Adam Yauch (MCA), un rapero como tú y como yo

Por: | 08 de mayo de 2012

Adam.yauch.beastie.boys

El hip hop es un género en el que la autenticidad, la sinceridad y la credibilidad se dan por supuestas y asumidas, pero la realidad acostumbra a ser menos halagüeña. Género teatral, hiperbólico y desmesurado por inercia, sobre todo en sus dos últimas décadas de actividad, tristemente entregado a una competición del ‘yo la tengo más grande’ que ha derivado en autoparodia y gag cómico, el rap vive estos días con especial tristeza la pérdida de Adam Yauch, MCA, precisamente porque el miembro de Beastie Boys, fallecido el pasado viernes 4 de mayo, representaba con inmaculada precisión todos esos valores que tanto añoramos en la actualidad. No solo por las virtudes artísticas exhibidas en más de veinticinco años de trayectoria, nueve álbumes de estudio y otras tantas giras por todo el mundo, su legado puro y duro, sino por la desaparición de alguien que en todo este tiempo respetó con fidelidad espartana esos preceptos de autenticidad y fidelidad a uno mismo. El mismo día de su muerte en Twitter mucha gente se preguntaba a qué venía el aluvión de hashtags dedicados a una figura que desconocía por completo. Para los historiadores de la música, la explicación era fácil y cristalina: MCA y los Beastie Boys fueron el primer grupo de rap blanco de la historia y uno de los estandartes del sello Def Jam. Pero para los que crecimos y nos educamos musicalmente escuchando rap, MCA y los Beastie Boys fueron nuestros Beatles, nuestros Stones o nuestros Doors, pero con una diferencia: a ellos nunca les vimos como mitos o divinidades inalcanzables, sino como a tres colegas que se juntaban para rapear y que podían vivir en la casa de al lado.

MCA era un buen rapero, pero no por sus construcciones léxicas, sus juegos vocales, su capacidad evocadora, su talento poético o su flow, atributos con los que nunca pudo competir contra los grandes del género, sino porque transmitía lo que quería decir, resultaba creíble y, sobre todo, cercano, tangible. No tenía que ser fiel a un personaje porque no había personaje, en todo caso tenía que ser fiel a las dos caras de una misma moneda que creció, maduró y evolucionó de forma pública y transparente, con la misma naturalidad con la que la gran mayoría pasa de una adolescencia desafiante y engreída a una madurez conciliadora y reflexiva. Hubo dos MCA, y los dos tuvieron la misma importancia e impacto en mi vida, en la de muchos seguidores del grupo, sin distinción, como si los dos por separado no tuvieran sentido ni lógica interna.  

 

Primero, el MCA eléctrico, macarra y desafiante, apenas 22 años, de Licensed to ill, debut de la banda publicado en 1986. Era nuestro favorito del trío, o el de muchos, quizás porque su tono grave y rasposo, más cazalloso, como si estuviera más castigado por la mala vida, le permitía diferenciarse claramente de Mike D y Ad Rock, ambos de flow nasal y timbre más agudo, también más infantil y travieso, a los que a veces era complicado distinguir. Era la estrella de rock del grupo, por mucho que fuera un grupo de rap, y eso ya llamaba la atención. Y transmitía esa sensación de líder al que sus colegas miran con respeto: si revisas las letras del disco aprecias rápidamente cómo MCA ejerce de eje neurálgico de la acción y cómo es la referencia constante de los otros dos Beasties, su personalidad se impone en todo momento. Con el paso de los años la crítica puso en duda las que, precisamente, a mi modo de ver son algunas de las principales virtudes de ese álbum: su carácter impulsivo, rudo y descerebrado, la explotación casi punk de la idea de carpe diem y, sí, por qué no, el perfil misógino y libertino de las letras. Muchos ahora lo ven como un disco frívolo, irresponsable y deslenguado, pero en realidad es una manifestación auténtica, veraz y extremadamente fiel de lo que eran sus autores por entonces, sin trampa ni cartón, sin calculados gestos de contención o desmesura. Hablaban de lo que conocían, hacían y planeaban –chicas, fiestas, drogas, colocones, callejeo, estilo–, utilizaban referencias creíbles, suyas, y todo ello sin traicionarse a sí mismos en busca de una supuesta complicidad con la emergente escena negra.  

 

Licensed to ill no es un prodigio lírico, ni mucho menos. MCA escupe rimas sin mucha enjundia creativa –“I got a hat not a visor / I drink Budweiser” (“Tengo un sombrero no una visera / bebo Budweiser”)–, pero todos los chavales de 15 a 22 años que escucharon ese disco en ese periodo las sentían como propias y totalmente reconocibles, se las creían, sobre todo porque podían hacérselas suyas, fuera cual fuera su estrato social. Ahora los raperos se dirigen a ese mismo público, pero es como si hablaran para ellos mismos: qué sabrá un pimpollo de 16 años de coches de coleccionismo, dientes de oro, Rolex, privados VIP de las mejores discotecas, fusiles de asalto, abogados o empresas millonarias. MCA y, por extensión, Ad Rock y Mike D, transmitían la imagen de tres amigos del barrio que se lo estaban pasando en grande viviendo y haciendo música, y la interacción cachonda, divertida y enérgica que transmiten en ese disco, esta sensación de que todo en ellos era real y verdadero, se convirtió en uno de los tres grandes denominadores comunes de toda su trayectoria. Los otros dos: por un lado, la sensación de que siempre han hecho lo que les ha venido en gana, en cada disco y en cada etapa, al margen de todo apriorismo y presión coyuntural; por el otro, el sentimiento contagioso de su pasión desmedida por la música.

 

Estas tres características son indispensables para comprender Paul’s boutique, su segundo disco, publicado en 1989, una grabación psicodélica, casi clandestina, totalmente a la contra, en la que el grupo empezaba a escapar de los parámetros desenfrenados e incontrolados de su puesta de largo, también en el apartado sonoro, y que marcaría las pautas de conducta personal y artística de su carrera. En este álbum MCA baja el tono e incluso ya avanza indicios de cambio, como en 3-Minute Rule, donde suelta aquello de “A lot of parents like to think I'm a villain / I'm just chillin', like Bob Dylan” (“Muchos padres creen que soy un maleante / pero me estoy relajando, como Dylan”), todo un aviso de lo que estaba por llegar. Estos días la mayoría de obituarios y homenajes que he leído se centran en loar y ensalzar la rotunda evolución espiritual, ideológica y personal que experimentó Adam Yauch después de la publicación de este disco, justo cuando descubrió el budismo y empezó a vivir de cerca la filosofía de vida de esta religión. Es como si la figura de MCA fuera más respetada por muchos analistas por este simple hecho, por la idea de que el rapero se ‘volviera bueno’, abandonara la mala vida, los malos hábitos y la mala conducta, y de la noche a la mañana se convirtiera en el marido que toda madre querría para su hija. A mí su cambio me impresionó especialmente en su momento, quizás por todo esto mismo, pero sobre todo porque esta reorientación existencial parecía del todo sincera y honesta, bien argumentada, intachable, tan creíble y auténtica como cuando cuatro años atrás el mismo personaje hacía el idiota en los escenarios.

 

Y también nos convenció porque este autoredescubrimiento no solo no afectó un ápice a sus canciones, sino que incluso las mejoró, las hizo aún más orgánicas y consistentes. Check your head, publicado en 1992, sigue siendo, aún hoy, mi disco favorito de la banda. Y justamente es el disco en que MCA expresa en primera persona y sin vergüenza alguna las intenciones de esta nueva vida. Stand together se erige en su particular declaración de principios, con ese interludio en el que se escucha “Contemplation time, intuition time, evolution time, resolution time” (“tiempo de contemplación, tiempo de intuición, tiempo de evolución, tiempo de resolución”), todo un manifiesto vital que ya marcaría el futuro del rapero y, en cierta manera, de la formación. Ahora que hacemos inventario todos recuperamos la reveladora estrofa de Sure shot, canción de apertura de Ill comunication, su cuarto disco, editado en 1994, para constatar su profunda metamorfosis: “The disrespect to women has got to be through / to all the mothers and sisters and the wives and friends / I want to offer my love and respect to the end” (“Hemos de acabar con la falta de respeto a las mujeres / a todas las madres, hermanas mujeres y amigas / quiero ofrecerles mi amor y respeto hasta el final”). Pero tan o más explícita se me antoja Stand togheter, que en toda la letra incide en esa búsqueda del positivismo, en la creencia firme en la inspiración como motor existencial y en el poder curativo de la música para intentar mejorar el mundo.

 

 

Como todo lo acontecido en su carrera, esta transición hacia el MCA sereno y comprometido se produjo sin artificios ni salidas de tono. El don de la normalidad. La misma que imprimió en su implicación en la lucha por la independencia del Tíbet, con la organización de los conciertos Tibetan Freedom Concert, o en su participación directa en proyectos externos a la música, ya fuera como realizador –ojalá su muerte sirva para vender muchas copias de Gunnin’ for that#1 spot, maravilloso documental sobre el baloncesto juvenil– o como co-fundador de Oscilloscope Laboratories, una distribuidora cinematográfica independiente que ha ejercido de gran activo en el mapa audiovisual norteamericano y a la que muchos cinéfilos ven peligrar con esta trágica noticia. Ante la certeza absoluta de que no habrá más lanzamientos de Beastie Boys, podría apostar mi colección entera de discos de rap a que no será así –no podría soportar otro caso más de canibalismo post-mórtem–, la supervivencia de su última gran aportación artística, pero también conceptual e ideológica, a este mundo se intuye más obligatoria que nunca. Se lo debemos.     

 

 

Hay 23 Comentarios

Toda la razón Pau!! pero los Run metieron las guitarras y hard Rock primero...pero sí, la filosofía Punk es de ellos

Alvarito...seguro que tomas trina y escuchas maldita Nerea

Koala, la influencia punk-hardcore de los BBs creo que es mas de filosofía y actitud (aparte de algunos temas sueltos en los discos). Como cuando para grabar el (cada dia mas y mas) inmenso CHECK YOUR HEAD deciden montarse su propio estudio, y encerrarse en su propio mundo a grabar con sus propios instrumentos DO IT YOURSELF! Y que vivan Run DMC claro que si!

Pau, no olvides RUN DMC!!

Alvarito, vete a trollear a otra parte, inculto.

Que daño a hecho la MTV y el Rap Español...mucho desconocedor de la música con poco criterio...¿que escuchara el que habla del "genero"? Seguro que el numero 1 con Miguel Bose y cía. Gramis por mejor canción de rock, conseguir que los negros respeten a los blancos en su campo...como en en la NBA. UNO DE LOS MEJORES GRUPOS DEL MUNDO MAL QUE PESE...Manolete, si no sabes torear para que te metes

1 GRAN diferencia de Beastie Boys con cualquier otro grupo del hip hop es el haber introducido la influencia punk-hardcore del DIY Do It Yourself, de Minor Threat, Fugazi...Y eso solo lo podian hacer unos chicos blanquitos de Brooklyn.

El hip hop es una basura de género. Ni para parodias sirve.

Bien dicho

License to Ill, uno de los primeros discos que me compré juntando la paga con mi hermano (10 y 12 años respectivamente)... A día de hoy, a mis 35 años, por supuesto sigue sonando en mi iPod (junto con Check your Head, Ill Communication, Hello Nasty y To the 5 Boroughs). Gran artículo. DEP Adam Yaunch

Gran artículo recordando a MCA y a los Beastie.
En mi podcast hago un repaso del primer EP, Polly Wog Stew, de la época hardcore de la banda.

http://pagarparavenir.blogspot.com.es/2012/05/pagar-para-venir-9.html

Musicazos. Referencias. Lo que menos me gusta es su faceta punk de los inicios. No soy fan del rap, pero este grupo toca muchos palos a parte del hip hop. Jazz, soul, funk, etc etc... y los mezcla como pocos.

My name is MCA and I still do what I please!!!!!

Gràcies David per ser la veu dels incompresos.

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if u wanna battle ur in denial, coming from your-anus to check my style! .....CAST YOU OFF INTO EXILE!!!

Car Thief

Gran homenaje tanto a Yauch como a la banda.

Beastie Boys, esa banda cuyos discos escuchas de uvas a peras, pero que cada vez que lo haces piensas que son más grandes que la vida.

Tú lo has dicho David. Los Beastie Boys era ese grupo que por una vez sentíamos cercano, también para muchos (y me incluyo) el trampolín de entrada al mundillo del Hip Hop. Una lástima tremenda la perdida del gran MCA. Maravilloso artículo.

Snif, snif, lagrimillas por aquí, lagrimillas por allá :_/ Qué gran grupo


Left my man standing with an egg moustache
Suckers they come a dime a dozen

Siempre se van los mejores, MCA, JOE STRUMMER, JOE RAMONE, EL FARY.... SNIF! Por lo menos nos quedan los discos.
Buen artículo.

muy buena columna.

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