A pesar de casi todo, hay gente que se empeña en pagar los impuestos. Despreciando las facilidades para defraudar y ser perdonado que ofrece el actual gobierno, L. M. es una ciudadana de Cornellà que recibió en su casa la notificación del pago de un impuesto, llamado "Tributo de la Movilidad" y decidió pagarlo en tiempo y modo correspondientes. El Tributo de la Movilidad está vigente en Barcelona y algunos de los municipios que la rodean formando parte del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Lo recaudado se destina a financiar el déficit de funcionamiento del transporte público en ese mismo territorio. No todos los municipios lo cobran del mismo modo. Cornellà emite un recibo específico. Barcelona, en cambio, lo cobra a sus ciudadanos pero en forma de recargo en el IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles). Hace poco, el líder del PP en Barcelona, Alberto Fernández, ha pedido la supresión del tributo, sin que quede claro si lo ha hecho para conseguir mayores transferencias del Gobierno central o del Autonómico (ambos aportan también una parte para cubrir el déficit del transporte público metropolitano) o dentro de la política general de su partido de acabar con cualquier atisbo de ayuda pública (salvo a los bancos).
R. M. no pone objeción a pagar ese impuesto, de modo que, cuando recibió la notificación hace unos días, leyó las instrucciones y vio que podía abonarlo en varias entidades bancarias. Una de ellas,la intervenida Bankia. Casualmente dispone de una cuenta abierta en una oficina de Caja Madrid, integrada en Bankia, de modo que se fue a las dependencias bancarias con el recibo y notificó al empleado su voluntad de ejercer como contribuyente y pagar, en vez de esperar a que el Gobierno le aplicara una amnistía parcial. El empleado tomó el papel, lo miró y remiró, vio incluso que disponía de instrucciones en forma de código de barras y le aplicó un lector. Nada. Bankia, informó a la lectora, no es una de la entidades donde se puede pagar el recibo. R. M. se fue de allí con serias dudas. Sabe leer y escribir y podía descifrar perfectamente el nombre de Bankia al lado de otras cuatro entidades bancarias donde hacer el ingreso correspondiente al tributo. Da la casualidad de que L. M., prima de R. M., también residente en Cornellà, tiene cuenta en Bancaja, entidad integrada en Bankia. Le comentó el caso y el primo, tras comprobar que en su notificación ponía lo mismo, se dirigió a Bancaja para pagar su parte. Nada. Bankia no es una entidad donde se pueda pagar ese tributo le dijeron.
Ambos se pusieron en contacto con este diario que llamó a AMB. La responsable del asunto informó con rapidez y precisión de que, posiblemente, se había producido un error que en gramática se llama metonimia y que consiste en confundir la parte con el todo. Con quien AMB tenía un convenio para el pago del tributo era con Caixa Laietana, hoy integrada en Bankia, de modo que se puso el nombre de la nueva entidad, suponiendo que, como afirmaban sus dirigentes, las partes estaban realmente integradas. Y resulta que no, que al menos en eso, Rodrigo Rato no se ganó todo el sueldo cuando presidía el nuevo banco. AMB aseguró que se había hablado con Caixa Laietana y que en 48 horas la cosa estaría resuelta. Eso era el pasado 15 de junio. El lunes 18, para mayor seguridad el martes 19, R. M. y L. M. podrían pagar su tributo en la oficina de Bankia. Tampoco.
El servicio de atención al cliente de Bankia confirmó que, en efecto, la integración de los servicios informáticos de las tres entidades aún no ha sido completada. Resultado, diga lo que diga AMB, Bankia no cobra ese tributo. La misma fuente no pudo precisar si una parte de Bankia, las oficinas de la que fuera Caixa Laietana, sí lo cobraban. La llamada a esta entidad no sirvió para aclararlo. Tras pedir un tiempo para dar una respuesta bien informada, remitieron a la sede de Bankia en Madrid cuyo portavoz señaló que no sabía nada de nada del asunto. 48 horas más tarde, la cosa sigue sin novedad. Bankia no sabe ni contesta.
L. M. y su primo han decidido ser buenos ciudadanos y pagar en la oficina de otro banco en vez de esperar a la próxima amnistía fiscal, que hubiera sido lo más fácil.
Imagen tomada por Salvador Fonoll Bernabéu.