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Obras eternas, más o menos

Por: | 06 de junio de 2012

OBRAS C. CIUTAT GRANADA-PUJADES 581
Barcelona. Junio de 2011. En la confluencia de la calle Ciutat de Granada con Pujades, barrio del Poblenou, distrito de Sant Martí, unos operarios empiezan a tomar las medidas pertinentes para unas obras. Los vecinos tiemblan en silencio. El objetivo declarado es mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía instalando tres ascensores en la estación de metro de Llacuna, perteneciente a la línea 4. Pasan las horas, los días, las semanas y los meses en desvaídos trabajos preliminares. A principios de 2012 los vecinos se enteran, vía radio Macuto, de que les van a cortar la calle. Las obras van a empezar de un momento a otro. Al salir el sol o al ocultarse alguna luna. Llegan camiones cargados de maquinaria y vallas. Muchas vallas. Y sí, la calle se cierra al tráfico. Es un decir. El tramo de Ciutat de Granada situado entre Pujadas y Roc Boronat no puede ser utilizado por los ciudadanos, salvo a pie por una pasillo estrecho. Es un decir. Hay un pasaje que permite a los coches llegar hasta ahí y aparcarse con más desconcierto que desorden. No pueden salir (por las vallas), pero como bien saben los técnicos de movilidad, cualquier espacio donde sea posible aparcar un coche, será ocupado por un coche. Igual se lo han dicho al concejal de Movilidad y del distrito, Eduard Freixedas.

Febrero. Un mes corto, pero con suficientes lunas para iniciar las obras de los ascensores. Lo primero es cortar por lo sano. La fotografía que señala cómo se cortan los carriles para bicicletas lo explica perfectamente. Pero no es lo único a cortar: se cortan, sobre todos, las calles. Para eso sirven las vallas: para dificultar el paso al personal, no vaya a molestar a los operarios de las obras. Incluso cuando aún no hay obras. Es algo perfectamente visible en tantas carreteras en las que hay señales que obligan a reducciones por obras que nadie realiza. Señales que indican que hay personas trabajando aunque no haya nadie trabajando. Horas, días, semanas, meses. Pero en febrero, más de medio año después de las primeras amenazas, empezaron las obras. Y allí siguen. "Este tipo de obras exigen mucho tiempo", explica un portavoz del Departamento de Territorio, cuyo titular es Lluís Recoder. Es cierto. Sobre todo porque se hacen procurando afectar poco al servicio. Pero eso no obsta para que haya retrasos, siempre hay retrasos en las obras. Quien las haya hecho en su casa bien lo sabe, pero en las obras públicas los retrasos son endémicos. Los ascensores de la estación de Llacuna van camino de eternizarse. No los ascenosres, porque allí, de momento, lo único que hay es tierra removida y algún punto de la calle reforzado. Pero el futuro es incierto. Tan incierto que la empresa encargada de la obra, con el benepláctio muncipal, no ha puesto una sola indicación ni de fecha de inicio ni de fecha de hipotético final. Lo mandan las normas municipales, pero ya se sabe que la prioridad de este equipo de Gobierno no es hacer cumplir las normas. En eso, no se diferencia en nada del equipo de Gobierno anterior.

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Un portavoz municipal aseguró ayer que sí había una valla con las indicaciones. Es posible, Anteayer, desde luego, este diario pudo comprobar que la única indciación existente era la de que se estaba haciendo una zanja para Telefónica y que la fecha de final de obras era el 25 de mayo. Algo era falso. Allá quien corresponda decida qué.

Una vez iniciadas las obras, los cercados siguieron creciendo. Como en si se tratara de una novela de Manuel Scorza. En abril, las vallas impedían incluso el paso. Los vecinos fueron informados de que se trataba de una medida imprescindible, pero provisional. Duraría dos semanas, según la Generalitat de Catalunya, que es quien realmente financia y realiza la obra. Se conviertieron en tres, según el Ayuntamiento de Barcelona y en cuatro según los vecinos. El lector puede decidir quien tiene más razones para saberlo con precisión. Una de las empresas sin acceso fue la Librería Catalunya. No pudo celebrar el día del libro. Así son las cosas, si alguien consiente que así sean.

Los vecinos, cansados de las obras de nunca acabar y de los inconvenienes, deciden querjarse al ayuntamiento y enviar cartas y fotografías a los diarios. Una de ellas se publica. Entonce sí, entonces acude la Guardia Urbana y hasta los Mossos d'Esquadra. Lamentan no haber sido informados del asunto, del que, a lo que parece, no tenían noticia directa, pues se trata de una obra claramente menor que apenas ocupa algo más de un centenar de metros lineales de calle, con afectación de carriles para biciletas, líneas de autobús y accesos al metro. Una minucia para ser percibida por la autoridad competente a cuyo ojo casi nada escapa.

Las obras siguen. Llevan retraso, aunque nadie lo haya comunicado a los vecinos. Dificultan la vida cotidiana, la semanal e incluso la de todo el año. Pero así son las cosas cuando alguien lo permite. "Las obras llevan retraso", explican los portavoces de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona. En el mejor de los casos, estarán terminadas en el primer trimestre de 2013.

Estos retraos son al margen de la previsión general hecha hace más de una década. Se decidió entonces que todas las estaciones de metro y Ferrocarrils de la Generalitat deberían estar adaptadas para personas con movilidad reducida en 2006. ¿cCuántas quedan?

Los vecinos. explica D. L., se quejan de las obras, pero también de haber ido al Ayuntamiento a quejarse y de no haber tenido respuesta alguna. ¡Qué pretenden! Ya no hay elecciones. Además, el problema de Eduard Freixedas no es caer bien a los vecinos, sino a los miembros de su formación (CiU) que deciden quién y en qué orden figura en las listas. Así son las cosas cuando la gente las permite.

Las obras siguen. Las vallas siguen. Las explicaciones siguen sin llegar.

Imágenes facilitadas por los vecinos.

 

Hay 6 Comentarios

Genial como siempre. ¿Puede hablar con quien corresponda en el periódico y tener un blog similar para Madrid?

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Moltes gracies per explicar el que estem patin els veins i comerços, cosa que no deuen saber fer les administracions, que per el que sembla ja els hi esta be que a més de la situació actual, ens acabem d'enfonsar amb el seu ajut. Es molt trist que només després de sortir als diaris,apareguesin els agents de l'autoritat interesan-se per el problema,sense que ningú més ens hagi donat cap mès explicació,ni contestat a les nostres reclamacions presentades a L'Ajuntament el 19-4-2012.

Llevan toda la razón,soy taxista y doy fé de ello.Debería de poner como fecha de terminación el año que no tenga viernes.

Parece Mentira que tengamos que aguantar estas cosas
parece que todo funcione al reves y como no, siempre pierde y paga el ciudadano . Estos pilitiquillos de hoy solo piensan en las eleciones y despues que le den al pueblo, cosa que no se que calificativo poner , porque realmente es para acordarse de su MADRE aunque sea una santa .
Gracias por escuchar a los vecinos y comerciantes que se sienten impotentes ante tanta chuleria . Gracias de nuevo

Muchas gracias por escuchar nuestras quejas y hacerlas publicas.

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Sobre el autor

Francesc Arroyo

Francesc Arroyo es redactor de El País desde 1981. Ha trabajado en las secciones de Cultura y Catalunya (de la que fue subjefe). En la primera se especializó en el área de pensamiento y literatura. En los últimos años se ha dedicado al urbanismo, transporte y organización territorial.

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