12 julio, 2007 - 03:01
Puto Cine Español (y 3)
Estoy en Elche, como jurado en el Festival Internacional de Cine Independiente. Hoy, entre cafés e Ibuprofenos, me he trincado unos treinta cortometrajes, la gran mayoría españoles. Lo que ustedes se tomarán como una buena noticia, espero, es la alta calidad con la que me he topado, en fotografía, guión, dirección, interpretación... Me he encontrado con, al menos, diez muestras de brillantez. Hay un corto que tengo que volver a ver mañana (estaba en catalán, y hoy no había subtítulos a mano) pero os puedo decir que si los diálogos no desmerecen estamos ante una maravilla.
Lo que algunos se tomarán como la mala noticia es que, de 30 cortos, 27 eran del mismo género, en un alarde de homogeneidad generacional que ni se veía en los 90, con las tarantinadas por bandera: Historias urbanas de encuentros o desencuentros, oscilando del drama contenido a la comedia ligera, unas veces con alguna problemática social como telón de fondo, otras veces con la fragilidad de las relaciones de pareja. Una trasposición de materiales literarios, pero con la sabiduría visual aplicada de los directores que odian el gotelé. "Microcirugía", como lo llamó acertadamente el genial Vicente Verdú, otro miembro del jurado.
Ya oigo los tambores de guerra al fondo. Las voces que braman la necesidad de cambio en el cine español, a los que todo esto no le ha hecho ninguna gracia. Señores, se lo digo así: Visto lo visto hoy, el cine español no va a cambiar, al menos de aquí a dos generaciones. Los directores, en el estado de libertad que se les presupone como cortometrajistas, se anuncian como continuistas respecto a la oferta actual. Y es su derecho, qué demonios. Como el de ustedes de seguir discutiendo a piñón fijo hasta el fín de los tiempos de la misma manera en que lo han hecho las últimas décadas. Yo, por mi parte, anuncio mi retirada del debate para siempre. Este post es mi última declaración en torno a la cuestión del cine español, sea en público o privado.
Y es que, ya sea en la radio, en una de esas charlas o en el bar de abajo a la izquierda, siempre que me enzarzo en este tema acabo con una cierta sensación de fracaso (que, con toda seguridad, tendré en cuanto publique este texto). Más allá del victimismo, de los tres tópicos a favor y de los cinco en contra, cualquier intento por salirse del tiesto se acaba estrellando en el suelo. En este debate, asumámoslo, lo que no es tradición es confusión.
Otra cosa que he percibido, con cierta curiosidad, viendo la sesión de cortometrajes: no hay ni una sola opción similar a la mía. Me puedo poner arrogante y ver el (discutible) lado bueno. Pero prefiero ponerme a contraluz. Voy a hacer una confesión: Desde siempre, hayan funcionado mejor o peor mis cortos, he vivido mi carrera en este país como un pulso constante. Hasta el fabuloso pase en el festival de Gijón de 7:35 de la mañana, la película no había generado más que gruñidos y encogimientos de hombros (las televisiones estaban horrorizadas), y aunque después el corto tuvo el éxito que tuvo, en ningún modo me abrió ninguna puerta de par en par de cara a mis siguientes ideas. Cronocrímenes no está siendo un parto sencillo, y cuando examino mis nuevas propuestas, de las que soy esclavo y mártir, no puedo dejar de escalofriarme: Mucho tienen que cambiar las cosas para que el pulso ceda. En el cine español también pasa: Lo que no es tradición es confusión. Y mi cine podrá ser un desastre, o tener calidad. No lo sé. Lo que sí sé es que la única manera que tengo de ser sincero es pariendo comedias violentas sin mayor asidero o ciencia ficción minúscula. Es lo que hay.
Por cierto (y que esto no trascienda de anécdota):
Me ha llegado, de manera accidental, la opinión de un reputado crítico de cine que piensa que mi primera película es "mierda". No deja de ser vertiginoso, teniendo en cuenta que el lunes que viene me marcho a Vitoria A TERMINARLA. Pensándolo bien, teniendo en cuenta que la película es de viajes en el tiempo, el que haya críticas antes de que exista no deja de ser consecuente.
El problema es que me noto extenuado, de un tiempo a esta parte. Mi carrera, o lo que sea, no ha comenzado y ya noto agujetas cada vez que algo no funciona como debiera. Si de aquí en adelante todo sale bien, brindaremos, si no, me obligaré a tener alguna idea para salirme por la tangente. O me piraré. Yo qué sé.
Pero, asúmanlo desde ya, para que nadie se haga daño, si Cronocrímenes es un pelotazo (aviso que no parece española, pero tampoco, en absoluto, norteamericana) las cosas no van a cambiar, como alguno propone con entusiasmo. En España las propuestas que se salen de la norma triunfan o fracasan. Pero jamás crean escuela. Alex de la Iglesia, Enrique Urbizu, Alejandro Amenábar... Son directores cuyo éxito genera adhesiones y odios, pero, y es una lástima, no anima a replantear nuestras fuentes creativas, a considerar sus opciones como posibles nuevos filones de oro. Se quedan ahí, flotando aislados. Qué queda del panorama español a mediados de los noventa, con aquellas excitantes películas que parecían no venir de ninguna parte. El público lo olvidó todo a las tres semanas de cartelera anodina. Los directores permanecieron, pero el escenario se esfumó.
El cine español, al igual que la literatura española, tiene tendencias muy acusadas desde el comienzo de los tiempos. Es algo que podríamos considerar genético. Nuestra Gran Novela es una burla negra de otros géneros, y cuando nuestras películas hacen lo mismo con suficiente entrega resultan ser un éxito (Torrente, El Dia de la Bestia, Airbag). Como autores y espectadores casi nunca nos tomamos en serio nuestras tramas policiacas, de aventuras o ciencia ficción, en los casos en los que ellas se toman a sí mismo en serio. Nuestros autores, desde los que están a la vuelta de la esquina hasta los ya inmortales, han estado desde hace siglos más cerca de la pequeña miseria que de la gran aventura. Del tropezón que de la catástrofe. De la problemática inmediata que de la cósmica. Hasta yo, que voy de original, soy incapaz de escribir historias en la que el héroe no sea cutre de cojones, y el villano... Mierda ¿He escrito alguna vez un villano?
A veces pedimos un cine español que, de raiz, se replantee su sistema referencial. Que se fije en nuestras estanterías llenas de películas bélicas y westerns, de comics de superhéroes, películas de coches que se estrellan y trenes que descarrilan. Pero ¿No estamos pidiendo algo antinatural? ¿Tiene sentido negar lo que se arrincona en nuestras espirales de ADN? ¿Realmente queremos más superhéroes de los que ya tenemos a mano?
Si es posible, aprendamos a convivir con nuestro cine, con sus carencias y sus méritos. Sepamos separar la calidad del engaño, no nos dejemos llevar por odios o filias irracionales e intentemos pasarlo bien, aunque sea con el yonki, la puta y el cura.
Y si no, destrúyanlo todo.
Simplificando y sin entrar en más consideraciones. Como si fuera un chiste : Ves 5 películas americanas y ves una buena , una pasable , 2 malas y 1 puta mierda . Ves 5 películas “europeas” y ves 2 buenas , 2 pasables y una mala. Ves 5 películas coreanas y ves 3 buenas , una mala y una puta mierda y finalmente ves 5 películas españolas y ves 1 buena y 4 putas mierdas .
El problema está ahí. No os rompais la cabeza.
Publicado por: Eventual | 07/08/2007 14:48:44
Jodeeeeeeeer. Cuanto pedante hay por aqui!. Como odio a los pedantes.
Publicado por: Frankiegoestohollywood | 26/07/2007 12:23:19
¿Y las pistolas? ¿Por qué siempre tienen que salir pistolas? ¿alguien me lo puede explicar? ¿acaso tenemos todos una en la guantera?
Publicado por: Cristina - Tumundoesonline | 25/07/2007 11:48:26
Perdones Vds. la intromisión, a mi me gusta el cine español, me encanta el cine español, a pesar de que mis amigos digan que solo va de putas y chorizos. Porque claro no es lo mismo que se desnude la Johanson que lo haga Victoria Abril, ni Paz Vega, que como son de andar por casa pues pues podemos insultarlas más fácilmente; lo de la otra es una sublime actuación.... Claro que no vamos a criticar las virtudes de los super actorazos Bruce Willis y compañía, que como todos sabemos eso es cine de verdad.... y además recauda pasta... qué triste... o sea nadie al otro lado del charco se cuestiona si esas pelis son obras de arte, hay pasta pa tó.... las hacen y punto. Lo que nos pasa, señores es que los españoles no nos lo creemos, estamos llenos de complejos.
Publicado por: Medea | 17/07/2007 14:03:11
Claro, uno palidece por el fondo pero disfruta de las formas, quizás es que yo hablo de un concepto de entretenimiento muy de diccionario y usted de otro.
Publicado por: mer | 17/07/2007 13:54:03
No, verá, es que aún palidezco cada vez que recuerdo al bendito cura de campaña de bresson mojando su pan en vino, o lo que fuera aquello.
Lo de 'si no se entretiene con X es que no le gusta el cine' se lo acepto como boutade, pero como frase es bastante tontuna, ya lo sabe.
Publicado por: TerryVance | 17/07/2007 13:18:46
Si usted no se entretiene con Pickpocket es que no le gusta el cine. Entretenerse no es reirse a carcajadas. Si fuera así estaríamos apañados.
Publicado por: mer | 17/07/2007 12:22:06
Dios mio. Que bresson es divertido.
Voy a por el cutter.
Publicado por: TerryVance | 17/07/2007 2:47:13
Bueno con las mismas, como crítica autorizada por el colegio de críticos de Alcalá yo opino que tu peli es la mejor que haya visto nunca.
Anímate que te veo muy bajo.
Publicado por: Virginia | 17/07/2007 0:19:11
Pues dile a ese reputado crítico de mi parte que es GILIPOLLAS.
Y que tu no te responsabilizas de los comentarios de tus lectores ;).
Publicado por: Lenny | 16/07/2007 22:51:20