La sensación en Santander fue un trastorno parecido al de esos episodios finales de culebrón en los que tienen que cerrarse todas las tramas en el mismo tiempo en el que, en capítulos anteriores, sólo cabía una revelación de tres al cuarto.
-Oiga, que... ha habido una reestructuración de parrilla, ya sabe, la contraprogramación, y... el capítulo de hoy de “Yo soy Bea” sólo puede durar ocho segundos”.
-Co... cómo dice, pero si es el capítulo en el que Bea se transforma en una CHICA GUAPA.
-Ocho segundos.
La semana pasada fue el preestreno de Los Cronocrímenes en el Palacio de Festivales de Santander. Por cuestiones de agenda (mi agenda parece el diario del malo de Seven) mi presencia en Cantabria se redujo a unas pocas horas.
De repente, corres al escenario del Palacio de Festivales y te topas con... ¡Mil quinientas personas! Entre las que se encuentran, diseminadas, como en un álbum de cromos de tu vida, todo el mundo. Tus padres, todo el reparto de gente que te ha cambiado los pañales en algún momento, ése al que no ves desde la última boda, los que no ves desde que cortaste con aquella chica. Y, por supuesto, los seres humanos con los que convivimos durante el rodaje en Noja (¡El hotel LIBER-SPA tiene una suite Vigalondo!), Meruelo (esas pizzas del SOL), Esles...
Dos días después tuve una rueda de prensa y una sesión de entrevistas en el cine Palafox que se mantuvo desde las once de la mañana hasta las ocho de la tarde. Un volumen de prensa inusual para una película de este tamaño. Algo que aturde, tanto a mí como a ese periodista que, detectas, no sabe por dónde empezar. Es al volver a casa, y mirar al techo, y preguntarle “¿Cómo demonios he llegado a esta situación?”
Estábamos rodando una de las disparatadas secuencias en la carretera, cuando lo sentí, y lo dije en voz alta, creo que a Flavio: “Si esto va bien, irá mejor de lo que nadie se imagina. Y si va mal, irá peor de lo que nadie se espera”. Lo que nunca hubiese imaginado es que... ¡Iban a suceder las dos cosas a la vez!
Ahora puedo hablar del tema con un poco más de lucidez (o con la lucidez que presupone a cuatro dias de estrenar tu primera película). Todo esta odisea ha sido un viaje de extremos para el que no estaba preparado.
En uno de los asombrosos videos domésticos de Eugenio Mira aparezco en un cafetería susurrando con autosuficiencia “Los cronocrímenes”. Era el 2003. De entonces a ahora mi carrera ha dado más giros de los que nadie hubiese sospechado. Estoy en una posición jugosa para que unos y otros opinen sobre mi futuro, unos señalando a los nubarrones, otros al sol. No quiero ofender, pero sólo escucho al que predijo lo que iba a ser mi vida desde el 2003 hasta hoy. O sea, a nadie.
Lo malo ha sido terrible, y lo bueno, extraordinario. La película, quizá por rellenar un hueco que ni existía, o por no regalar un kit de pistas para comentaristas con la entrada, ha generado los comentarios más dispares. Ha sido un frio experimento sin drama y un relato intenso y vertiginoso. Ha sido un torpe discurso amateur, o una dirección perfecta, una rareza maldita o un taquillazo potencial. Es con esta dualidad (que desconcierta mucho más que el clásico “es buena- es mala”) con la que he aprendido a convivir durante estos años.Sin un precedente al que agarrarme. Sin mapa alguno. Eso han sido mis últimos cinco años.
Sin embargo, pecaría de victimismo si no expresara mi alegría por los comentarios y críticas a raiz de los recientes pases de prensa, de cara al estreno de este viernes 27. Está habiendo una buena recepción a la película y, por encima de todo, percibo ganas generalizadas de que se estrene una película, española o no, que se salga de los caminos frecuentados. Por otro lado, uno desea decirlo todo sin decir nada, y en ese sentido que alguien haya dado con Bresson y el Giallo da a entender que el proceso comunicativo funciona.
Pero,en cualquier caso, y consuelos momentáneos aparte, el artista honesto ha de sentirse a gusto en la desorientación. Qué hacemos, a fin de cuentas, más que poner ladrillos en una torre desde la que no sabemos qué se verá.
Al día:
La verdad es que los medios se están portando. Me fascina el deslumbrante reportaje fotográfico de la GQ de Junio, con Bárbara Goenaga como una vedette saliendo de mi chistera, el paquetón que exhibí en la página doble del EP3, o la página 22 de la Shangay.
El gran Noelio está celebrando un especial Cronocrímenes.
El Chico Santamano (blog revelación de la temporada) desmonta mis cimientos con una entrevista hijaputa.
La doctora amor charla conmigo de, ya saben...
Antiegos se apunta al SaulBassismo con una propuesta de cartel...
y Bukowski hace el chiste del mileno.
Y aquí, crónicas del estreno en Santander gracias a los habituales Txutxo, Oliva y Pelayo. (Por cierto, OLIVA, lo has pillado)
En Aullidos piden preguntas por esa boquita.
¿Me dejo algo? Dímelo en los comments.
Y el martes noche, a BUENAFUENTE!