Es imposible volver al hogar donde naciste. Como persona, uno aprende a desistir. Como director de largometrajes,todavía me mueve la ilusión de volver al sitio donde me dieron a luz tras un año de tinieblas: En unas horas tomo un avión para Austin, el Álamo Drafthouse, la edición 2008 del Fantastic Fest.
La clave está en ese pase tuneado de Terrorificamente Muertos, que intenta arrebatarle a Rocky Horror Picture Show el trono de Única Película Convertida en Ritual Disparatado. Ya era hora ¿Eh? Resulta, además, significativa esta operación en una película que ya era una versión vitaminada y enloquecida de su predecesora, Posesión Infernal.
Por número e intensidad de eventos, por acumulación de películas, ciclos y pases especiales, por eventos e invitados... En resumidas cuentas, por explosión de ese amor que profesa Tim League por el caos en grupo, este año, el Fantastic Fest es la edición Terroríficamente Muertos de lo que fue el año pasado: La ampliación y corrección de todas las posibilidades de un superfestival que quizá sepa no morir de éxito.
¿La razón específica de mi estancia? Este pase de cortometrajes, en el que cabrá desde 7:35 de la mañana hasta mi último sketch para los Chanantes.
Por último, una buena noticia, y es que este post no tiene como única finalidad ponerles verdes de envidia. Les he insistido en las bondades de este festival, pero ninguno nos esperábamos esto: El Fantastic Fest Online es la posibilidad de ver en sus casas, en streaming, por la jeta, una selección de películas y cortometrajes a concurso. Así que sonrían: Pueden ver en sus ordenadores (y votar) Doctor Infierno, de Paco Limón, la sorpresa española de este año. O I think we´re alone now, el aterrador documental sobre la rutina de un par de acosadores de una estrella ochentera.