Un reciente estudio confeccionado por alumnos de doctorado de la Universidad de Harvard concluye, tras haber seguido durante cuatro años a 200 estudiantes a través de su Facebook, que los fans de la música Indie son más propensos que cualquier otro grupo demográfico a dejar de ser seguidores de sus bandas favoritas una vez sus amigos se han afiliado a los mismos gustos. Kevin Lewis, investigador jefe del estudio, comentaba en una entrevista concedida a MSNBC que “en Facebook, entre estudiantes de este perfil, no existe la relación de igual a igual. En ningún caso se tiende a asimilar los mismos gustos que los colegas. No se trata de expresar tus preferencias, sino que se debe mostrar que eres único entre tus relaciones”. Según el estudio, esta forma de proceder solo se da entre el grupo de fans de la música independiente y puede ser trasladada a los gustos cinematográficos, pero no a los literarios. Por otra parte, los fans del jazz o del rock clásico quedan también excluidos de este patrón de comportamiento. En las conclusiones del estudio se invita a recalibrar el concepto de homogeneización y contagio como procesos genéricos de socialización. ¿Una estupidez? ¿Nada nuevo bajo el módem? Tal vez. Pero, bueno, cualquiera que haya visto ‘La red social’ ya sabe que en Harvard lo único que se hace es beber cerveza, puntuar fotos de tías y remar, remar y remar… Además, no nos engañemos, desde que en 1994 a alguien se le ocurrió decir que era fan de Pulp desde el principio, el proceso de individualización y ‘esnobización’ del Indie ha sido imparable. Todos somos únicos y especiales. Bienvenidos a al era del ‘pues a mí…’.
En 1991, Don DeLillo escribía: “El futuro pertenece a la muchedumbre”. Sabe mal, pero vamos a tener que llevarte la contraria, Don. Eso sí, genial 'Cosmópolis'.
En un ensayo publicado por la revista n+1, Richard Beck traza un tan interesante como cruel perfil de la web Pitchfork, su fundador y sus compadres. Además de recorrer la influencia que ha tenido el sitio en el desarrollo de las carreras de artistas como Arcade Fire, Animal Collective o M.I.A., Beck se detiene en los, a su parecer, devastadores efectos que el artefacto creado por Ryan Schreiber en la habitación de su casa en Minneápolis en 1995 ha tenido sobre la forma en que la facción supuestamente independiente del público consumidor de música. Además de, en cierto modo, responsabilizar a Pitchfork del ensimismamiento de la escena musical indie, de la falta de voluntad transgresora y de la falsa noción de progreso y originalidad que ha otorgado a sus protegidos, el escritor apunta varios elementos intrínsecos a la web y que se han convertido en formas universales de codificar la actual relación con el pop independiente. Es lo que hay. El día en que Pitchfork le puso un 10 al Kid A de Radiohead se convirtió en la voz de una generación. Por aquellas mismas fechas, Nick Hornby escribía una feroz crítica del disco y se confirmaba como el tipo cuyos gustos musicales se habían convertido en feliz anacronismo.
El aspecto distintivo de Pitchfork que mejor se adapta a esta narración es el hecho de que no haya creado ningún periodista estrella y que en ningún momento haya abierto comentarios en su web (lo de las puntuaciones decimales daría para un gran libro de Gilles Lipovetsky que podría titularse 'La matemática del individualismo'). La idea que se desprende de ambos hechos es que las críticas del sitio tienen el formato de un comentario. Son, en realidad, largas entradas publicadas por alguien como usted que aparecen allí como podrían hacerlo en Forocoches. Al eliminar el concepto de crítico estrella, el medio entra en perfecta consonancia con la noción de que los grupos que uno descubre allí, los descubre por uno mismo, no porque es un seguidor gregario de alguna firma o incluso de algún medio. Esas bandas son solo suyas, al menos, hasta que el hecho de que Pitchfork tenga hoy más lectores que Vibe o Spin demuestre lo contrario.
Afortunadamente, en ese momento surge otro artista que vuelve a colmar la pulsión onanista del hipster. La certificación del interés de un disco mediante una caja que pone ‘best new music’ es mucho más dinámica que el tener que esperar todo un mes para ver quién sale en la portada de una revista. Y así ad nauseam. Avanzando sin ir a ningún sitio en concreto. Siendo diferente por derecho y moderno por decreto.
Ya no es necesario que una banda triunfe para que un esnob la desprecie. Simplemente, la constatación de que un par de amigos se han hecho fans, ya vale para el descarte, nos advierte el estudio dirigido por Kevin lewis. Y ahí tal vez se encuentra la verdadera razón de la fragmentación de los gustos del público, de la muerte de la escena, de la deslocalización de los movimientos. Internet nos ha dado los instrumentos para comportarnos así, ofreciéndonos no solo la opción de escuchar lo que queremos cuando queremos, sino también dándonos la posibilidad de exhibir nuestra realidad, de promocionar nuestra biografía. Así, el nicho podría surgir más del individualismo exacerbado que de una voracidad consumista jamás vista antes. A la vez, las infinitas posibilidades que se nos ofrecen para customizar nuestra vida han provocado que creamos que nos hemos convertido en la medida de todas las cosas. Cada vez que vemos o leemos algo que no encaja con nuestra realidad tendemos a tomarlo como una falsedad, como otro lugar común. La web está llena de personas que ofrecen su experiencia personal como solución a cualquier cosa, su realidad como negación de cualquier conclusión.
¿Dice usted que los coches son el medio de transporte más popular? Perdone, pero yo fui ayer a la cabalgata de los Reyes Magos y puedo decirle que vi, al menos, a tres personas viajando a lomos de camellos. Por favor, dejen de tratarnos como si fuéramos tontos.
El problema de este ‘yoismo’ es que no permite concluir absolutamente nada, porque siempre existirá alguien que haya experimentado esa excepción que antes servía para confirmar una regla ('soy el único en el patio del colegio a quien no gustan U2, ergo U2 es la banda más popular de mi generación', pensó el joven Aristóteles después de que alguien con una camiseta de 'Boy' le robara el bocadillo de mortadela) y que hoy es la comprobación irrefutable de la invalidez de cualquier propuesta. De ahí que, en términos musicales, aún califiquemos como un hype a bandas que salen en la portada de NME, que hoy es una agónica revista que vende 30.000 ejemplares. Muchos aún creen en la pérfida prensa británica como brazo armado de la industria y se revuelven como gatos panza arriba ante cualquier supuesta imposición mediática. A mí estos no me engañan, esta banda que toca en clubs ante 200 personas y que ha vendido 50.000 copias de su disco en todo el planeta es un maldito hype inventaron para sacarme los cuartos. Hombre de dios, pero si tú no te gastas nada en música, lo bajas todo...
Cuanto más amplio parece ser nuestro universo musical, más estrecha parece ser nuestra visión de éste. Estamos constantemente a la defensiva, atentos a desbaratar conspiraciones o, peor todavía, generalizaciones. Eso sí, si nuestra banda preferida se reúne, anunciamos en nuestro Facebook que ese 'gran' nombre -capital para entender el devenir de la música pop- que en 1993 tuvo un hit en el puesto 84 de la lista de ventas de Reino Unido ha vuelto. Si te observas constantemente los pies, tu barrio parece un país lejano. Si te vas a seguir mirando el ombligo, al menos, sácate la pelusilla.
Y es que no nos vale solo con ser diferentes, sino que debemos negar cualquier intento de agrupación. Toda conclusión de vocación generalista siempre pecará de reaccionaria y reduccionista. Por eso tal vez no se aceptan escenas o movimientos como antaño. Aunque las diferencias entre Portishead y Massive Attack, o entre David Bowie y Marc Bolan, no sean muy distintas de las que se encuentran entre las bandas que fueron incluidas en el chillwave, la desviación se halla en que, por consenso o por roussouniano contrato social, se aceptó al existencia del Glam o del trip hop, pero, en cambio, se niega la del chillwave, porque vuelve a ser otra forma de arrancar a los artistas de su personal e intransferible realidad.
Escribía recientemente David Barba que, mientras nos distraemos midiéndonos las pollas, alguien muy grande y poderoso se prepara para darnos bien por culo. Avisados quedan.
(“Dejad que nuestros hijos crezcan, y que algunos crezcan más que otros, si es esto lo que llevan dentro”, declaraba durante la campaña de 1987 Margarett Thatcher. Es mismo año, servidor y otros 40 alumnos de primaria eran sermoneados por su profesor de lengua por haber todos fracasado bíblicamente en la confección de un trabajo. ‘¿Ustedes creen que lo pueden hacer mejor’?, preguntó el profesor. ‘Sí’, respondió el coro de voces vírgenes. ‘Entonces, si pueden hacerlo mejor, ¿por qué no lo hacen?’. Silencio virginal.)
Hay 35 Comentarios
tengo vinilos de todas esas bandas que citas. tampoco era mi intención impresionar a nadie, oye, perdoname la vida por dar mi opinión, tio. DISCULPA
Publicado por: Nacho | 30/01/2012 13:40:27
Nacho, esa clase de historia sobre el indie que haces está un poco desinformada. El DIY empezó a extenderse realmente con el hardcore americano y bandas como Black Flag con SST o Minor Threat etc. con Dischord. Luego sadrían sellos como Sub Pop, K Records, Matador, Touch & Go. El indie englobaba post-punk, el primer rock "alternativo" (hardcore mezclado con pop de Hüsker Dü, Replacements), jangle pop, post-core, el primer grunge, twee pop, etc. Eso solo en los EEUU, en el Reino Unido tienes las escenas escocesas, madchester, Rough Trade y mucho más. Y esto es todo durante los 80. En el principio de los 90 se comercializó en el sentido de que las multinacionales empezaron a fijarse en este movimiento contracultural y a invertir dinero, cosa que lo acabó transformando.
Tienes razón en que el indie era una forma de hacer las cosas más que un sonido, y en eso se parece mucho al punk del 77. Y de que hoy en día cuando hablamos de indie mezclamos dos cosas distintas. Pero es porque el termino indie se ha bastardizado, como todo, ha pasado tanto con el emo (¿qué pasó con el emo-core?), el grunge (hola, Stone Temple Pilots) o el propio punk (hola cresta).
No vale de mucho ser tan arrogante cuando estamos debatiendo en blogs especializados. Puede haber gente más informada que tú. Creo que ese intento de impresionar te proporcionará mejores resultados en forocoches.
Publicado por: Pinkerton | 29/01/2012 20:24:34
muy bien, Nacho, perdón, betún. espabilao!
Publicado por: igual | 29/01/2012 16:34:43
cuidao, que tambien tenemos psicólogos en este blog. vete a cagar, macho, menudo blog de modern-heces que tienes.
Publicado por: Nacho | 29/01/2012 13:29:52
Nacho se siente ofendido por el artículo y por los comentarios. Nacho no se siente seguro y ataca a los demás. Pobre Nacho, alguien podría decirle que también hay libros para eso.
Publicado por: igual | 28/01/2012 16:19:49
Muy interesante todo, hay que decir que la identidad se contruye, tanto por el hecho de identificarte en el otro, como de saberte diferente a otros. Hasta ahora, lo más práctico era identificarte con aquellos humanos que te rodean, y así crear grupos y sociedades y cosas que garantizasen un cierto nivel de solidaridad a modo de estrategia de supervivencia. De la misma forma, era conveniente que te desagradasen aquellos que tenías mas lejos, para que te supiese menos mal invadir sus tierras y abrirles la cabeza con un palo porque sus gustos y creencias eran el MAL.
Suena a tópico pero la globalización y el internet han cambiado todo esto, ahora tu grupo puede estar formado por 50 tipos que viven cada uno en una punta del planeta y que defienden que radiohead es mierda, esto simplemente es otra forma de supervivencia, para enfrentar uno de los peores males de la sociedad actual, la sobreinformación.
ahora, cuando algo se pone de moda, te lo hacen tragar con un embudo. Recuerdo una anécdota muy curiosa de un compañero de instituto que durante un mes, siempre que entraba a un bar sonaba la música de titanic. Obviamente acabó odiando a celine dion.
Peter sloterdijk tiene un libro bastante interesante sobre este fenómeno, el desprecio de las masas, léetelo si no lo has hecho ya, Xavi robles, igual te aclara un poco los porqués de este fenómeno.
ah, y lo dicho, que me ha gustado mucho tu artículo.
Publicado por: mario | 25/01/2012 20:42:10
Me parece correcto, pero eso no estaba ya representado en el concepto gafapasta? Quiero decir, ese esnobismo está muy extendido pero también es muy identificable.
Publicado por: katakroker | 25/01/2012 18:40:36
menuda sarta de retrasaos mentales escriben por aqui.
Publicado por: Nacho | 25/01/2012 16:10:35
hay LIBROS sobre eso gañan, compratelos y lee algo. bobo
Publicado por: Nacho | 25/01/2012 14:01:46
gracias al articulo he escuchado Kid A de radiohead que nunca habia oido. Me parece un disco cojonudo (y a mi no me gusta radiohead ni el pop en general). La verdad es que las discusiones a cerca de indie no indie me la sudan. Mas escuchar musica y menos hablar y etiketar. que modernos sabiondos ya hay muchos....
Publicado por: pepito | 25/01/2012 1:09:23
a principios de los 90 varios colectivos de artistas norteamericanos sentaron las bases de la música INDIE, libros de autores como Amy Spencer, manifiestos de artistas como Daniel Johnston, Lou Barlow, etc... sentaron todas esas bases: era música "do it yourself" al margen de empresas, promotores y demás, como el punk 77 pero SIN EMPRESAS DE POR MEDIO. Si no habeis leído ni conoceis nada de aquello, como es normal, yo me permito decir que no teneis ni puta idea de indie ni de nada. más informarse y menos escribir mierda sobre el puto indie.enteraos.
Publicado por: Nacho | 25/01/2012 0:31:01
El indie es una etiqueta absurda que morirá en 2014. Y volveremos a los clásicos, al rock, al pop, a la electrónica, al heavy. Más Guns N Roses y menos Radioheads.
Publicado por: Asawq | 24/01/2012 23:28:34
Interesante y gracioso artículo el que recomiendas. Felisa. Pero no estoy muy seguro de si aquí identificamos al hipster con el consumidor de música así llamada indie. No sé si es lo mismo. No debería. Anyway, una verdad como un templo de entre lo escrito por Douglas Haddow:
El hipsterismo es la primera "contracultura" nacida bajo el micróscopio de la industria de la publicidad, dejándola abierta a una manipulación constante pero también forzando a sus participantes a cambiar continuamente de intereses y afiliaciones. Menos que una subcultura, los hipster son un grupo de consumo - usando su capital para comprar vacua auntenticidad y rebelión. Pero en el momento en que una tendencia, banda, sonid, estilo o impresión gana demasiada fama, es mirada con un desdén repentino. Los hipsters no pueden permitirse mantener ninguna lealtad cultural o afiliación por miedo a perder relevancia.
Publicado por: igual | 24/01/2012 22:43:55
Brutal. Enhorabuena.
Publicado por: Chloé | 24/01/2012 22:35:35
Os recomiendo leer este artículo sobre la vacuidad del hipsterdismo en nuestros días: http://www.adbusters.org/magazine/79/hipster.html
Publicado por: Felisa Hilton | 24/01/2012 22:11:41
Pues mira Uno que pasa por aqui, en algunas cosas si me he sentido identificado, otras sencillamente son tan absurdas y sobrecargadas que ni el propio Xavi sabe que quiere decir, pero una cosa es segura, nada de eso me produce escozor, yo estoy muy orgulloso de lo que escucho o dejo de escuchar y de mis gustos de grupos(que no de estilos. Basar tus gustos en estilos, es ser un ramplon musical)
Publicado por: Dank | 24/01/2012 21:37:58
Yo no llamo indie a nada, trato de poner cada cosa dentro de un género mas o menos semejante con lo que estoy oyendo, indie es solo independiente, producida por el propio artista o por un sello pequeño. lo demás es solo marketing...
Publicado por: Alex | 24/01/2012 21:37:35
No lo tengo tan claro. Yo he conocido grupos que me gustan en Pitchfork, y muchos otros que no. Al Kid A de Radiohead le di un 10 en mi cabeza cuando todavía vivía en Cuba y no sabía que demonios era Pitchfork, sencillamente me encantó el albúm. Es cierto que soy gregario, pero siempre he tratado de que a mis amigos les guste la música que yo oigo, creo que querer lo contrario sería de idiotas. Lo que pasa es que no se puede hacer un estudio seleccionando a un grupillo de hipsters que solo viven para lo "cool&unique" y que se creen raras y especiales florecillas. Los estudios deben ser mas serios. Por cierto actualmente no entro mucho en Pitchfork, prefiero ir saltando de banda en banda en Spotify y seleccionar lo que verdaderamente me gusta. Aunque puede que lo que yo creo que es un método bastante independiente de selección también me lo critiquen, que hoy en día se va viendo poca tolerancia a las personas que no escogen un bando bien definido.
Publicado por: Alex | 24/01/2012 21:29:37
pues vaya, en qué se gastan los fondos. el artículo es interesante, sí, pero el objeto de estudio revela una obviedad.generalmente, el público "indie" (discrepo del calificativo, pero dejémoslo así) lo es porque se interesa en la música: ojo, no es que le guste, sino que atrae su interés. quien busca música no se conforma con el plato precocinado, busca la novedad y el riesgo. y como es lógico, si ese es el planteamiento de base, el motor de búsqueda contínua de algo nuevo, cuando ya has digerido un mismo plato diez o cien veces, ya te lo conoces, y buscas otra cosa. los siguientes discos pueden ser mejores o no (y muchas veces ocurre que no, que el éxito y el dinero confunden, porque acomodan y ablandan las neuronas), pero no nacen con la garantía de que vayan a gustar a quien te endiosaba antes. todos tenemos ejemplos claros.
a mi me ocurrió, por ejemplo, que smashing pumpkins me revelaron un mundo de sensaciones nuevas con su siamese dream. me pasé un año y medio esperando una nueva entrega. cuando salió el melón chocho fue tal la decepción, que no tardé ni una semana en quemarlo.
Publicado por: igual | 24/01/2012 21:27:03
Vaya, Dank, parece que el artículo te ha reflejado mejor de lo que desearías, ¿eh? Anda, úntate algo de vaselina, que se te nota escocido.
Publicado por: Uno que pasa por aquí | 24/01/2012 21:04:07
«(...) Afortunadamente, en ese momento surge otro artista que vuelve a colmar la pulsión onanista del hipster. La certificación del interés de un disco mediante una caja que pone ‘best new music’ es mucho más dinámica que el tener que esperar todo un mes para ver quién sale en la portada de una revista. Y así ad nauseam. Avanzando sin ir a ningún sitio en concreto. Siendo diferente por derecho y moderno por decreto...»
¡Qué buen artículo! Muy acertado.
Publicado por: Rafikolors | 24/01/2012 19:36:03
Menuda soberana tonteria de articulo, no se porque sigo perdiendo el tiempo entrando en este blog de musica, pero no podia evitar comentarlo.
Intentar hacer un articulo, que la mitad de las frases son tan rimbombantes como vacias y sinsentido, e intentar "filosofear" sobre los gustos de la música, cuando se nota lo limitado de tu horizonte musical, es muy cutre para alguien que escribe para El Pais.
Primero aprende a escribir, a llevar un orden, un criterio en las ideas que sueltas, luego calmate, y ya por ultimo, escucha MUSICA,y dejate de tonterias y de poner etiquetas.
Publicado por: Dank | 24/01/2012 19:34:29
Ayyyy, esos "elementos intrínsicos"...
Publicado por: Joe | 24/01/2012 19:26:40
Hipsters.
Publicado por: Aníbal | 24/01/2012 19:10:23
¿Thatcher? ¿Elecciones presidenciales? ¿La República Británica?
Publicado por: josué | 24/01/2012 19:07:37