Éste soy yo y estos son mis argumentos
Lo digo como actor, escritor y director: Los personajes idiotas nos ponen las cosas más fáciles. Un protagonista gilipollas nos permite escribir y filmar una película en la mitad de tiempo del que requiere un protagonista brillante. Porque la estupidez es amorfa, cambiante y arrítmica. Mientras que la inteligencia es constante, consecuente y nítida. Fíjense: Un personaje imbécil puede tener un arrebato de inteligencia. Pero un personaje con dos dedos de frente no puede volverse tonto cuando a la historia le convenga.
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