de free jazz, el aura mesiánica con la que se viste cada mañana puede hacer que Bono nos parezca Johnny Rotten. Siendo como es un trompetista técnicamente excepcional, los medios y la industria discográfica le han tenido durante las últimas décadas como al niño bonito del jazz, gracias a su innegable talento y a su capacidad para parecer musicalmente honesto en un mundo controlado por blancos adinerados. Qué mejor que un negro conservador que se sienta cómodo con el dinero y con la concepción de que el jazz es una música acotada, empezada y terminada en sus propias fronteras.

Mientras Wynton escalaba peldaños (en muchos sentidos), su hermano Branford tomó otro camino, más sencillo, tal vez: tocar jazz. Simple y llanamente. Sin definiciones de apoyo, dogmas musicales o juicios de valor, trabajando durante más de una década con su cuarteto estable, sin aspavientos ni proyectos faraónicos más allá de la propia superación como instrumentista y líder. Wynton se empeñó en reescribir la historia del jazz y del pueblo afroamericano, mediante largas (y generalmente infumables) suites y, entretanto, Branford pateó cientos de escenarios haciendo aullar a su saxo y vibrar a su público.

 

Por eso, entre otras cosas, Wynton produce cierta antipatía en un buen número de aficionados al jazz. Una antipatía que se ha ganado a golpe de prepotencia, conservadurismo rancio, declaraciones ridículas y desprecio por unas cuantas cosas (y personas) que, aunque le joda, pertenecen a su propia cultura. Branford, por el contrario, es considerado por muchos como “el Marsalis bueno”. Su visión del jazz es siempre más sólida y abierta, y parece estar en paz con el mundo y con la música que le rodea. Frente a la irregularidad de Wynton, que puede ir de un disco estupendo a un pestiño sin problema, la discografía de Branford es honesta y relativamente lineal, tanto en planteamientos como en resultados. Sin renunciar a ciertas pretensiones, Branford se mantiene en una zona estable de calidad; puede fallar, pero no suele meter la pata estrepitosamente.

Su último disco pone guinda a esa teoría mediante una serie de excelentes dúos junto a su pianista habitual, Joey Calderazzo. “Songs Of Mirth And Melancholy” es un título que, aunque algo pomposo, define perfectamente lo que encontramos en el disco, desde la alegría zigzagueante de 'One Way' a las pinceladas impresionistas, dignas de Debussy o Satie, en 'The Bard Lachrymose' o 'La Valse Kendall'. Marsalis y Calderazzo llevan tocando juntos casi quince años sin interrupción, suficiente motivo para sonar extremadamente empastados incluso en un formato tan arriesgado como el dúo. A pesar de la heterogeneidad del programa, ambos músicos son capaces de mostrarse frágiles en baladas como 'Hope' y 'Precious' y vertiginosos en la urgente 'Bri’s Dance', sin cojear en lo más importante: su propia personalidad.

 

Hay que tener las cosas muy claras para facturar un disco como "Songs Of Mirth And Melancholy" y no aburrir en el intento. Branford Marsalis, en cambio, lo hace holgadamente, casi sin esfuerzo. Para él es como recoger el compromiso con el jazz sembrado durante los últimos 30 años, algo de lo que el otro Marsalis ha alardeado bastante más. Pero la música no engaña y, mientras Wynton sigue enterrando sus pequeñas joyas entre colaboraciones oportunistas y monstruosidades serviles (como su "Vitoria Suite"), Branford, simplemente, toca jazz. Sólo hay que escuchar el último disco de cada uno de ellos para notar las diferencias entre lo rancio y acartonado y lo fresco y sincero.

Hay 24 Comentarios

ENTIENDO QUE EL MUCHACHITO QUE ESCRIBIÓ ESTA NOTA DIGA LO QUE DICE, Y COMO LO DICE. Y NO LO CULPO, SIMPLEMENTE SIENTO PENA POR EL. SI A CUALQUIERA DE NOSOTROS NOS PIDIERAN ,POR EJEMPLO, QUE HAGAMOS UN CRITICA DE LA NUEVA SEPA DE RUTINI, SERIAMOS PARA CUALQUIER nO SOLO YA PROFESIONAL CATADOR, SINO PARA ALGUN TOMADOR DE VINO CON CONOCIMIENTO, UN TREMENDO ASS- (JEJE)-ME REIR.

pues ya me gustaria a mi tocar como el Yavhe este http://www.youtube.com/watch?v=8xqElRMAzto

Me incorporo tarde al debate, demasiado tarde tal vez. Cachis!

Aún así, quisiera hacer mi modesta aportación. No estoy de acuerdo con algunos aspectos del artículo. Para mí Wynton Marsalis -no el músico, sino la figura pública- ha sido una influencia decisiva en mi interés por la música jazz sobre todo por su participación el documental 'Jazz' de Ken Burns. Puede que exagere algunas cosas o que no sea del todo honesto, pero cada vez que sale despierta mi interés por bucear en los orígenes del jazz. Solo por eso, ya lo tengo en consideración.

Con respecto al Wynton músico, debo reconocer que tampoco me entusiasma demasiado. Tuve la oportunidad de verle en Madrid este verano con su big band y 'ni fu ni fa'.

De su hermano Branford no he escuchado nada, así que prefiero no opinar.

Eso sí, después de leer el artículo, con las referencias incluídas (me he tomado mi tiempo), reconozco que, aún sin estar de acuerdo con la postura de Yahvé, es un maravilloso ejemplo de como argumentar una postura sin caer en el insulto fácil, el desprestigio o la desacreditación. Argumentos y respeto. Chapó en ese sentido...

Un saludo

Yahvé, una vez más, haciendo el ridículo desde su pseudo-intelectualismo. Si le oyéseis tocar la guitarra entenderíais su sordera.

Acabo de escuchar el disco de Wynton con Clapton ...!pura fiesta¡
Autentica terapia anticrisis

Si a usted, su último disco junto a Clapton le parece "...en desvergonzada búsqueda de éxito comercial" es que no ha entendido absolutamente nada. (lo de compararlo con Norah Jones ya es de traca).

Salu2.

Coincido con alguna apreciaciones, son bastante ciertas. Ahora, creo que Wynton no se merece semejante crítica, es verdad es algo "conservador" pero no por ello se lo debe descalificar. Wynton es un gran músico, con un gran valor para el género, sin desmerecer lo que Brandford pueda hacer.

Muy buenos los videos ,pienso que el escritor es un poco desconsiderado con Wynton...

En mi opinión, desde un punto de vista técnico, Wynton Marsalis quizás haya sido el mejor trompetista de todos los que yo haya oído. Pero para dejar auténtico poso en el oyente, para pasar a la historia del jazz, para conmover y emocionar... Para eso hay que ser un ARTISTA. Y un artista no se define por la técnica, se define por el genio, que es algo incuantificable. Eso es lo que separa a Wynton de alguien como Miles Davis. Mientras este me transporta a otra dimensión, Marsalis me deja frío.

De verdad que todas estas polémicas me agotan y no veo que aportan al fin último de todo esto: escuchar música que me guste, que la disfrute.
Llevo más de cuarenta años oyendo Jazz. En mis estanterías hay algo más de ochocientos albumes. Todavía conservo mis dos primeros 45 rpm, regalo de un amigo americano cuyo padre era oficial en la base de Torrejon: uno de Sidney Bechet y otro de un relativamente desconocido Kid Ory.
También confieso que pirateo de vez en cuando en Internet. Lo último que me he bajado es la integral de un jovencísimo Herbie Hancock para Blue Note. Ya se sabe lo imposible que es encontrar cosas así en el mercado patrio.
Pués bien, al final de todo esto, mis preferencias se reducen a dos: lo que me gusta y lo que no me gusta. Así de sencillo. Recuerdo que hace muchos años un amigo no dejaba de hablarme de un disco que al parecer provocaba el "nirvana" y el transporte al séptimo cielo de todo aquel que lo escuchaba; se trataba del Koln Concert de Keith Jarret, así que lo compré. Ni que decir tiene que fui incapaz de escucharlo entero.
Miles Davis tiene cosas infumables y el Kind of Blue necesito escucharlo casi cada semana. Tuve la suerte de verlo en una de sus últimas giras en el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid ¿Pudo ser en el 88-89? Y los Marsalis tambien anduvieron por aqui junto con el viejo Art Blakey. Y sí, tengo uno de los dos CDs de Buckshot LaFonque, el de 1994, que compré en una tienda de segunda mano. Mucha gente no entiende lo de las colaboraciones con el mundo del rap y el hip-hop; es sencillo. Los músicos de Jazz también pagan facturas todos los meses de la luz, el agua, el móvil y van de compras al super, y colaborar con esa gente de chandal de diseño, gorra "pa un lao" y cadenas de oro, representa vender unos cientos de miles de discos que de otra forma no conseguirían. No hay más que ver la MTV para entenderlo.
Asi que, amigos, no entréis en polémicas que al fin y al cabo no aportan gran cosa. Posts como este contribuyen a ampliar nuestra culturilla jazzera. Hoy me apetece algo de Hammond B2, así que voy a poner a Joey deFrancesco. Buen fín de semana.

Mi apoyo a Yahvé por poner sobre la mesa un tema que dé lugar a la discusión, ratificando la "existencia" de una cuestión ajena a la mayoría de temas que puedes leer en un periódico de masas. Fuera de eso, estarás de acuerdo o no, pero no estoy de acuerdo con "criticar al crítico" algo así como decir "odio odiar". Si entiendes la música como una actividad humana, uno de los artificios más maravillosos de nuestra especie, gózala o súfrela, y nada más, y hablemos de ella, cambiemos ideas sin crucificar a nadie, porque a la larga tendrás en tu mano derecha el martillo de clavar y en la izquierda estarás recibiendo el clavo.

Si uno de los mejores músicos de jazz, un gran estudioso de sus raíces, uno de sus mayores transmisores, uno de los mejores conocedores de dónde viene ésto, no puede teorizar sobre el jazz ¿quién puede hacerlo?. ¿Esos que no han bebido sus fuentes? ¿que ni siquiera podrían encontrar esas fuentes ni buscándolas con googleearth? ¿esos que sin saber decir "papá" y "mamá" quieren decir esternocleidomastoideo? Ocurre lo mismo que con el flamenco. Sin escuchar a Mairena, a La niña de los peines o a Caracol, usted podrá hacer música "aflamencada" pero no hará flamenco. Pues eso...miles habrán que hagan música "ajazzada" pero Wynton hace Jazz.

Totalmente de acuerdo (y eso no es muy frecuente :) ). Quizás Branford sea peor instrumentista que Wynton; es un saxofonista "del montón" (del montón de los buenos, sí, pero no es un genio - como Chris Potter -), mientras que Wynton es probablemente uno de los mejores trompetistas de jazz en cuanto a técnica y tal (que guste más o menos su estilo es distinto; yo prefiero a, pongamos, Tomasz Stanko, Enrico Rava o a Erik Truffaz aunque quizás sean trompetistas "menos dotados"). Si Wynton fuera menos cerrado de mente - por llamarlo de alguna manera -, quizás se habría ganado más simpatías y habría grabado discos más interesantes; si no pretendiera ir de adalid del jazz, repartiendo etiquetas con "esto es jazz", "esto no es jazz" o si no tuviera la inconsciencia de insultar a un titán como Keith Jarrett... pues quizás el público le querría un poco más. O quizás habría llegado más lejos, aunque también es verdad que esa posición conservadora fue la que le llevó a ser uno de los músicos más conocidos de aquellos Young Lions - que se dice resucitaron el jazz con mayúsculas; lo cual es un insulto para todo el jazz de otras corrientes y para el jazz europeo, siempre ignorado --, a tener mucho poder en EEUU y a dirigir el Lincoln Center (hay un libro llamado "Is jazz dead? Or has it moved to a new address", de Stuart Nicholson, que dedica un capítulo entero a Wynton, no ya como trompetista, sino como figura en la industria del jazz.)

En cuanto a Branford, la verdad es que me deja un poco fría. No dejo de ver que es bueno, que construye muy buenos solos y que se merece el estatus que tiene; pero no es de los que te hacen saltar de la silla emocionado para aplaudir.
No sabía que el megapurista del jazz hubiera empezado a - hablando llano - prostituirse. Me sorprende bastante; porque, aunque - en mi opinión -, sus principios fueran erróneos, respetaba el hecho de que tuviera principios.
Para mí, al menos, Wynton es magnífico como trompetista y un capullo engreído como músico.

Un saludo

Hombre, yo me dedico a la crítica musical; no intento sentar cátedra, sólo escucho, comparo, reescucho, contextualizo y escribo, lo que no quiere decir mi juicio sea definitivo ni, por supuesto, que coincida con el de todos los lectores.


Con respecto a Wynton como figura pública intento remitirme, en la medida de lo posible, a los hechos. Hay centenares de declaraciones suyas que no necesitan de mi pluma para descalificarse.
En cuanto al Wynton músico, en ningún momento he puesto en duda su talento como trompetista (no así su calidad como compositor). De hecho, "Black Codes (From The Underground" o "J Mood" me parecen discos superiores a cualquiera grabado por Branford, lo que no quita que la carrera de este último sea bastanta más regular.
Vamos, que se me puede citar a placer para descalificarme, pero hay algunos aspectos que eluden mucha discusión. Otra cosa es que cada uno guste de lo que guste, lo que es muy legítimo.
No esperaba, ni mucho menos, contentar a todos los aficionados con esta pequeña crónica.


La cuestión es que el último Branford es realmente interesante y por eso invito a los lectores a descubrirlo. Lo de Wynton con Eric Clapton disfrutará de mucha más promoción y, aunque ambos tienen discos que me fascinan, no creo que su colaboración haga favor a la discografía de ninguno de ellos.

El señor Yahvé, dios nos coja confesados, es un discipulo aventajado de la escuela Alaska Loquillo que se distingue por conseguir titulares y atención a partir de un trabajo de una calidad lamentable.
Algunos días pienso que deben de ser gente muy lista cuando, como decía Groucho, partiendo de la nada han conseguido llegar a las más altas cumbres de la miseria. Aunque la mayoría de los días pienso que son unos jetas a los que el circo les da de comer.
Ya tenemos al bueno y al malo, solo falta el feo, aunque conociendo los gustos del "autor" el feo debe de ser Esperanza Spalding...

Oh Yahvé. Has cometido el mismo defecto que criticas a Wynton Marsalis. Sientas cátedra, descalificas, eres polémico. Vamos, que te has ganado cierta antipatía en un buen número de lectores a golpe de prepotencia, declaraciones ridículas y desprecio por unas cuantas cosas. Tú también vas ir de un artículo estupendo a un pestiño sin problema.
En fín, todo lo contrario que Branford, el "buen" Marsalis.

Uno es conservador, rancio, acartonado, con discos de desigual calidad, oportunista, con "monstruosas" y "serviles colaboraciones"; el otro es sólido, honesto, comparable a Debussy o Satie...

No usarás la palabra "malo", pero está claro quién es para ti el malo.

Esto con el resto de los que opinan que te has pasado un poco. Wynton podrá caernos antipático, pero es un erudito del jazz y toca como un demonio. De mal músico no tiene nada. Y discos malos siempre hay en la discografía de los grandes. La pregunta es si son malos porque se arriesgaron y se les fue la mano, o porque se quedaron cortos, tan cortos que aburren...

Poner adjetivos es demasiado fácil. Darle contenido, ya no tanto. Para mi gusto, al artículo le falta contenido. (Que no es lo mismo que decir que es "malo", ¿no?)

La verdad es que en ningún momento hablo de una Marsalis "malo", sólo hay que leer el artículo. Ni siquiera contiene la palabra malo.


Sólo menciono algunas de las posibles causas por las que buena parte de los aficionados tienen a Branford como el Marsalis "bueno" y, para ello, es inevitable mencionar algunas de las particularidades y características del bueno de Wynton y su carrera musical.

Ya veo, Yahvé, que el nombre que llevas se te ha subido a la cabeza y te confiere autoridad divina para distinguir entre buenos y malos.

Menudo ajuste de cuentas. Te habrás quedado a gusto Yahvé. Enhorabueeena.

Winton me parece un gran pedagogo. Sus clases deben ser impagables pero es de conceptos demasiado clásicos. Me leí un libro que escribió llamado "Jazz" donde detalla su concepto del jazz; genial su comparación de la vida y el jazz pero, cuando sale a comentar otros estilos musicales, puede llegar a ser muy ofensivo.

Muy buen artículo. A mi Brandford siempre me ha parecido genial, fácil de escuchar para los oidos menos puristas. Supongo que hay gente como yo que agradece un jazz fresco y digerible, gente como Joshua Redman, Courtney Pine, James Carter o el propio Brandford Marsalis..

Pero qué tontería es esta??? El bueno ??? el malo??? pero esto que es, hombre....

Buenas,
A mñi la música de Wynton, sobre todo en las épocas de guardián de las esencias del jazz "de verdad" nunca me ha interesado demasiado y sólo hay que recordar el desprecio (con algo de celos) que sentía el maestro Miles Davis hacia ese pipiolo que osó decir que estaba acabado. Miles siempre estuvo abierto a cualquier concepción musical que le hiciera crecer, Wynton sólo es un músico dotado de una técnica prodigiosa. Eso hace de uno un artista?
Saludos
Totalmente de acuerdo con lo que expones sobre Branford.

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