Este fotograma encaja perfectamente en mi versión.
-Pero qué pasa ¿No te gustó Transformers?
-Hombre. Mi opinión no es muy apocalíptica. Pero tampoco conformista. Pienso que esta película estaba condenada a ser esplendorosa, y es así, pero poco más. Transformers iba a ser una superproducción con adolescentes, coches, y robots gigantes dándose de hostias. Aunque la dirigiese Ventura Pons. Es un proyecto con unas coordenadas tan definidas, y tan excitantes para mí, que era imposible que me defraudase. Pero no era imposible que me llevase a los cielos. Y no lo hizo.
-¿No te gusta Michael Bay?
-Transformers tenía todas las papeletas para no gustarme desde el momento en que se anunció que mi director de acción favorito, Jonathan Mostow, iba a ser sustituido por Michael Bay.
-Qué cabrón el Spielberg ¿No? Porque eso fue cosa de Spielberg.
-En realidad, los fans que posteamos y foreamos estamos a años luz de entender las mecánicas y orígenes de estas situaciones y decisiones. Pero preferimos vestir nuestra ignorancia con teorías a base de suposiciones vacías y sentido común de café, puro y copa. Sí, claro, fue cosa de Spielberg. Menudo cabrón.
-Y cómo hubiese sido, de haberla dirigido Mostow.
-Pues ese iba a ser el título original de este post, pero después he pensado, qué cojones, ya somos mayorcitos. Ya va siendo hora de mirar las cosas de frente. ¿Me entiendes? Así que, qué demonios. Ahí va: Cómo hubiese hecho yo Transformers.
-Pero ¿Qué interés tiene eso?
-De entrada, la película duraría noventa minutos. No es tan complicado rebajar tanto metraje, si quitamos de la trama a todos esos secundarios desorientados. Esos marines polvorientos que, de repente, toman el control de la situación. Los informáticos. Los colegas. El presidente. Todo esa armada de comparsas humorísticos que aparecen y desaparecen de la película sin motivo alguno. Todos fuera. No hacen más que despistar al espectador con tanto diálogo y sisarle su tiempo sin darle lo que ha venido a ver. Robots gigantes dándose de hostias. Nos quedamos con Shia LaBeouf y Megan Fox, la pareja de adolescentes. No queremos más personajes. Tenemos una invasión alienigena. Dos ejércitos enemigos de robots gigantes que han acabado en la tierra por accidente.
-Por accidente. Pero, originalmente, llegan a la tierra buscando...
-Buscando qué. ¿Las gafas del antepasado del protagonista, que a su vez son el mapa para encontrar el cubo de la vida, que sirve para... ¿Es que alguien entendió todo eso? ¿Por qué estas historias han de estar llenas de determinismo? Tanto pasado, tanto dato hilvanado, tanta razón oculta enterrada bajo el sótano... Odio esa necesidad de fabricar mitologías atropelladas para justificar algo tan limpio como es una catástrofe militar de ciencia-ficción. Los autobots y los decépticons llegan a la tierra por accidente (se estrella su nave, por supuesto) y la pareja protagonista se involucra en el asunto, también por accidente, claro.
-¿Cómo?
-El chico encuentra un coche aparentemente abandonado, el Camaro. Va a devolverlo, pero a medio camino de la comisaría, en un cruce, se topa con la chica de sus sueños, la sexy amante de los coches. Ella se queda impresionada con el vehículo. Quiere conducirlo por un rato, y el muchacho no es capaz de de decirle que ese coche no es suyo. Así que le permite subir. Ella toma el volante. De repente... Hay una explosión en la lejanía. Y el Camaro se convierte, en un parpadeo, en un Autobot.
-¿Con ellos dentro?
-Por supuesto. Lo que nos da pie a la escena de sexo.
-¡Es imposible que haya escena de sexo en Transformers!
-¡También es imposible que la dirija yo! Escucha. Vamos a resolver una de las preguntas clave: ¿Qué sucede con los pasajeros de un automóvil que se transforma en autobot?
-¡Que mueren aplastados!
-No seas ridículo. Se aplastan, pero no mueren. De hecho, LaBeouf y Fox quedan comprimidos en una postura muy, muy comprometida. Y las zancadas del autobot al correr provocan que sus cuerpos se rocen de un modo que hace insoportable que no surja la llama. Un polvo dentro de un autobot. ¿Te lo imaginas?
-Y después qué.
-El autobot se involucra en una aparatosa batalla en la que acaba destruido un concesionario de vehículos. Es muy emocionante el momento en el que los autobots y decépticos se burlan los unos a los otros escondiéndose entre vehículos terrestres. Algo que los guionistas de la película real tenían a huevo, por otro lado. Los buenos ganan a duras penas. Los malos huyen, por el momento. La pareja baja del Autobot, recolocándose la ropa, descubriendo que, mientras follaban, el mundo se deshacía en una espiral de destrucción.
-Es metafórico ¿No?
-Siempre que en el cine algo pasa simultáneamente a un polvo es algo metafórico.
-Ah.
-El Autobot que les acogía, que se llama Bumblebee, es majísimo, les presenta a sus aliados y le explica la situación. Resulta que los robots malos quieren apoderarse de los recursos de ese planeta que acaban de descubrir, y los buenos, que se sienten responsables, quieren dejar a los buenos libres de cualquier amenaza. Los malos están construyendo en las afueras de Las Vegas un arma definitiva, compuesta a base de, eh, decépticons ensamblados, que puede acabar con la vida orgánica en el planeta en un instante. La mala noticia es que los autobots calculan que el cañón estará disponible en menos de cien minutos. No hay tiempo que perder.
-Ajá. Entonces por qué se molestan en explicárselo todo a los humanos.
-Porque les necesitan. En la última batalla Bumblebee y una autobota llamada, eh... Xtreme han perdido sus controles direccionales. Necesitan humanos que sean capaces de manejarlos. Las fuerzas del bien están diezmadas hasta el punto de que necesitan a todo aquel robot que pueda estar disponible. Aunque eso les ponga en la difícil situación de pedir ayuda a dos terrícolas inocentes.
-¿Manejarlos? ¡Los transformes no pueden ser manejados!
-¡Si los coches pueden llevar conductor los robots también! ¡Deja de poner trabas absurdas a mi película, por favor!
-Disculpa.
- Megan Fox y Shia LaBeouf suben a los respectivos robots y en un santiamén aprenden a manejarlos. Es un sistema muy intuitivo. Se sienten, de repente, poderosos, invencibles. Y se unen a la batalla.
-¿Y después?
-Básicamente el resto de la película son persecuciones, batallas y peleas encadenadas, casi a tiempo real, en las que la ciudad de Las Vegas queda calcinada y el Hiper Cañón, que, por supuesto también se transforma en un Hiper-Decépticon de varios kilómetros de altura, es destruido en una batalla infernal. Toda esta parte todavía la tengo que desarrollar un poco. Pero es, básicamente, destrucción, situaciones límite, chistes al vuelo y hostias entre robots gigantes. Y un epílogo en el que los protagonistas descubren que pueden follar desde sus respectivos transformers. Dos transformers follando en las cúpulas de los pocos casinos que quedan en pie. ¿Te lo imaginas?
-¿Y te darías un papel a ti mismo?
-Gilipollas.