Año 2002, si no me equivoco. Nunca olvidaré la llamada de Pedro Arnal. Habíamos trabajado juntos en Gran Hermano, y un año después me telefoneaba como redactor del talk-show de Telemadrid Esta es mi gente.
-Nacho, échame una mano. Se me ha caído un travesti.
Tenían que cubrir un invitado para el programa de esa misma tarde. Y Pedro sabía que por aquel entonces Alejandro Tejería y yo habíamos hecho de maestros de ceremonias en más de un festival de cortos. Amenizamos más de una velada con disfraces insolentes, canciones guarras y efectos especiales de tres al cuarto (En el festival OBUXO, en cierta ocasión, casi nos cargamos al padre de un concejal con polvos para estornudar).
El programa tenía como tema “Me encanta dar la nota”. Pedro Arnal pensó en nosotros.
-Vale, gracias, gracias. Y... ¿Qué digo a los guionistas que sabéis hacer?
-Eh... Bailar con una botella en la cabeza y cantar una canción que se llama “Me huele el pito a canela”.
De Leonardo Dantés no nos dijeron nada. La sorpresa en directo es real. Que quede constancia de que el tipo es encantador. Una semana después, nos invitó a la celebración de su santo, en el Palacio de Gaviria. Fuimos directos desde el rodaje de Las aventuras galácticas de Jaime de Funes y Arancha, con el disfraz puesto. Estaban todos. César Velasco nos grabó con su cámara mientras pulíamos con nuestras corbatas los centelleantes zapatos de charol de la Vampira de Marbella. Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado.