Hacerse mayor es comprobar la eficacia de la triste Ley de Sturgeon: El noventa por ciento de todo es mierda. Sí, el noventa por ciento del cine es mierda. El noventa por ciento de lo que se habla de cine también.
En cualquier caso, la antigüedad del medio cinematográfico, pese a ser escasa, sirve como guía para orientarse en el torrente. De las muchas cosas que envidio de J. A. Bayona (atención al verbo que acabo de utilizar, rara vez lo oirán en boca de un director de cine) está su complicidad con el gigantesco Juanjo Sáez. El otro día pillé al vuelo una página suya en la Rockdelux, sobre la incapacidad de la crítica del momento ante las aplastantes certezas del tiempo. Tiene toda la razón del mundo. En ese sentido soy bastante poco revolucionario: Si un nombre o un título han permanecido vivos, o han acabado emergiendo después del rechazo de su época, rara vez acaban siendo espejismos. Tirando de esos hilos es más sencillo ver cine de estreno y leer crítica con la perspectiva adecuada. Saber de dónde vienen las cosas elimina disgustos, reduce las posiblidades de fraude y multiplica el placer. Pero nunca nos dejemos llevar por la nostalgia: En los años cuarenta el noventa por ciento de todo también era mierda ¿Eh?
Entre lo uno y lo otro, está todo lo demás.
Pero ¿Qué pasa en Internet? Estamos, sin darnos cuenta, viviendo todavía las primeras patadas del que será, en menos de una década, el primer medio de comunicación. Si hablamos de páginas y autores, estamos viviendo ese temprano y mágico barullo en el que se escribe bien y mal, se diseña bien y mal, lee bien y mal, y se interpreta bien y mal y fatal, y la ausencia de pasado legitima a unos y a otros de una manera que será indudablemente jocosa, dentro de esa década que os menciono.
Por todo esto, es agradable que, a dia de hoy, haya páginas que hagan el intento a ordenar lo uno y lo otro. Si hablamos de análisis cinematográfico y televisivo, hay rincones donde se pone un especial empeño en recopilar la mierda. Pero hay algún otro donde tiende a recalar el 10% restante. Como la que lleva el acertadamente pomposo nombre de Elitevisión.
Reconozco que mi relación con esta página es traumática. Estuve escandalosamente cerca de su creación (una pequeña melee en el messenger) y asistí, cegado, al arrebato que le llevó a John Tones a diseñar un proyecto materialmente imposible: Organizar una selección de artículos que analizase series de televisión capítulo a capítulo. Estadísiticamente, al menos dos articulistas están condenados a morir antes de alcanzar su última temporada. Tones es el Fitzcarraldo de la blogosfera.
Me siento traumatizado porque siempre pensé que que mi primer artículo aquí hablando de Elitevisión sería anunciar mi colaboración. Dos veces me he propuesto embarcarme en el destripe de dos series imposibles, y las dos veces mi vida se ha desbaratado, aplastando cualquier ambición de embarcarme en semejante proyecto. Y la calidad y riqueza referencial de algunos artículos no ayudan, hijos de puta. ¿O qué creen, que no tengo miedo de convertirme en el 10% de mierda de Elitevisión? Así que, por el momento, este es el anuncio de mi fracaso. Pero imagínenme a contraluz, con el puño alzado. A ver, a ver...
He tomado prestada la imagen del Blog de Kenny. La comparativa de planos de Los Simpson y referentes reales es escalofriante.