Burial: la nostalgia del día después

Por: | 17 de febrero de 2012

Burial_maxi

No vende millones de discos, no graba videoclips, tiene alergia a los flashes y las cámaras, no concede entrevistas –las que ha hecho se pueden contar con los dedos de media mano–, no actúa en directo, no canta, no tiene estilista y se desconoce que haya impuesto alguna tendencia estética de nuevo cuño y dudoso gusto entre la muchachada, pero cada vez que Burial publica una nueva referencia se genera un estado de histeria y sobreexcitación colectiva que ya quisieran para sí mismas muchas estrellas del pop. Ya han transcurrido cinco días desde que saliera a la luz Kindred, el nuevo EP de tres canciones del productor londinense, pero la escena musical electrónica, y parte de la no electrónica, sigue en shock, abstraída, atontada y hundida como si esta tripleta, media hora de duración, desprendiera alguna substancia tóxica narcotizante que sumiera al oyente en un letargo neuronal y emocional que le impidiera concebir la más remota posibilidad de escuchar alguna otra cosa en lo que queda de semana. Ya no se trata de que el artífice de Untrue haya vuelto a dar en la diana, hecho más o menos previsible teniendo en cuenta la catadura artística del personaje, sino que lo haya hecho superándose a sí mismo y ampliando de forma explícita su campo de batalla.

Kindred es su primera referencia ‘larga’, aunque se trate de un EP, en cinco años. En este intervalo de tiempo se ha asomado de manera puntual y muy esporádica –remezclas para Jamie Woon o Thom Yorke, una colaboración con Four Tet, un maxi compartido con el propio Four Tet y Thom Torke y Street Halo, un 12” con tres canciones–, pero en los últimos meses se ha activado su plan de ataque. Si a finales de octubre de 2011 por fin se ponía a la venta Four walls/Paradise circus, dos remezclas de Massive Attack para un proyecto que ya venía de lejos, esta semana, y sin previo aviso, también veía la luz este Kindred en el que, esta vez sí, Burial irrumpe con nuevos aires que invitan a pensar que su tercer álbum no queda tan lejos. O sí. Porque con William Bevan nunca se saben los timings ni hay calendario posible. Uno intuye que su empeño casi enfermizo por mantenerse oculto a ojos de los medios y el público no solo responde al deseo manifiesto de dejar que su música siempre quede en un primer y único plano, sino también al deseo y la necesidad de que nadie interfiera en su proceso creativo, que funciona a un ritmo indefinido e incontrolable y que se nutre de ese anonimato para mantenerse ajeno a presiones de cualquier tipo.   

 

 

Y es dinámica nos frustra. De hecho, le recriminamos una productividad tan espaciada, nos puede el ansia viva de tener noticias suyas con la regularidad propia de cualquier otro artista convencional, pero nos olvidamos de dos puntos importantes: a)-Burial no es un cualquiera, tiene unos códigos de funcionamiento personalizados e incorruptibles que nada ni nadie ha conseguido cambiar hasta ahora, ni tan siquiera su jefe de sello y amigo Kode9; y b)-la clave de su embrujo estriba, entre otras cosas, en esa capacidad para dilatar el tiempo entre entrega y entrega, esa libertad interior y espiritual que le permite crear música y editarla solo cuando siente que debe hacerlo y que merece la pena llevarlo a cabo. Y eso es insoportable. Esa sensación –incómoda, nerviosa y tensa– de no saber cuándo volverá es terrible, desaconsejada por prescripción médica a impacientes y obsesos, pero también es una experiencia única y exclusiva que engrandece aún más su legado: la nostalgia inmediata, y fulminante, diría, que te invade cuando acabas de escuchar cada nuevo lanzamiento del productor británico es lo más cerca que puede situarse la música de ese momento en que despides a un amigo o familiar cercano que se marcha a otra ciudad o país sin billete de vuelta cerrado. 

 

Esta desazón, combinada con la euforia y el viagrazo rotundo que genera toda música eterna e inagotable, es lo que muchos estamos sintiendo estos días con la aparición de Kindred. Uno entra en estado de depresión profunda tras escucharlo, decenas de veces ya desde que apareció, y de todas las formas posibles –en la cama con auriculares, delante del ordenador, en el trayecto de vuelta a casa después de un largo día de trabajo, en una sesión de running nocturno–, y no solo por la emoción torrencial y el baile de sensaciones que transmiten las tres piezas que lo integran, sino sobre todo porque necesitamos más, y lo necesitamos ya mismo. Y lo peor no es que seamos conscientes de que no podemos tenerlo, sino no tener ni idea de cuándo nos reencontraremos con él. Esta vez duele aún más, porque Burial expande su discurso y lo nutre de nuevos alicientes expresivos que invitan a imaginar, entre babas y temblores, su inminente futuro.

 

Por un lado, la duración de las canciones, concienzudamente más largas, dos de casi doce minutos –el tema titular y Ashtray wasp– y una de casi ocho –Loner–. No parece casual ni arbitrario, sino más bien una necesidad personal de estirar el tiempo y dejar que los elementos se vayan desarrollando sin prisa. Eso le permite introducir diversos picos de intensidad a lo largo de la pieza y también distintos niveles rítmicos y emocionales, y en cierto modo es como si ahora integrara en la canción los interludios ambientales que antes separaba y diferenciaba, un recurso que amplifica su poder evocador. Por el otro lado, la inyección de más velocidad y contundencia a sus beats. El bombo está presente en Loner y Ashtray wasp de manera persistente y explícita y le añade un grado de tensión eléctrica al discurso. No ha perdido un ápice de su carácter espectral y su tristeza ensoñadora, pero ha ganado músculo y pegada, y esta combinación es sencillamente letal. Media hora sin tregua, con subidas y bajadas, acelerones y frenazos, impulsos y reflexiones, psicofonías de cantantes anónimos, sonidos de otro mundo y, sobre todo, una dinámica menos predecible repleta de sorpresas y agujeros negros por descubrir.

 

¿Es este el mejor Burial que hemos escuchado nunca? No sería el momento más indicado para pronunciarse, justo ahora en que la fascinación y la euforia que genera este portento nos tiene a muchos como si fuéramos figurantes de The walking dead con auriculares, pero una vez más los astros se han alineado en la habitación de William Bevan para obrar el milagro. Y es que es inevitable formularse la misma pregunta de siempre: cómo es posible que un tipo que nunca ha estado en una rave, que no ha saboreado intensamente la cultura de clubs a pie de pista, que siempre ha preferido que le contaran las experiencias que se vivían en las fiestas clandestinas londinenses a vivirlas en primera persona –o eso declaraba, en una de las escasas entrevistas que se le conocen, en The Wire en diciembre de 2007– sea capaz de expresar con tanta fidelidad las sensaciones del día después. Es una proeza inigualable. Los amaneceres en algún lugar perdido del extrarradio, los beats retumbando en la lejanía como ecos procedentes de otro planeta, el cruce nebuloso e ininteligible de voces amigas o desconocidas, el bajón de vuelta a casa, los brotes inesperados de melancolía, los sonidos inidentificables… a eso remite su música, eso es Kindred, y lo hace con una pureza incomparable, quién sabe si como consecuencia de esa virginidad consciente, buscada y consentida que protegía contra viento y marea en su dormitorio. Burial es hijo directo de toda esa cultura rave, pero en su versión 2.0: la del ordenador, la del enclaustramiento voluntario en casa, la del aprendizaje autodidacta, la de la idealización de algo que no va con tu personalidad, la de la obsesión musical en detrimento de la social, la de la soledad.         

Hay 18 Comentarios

Conocí a burial en el 2007 buscando como loco sonidos Dubstep, "lo último" en musica electronica por aquel entonces y que ya me tenia mas que enamorado. Coincidió también con la salida de su Untrue, por lo que pude disfrutar de su música en todo su explendor.
Desde aquel maravilloso momento no he podido despegarme de un burial. No ha salido de mi MP3 movil. etc.. y siempre ha estado rodando por la guantera del coche.
Aplaudo ante un estilo tan personal e intimo. No he podido disfrutar mas con sus sucios y grises ambientes y sus subgraves ruidosos y temblorosos.

Ahora va a hacer año y medio que vivo en el sureste de Londres y cuando paseo por sus calles nocturnas me invade ese sentimiento burial.
Para mi no es tan solo música, para mi son recuerdos, fotografías, videos.. puedes ponerte los cascos, tumbarte en la cama y meterte en su musica.
Es de los pocos artistas que ha conseguido trasladarme del sitio y crear espacios con un estilo envasado en el mas puro ambiente londinense..
Sobre mi cama están puestos en la pared, ademas de otros cuantos para mi significativos, los vinilos "Burial" y "Untrue", a los que le tengo un cariño brutal.
Me despido invitando a todos los que aun no han podido sentarse a disfrutar de Burial a que "pierdan" un poco de su tiempo viajando entre sus pistas.

Carlos los artista que mencinas son mas malos que el demonio.Quitando del ambito del jazz que si que son buenos, por lo demas se nota que confundes dubstep con jazz ya se ve lo que sabes de musica

Juan... HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA.

buenooo, no esta mal,pero es muy deprimente.ME quedo con Massive attack y similares

Juan, te pasas un poco de borde. Como dijo Harry El Sucio, las opiniones son como el ojo del culo, todo el mundo tiene uno y le apesta el de los demás, no te lo tomes tan a pecho. Conozco a Juan Belda, canario, del norte de Tenerife, del Sauzal, si no recuerdo mal, es que hasta he hablado con él, y a Kurajica, si te refieres a Mladen Kurajica, he tocado con él, y a Tino Di Geraldo, que tocaba la batería hasta hace bien poco con mi tío, en fin, Jorge Pardo y un par de ellos más que mencionas, y que los cites a ellos en el contexto de Burial es como decir que no te gustan las manzanas porque prefieres las bicicletas. En fin, tómatelo con calma, hombre, un poco de humildad.

por favor, Burial siempre fue el lado más amable y comercial de la electrónica. Autechre, Pansonic, Aphex Twin, Oval, Seefeel, etc...jugaban en otra liga, no mezclemos. Este tio va de radical por la vida, renunciando a la promoción y tal, pero su música canta a radiofórmula bakaladera a saco.

Creo q Burial trasciende estilos con su peculiar forma de componer...traspasa sensaciones...una suerte q exista para nuestro deleite

juan, yo también conozco a muchos productores de madrid (y de otros paises). a algunos de los que citas los conozco personalmente. es más, he trabajdo con ellos. por aqui tienen razón. es muy extraño comparar Burial con Jorge Pardo. A mi no se me ocurrría nunca. Suso Saiz es grande. pero nunca podría hacer lo que Burial (simple question generacional) ni Burial lo que Suso. Eso para mi no significa ser mejor ni peor productor. Cada uno es bueno en lo suyo. Discutir en el ambito del arte (del buen arte) quien es mejor que quien me parece un debate muy esteril... Y que conste que ni tan siquiera soy fan de Burial. (si que soy fan de Suso).

Kode9 y Burial son amigos?Difícil cuestión esa,uno puede ser amigo de si mismo?
Ahí lo dejo...

Comparar a Big Toxic con Burial es no tener ni puta idea de electrónica, ni de la de antes ni de la de ahora. Dicho esto, brillante comparar la música de Burial con la resaca química, con el día después, es exactamente eso.

Juan, meter en el mismo saco a Mastretta, Juan Belda, Big toxic y kurajica diciendo que son más extraordinarios que burial es como decir que Rendbrandt era un mierda comparado con Banksy, Renoir, Yoko Ono y el flan de tu abuela. Mezclas churras con merinas. Burial es muy bueno en lo suyo, en su tipo de música. No le puedes comparar ni con bandas de jazz instrumentales ni con "producers" de synth-pop porque, simplemente, no tienen nada que ver. Que te gusten más o menos es otra cosa. No es que Burial sea el mejor productor de todos los tiempos, algo que ni yo ni TÚ podemos determinar por mucho que te muevas por la capital. Pero es bueno; no pretendas compararle con una escena madrileña que nada tiene que ver con su estilo.

BRUTAL¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Seguro que es un bombazo para ti que debes tener(por las referencias que citas)30 años o asi...Si quieres nombres ahi van.Big Toxic,Suso Saiz,Nacho Mastreta,Juan Belda.Juan Gomez,Hugo Westerdhal,Jorge Pardo,Tino di Geraldo,Markus Breus,Phillips Rodriguez,Kurajica y asi muchos mas....Te podias escuchar por ejemplo Transfixiones(disco que seguro desconoces)etc etc etc....Todo made in spain...Otra cosa el ultimo de Brian Eno bebe mucho de este disco....Venga ya tienes para despotricar un poco..

Sin ánimo de vacilar,por favor dí nombres de esos productores de los que hablas para poder escuchar su material,porque esto de Burial es un bombazo.¡¡

Burial me parece lo más importante surgido en electrónica desde la edad dorada de Autechre, Basic Channel, Downwards y compañía. Estrellas de un día como Joy Orbison o Zomby no le llegan a la altura de los zapatos, y lo de los productores madrileños, muchos estaríamos encantados de que los enlazaseis para que pudiésemos comprobarlo, pero me temo que sencillamente no existen. Burial es mucho Burial.

Benton a lo mejor no te mueves por los estudios de Madrid,yo si.Y no hablo de Bisbal y demas basura...Los ingleses tienen una muy buena industria cultural,nosotros no, pero si tenemos increibles artistas que no tienen la proteccion de por ejemplo Burial o Eno etcc.Los ingleses defienden a muerte sus cosas,nosotros les cortamos las cabezas a nuestros genios,tu opinion es prueba de ello..

Juan por favor, no me hagas reir. En Madrid no le llega nadie al tobillo. Burial es un productor extraordinario, fuera de lo normal. La gente que consume su música sabe distinguir, no son como los grupis de Bisbal o de Beyoncé, que lo mismo les da que les da lo mismo

Que buenos son los Ingleses haciendo Marketing,y que tontos todos los demas tragandose ese marketing,Burial es tan extraordinario como 6 o 7 producer que conozco en Madrid...

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