La formación que gobierna en Barcelona ganó las elecciones con el lema “la ciudad de las personas”. Se suponía que iba a promover que las personas recuperasen el espacio publico que el anterior equipo de gobierno había permitido que les fuera arrebatado por las máquinas. Por ejemplo, las aceras, invadidas por bicicletas, motos y no pocos coches. No ha sido así y lo que es más curioso, un poco a lo Mariano Rajoy, están empezando ya a decir que no piensan llevarlo a cabo su programa y que hay que repartir. Se trata de repartir exclusivamente el espacio del peatón, porque el de las máquinas no se contempla que sea puesto a disposición de quienes caminan.
M. M. F. comenta estas cuestiones, nada baladíes, al hilo de lo que sufre un día sí y otro también cuando pretende atravesar el cruce que forman las calles Berlín-París, Entença, Josep Tarradellas y Marqués de Sentmenat. El tramo a recorrer es, siempre, el más largo posible. Es decir, los técnicos de la movilidad municipal han dado prioridad a las máquinas frente al peatón, en contra de lo que defienden las normas de accesibilidad. Esto, que ya es duro para un peatón sin problemas, resulta un suplicio notable para alguien que vaya en silla de ruedas o tenga otro tipo de problemas de movilidad.
Véase lo que ocurre a quien se encuentre en la acera del lado montaña de la calle París y quiera ir a esa misma acera pero al otro lado del cruce, donde ya ha dejado de llamarse París para ser denominada Berlín. Desde luego, no puede ir en línea recta. Tiene que cruzar Tarradellas desplazándose unos 30 metros para sortear un parterre decorativo pero nada utilizable por las personas. Una vez al otro lado de Tarradellas no se encuentra a la altura de la esquina que le permitirá cruzar Entença, sino bastante más arriba. Debe, pues, caminar unos 15 metros para poder cruzar esta última calle. Por cierto, el paso de peatones no siempre es respetado por los vehículos que giran desde Berlín, pero esa falta de respeto es tan universal que casi es ocioso citarla. Bien, el peatón en cuestión ha salvado Entença. Pero no ha llegado a Berlín. Ni lo hará tampoco de forma directa. Tiene que recorrer otro tramo hasta encontrar un paso que le permita cruzar Marqués de Sentmenat. ¿Hay espacio para un paso de peatones directo? Sí, pero los muchachos del Ayuntamiento creen que es mejor que las personas hagan ejercicio.
El recorrido por la zona de mar está diseñado del mismo modo: el peatón se desplaza en beneficio de los coches. Más que la ciudad de las personas, esto parece una ciudad diseñada contra las personas. Sostiene M. M. F. que seguirá pasando así mientras no se reforme la ley electoral de forma que si uno vota un programa de gobierno y le dan otro pueda hacer como en algunas tiendas: reclamar que le devuelvan su voto porque le han vendido un producto defectuoso. Es lo mismo que gritan estos días en Madrid miles de ciudadanos que cuestionan la representatividad del sistema electoral y piden mayor capacidad participativa. Pero este es un asunto en el que esta sección no debe entrar. Recogido el comentario, cabe pasar a la versión del consistorio.
En este cruce coinciden muchas calles y con mucho tráfico. Bien, hasta ahí no es una explicación, es una descripción de hechos. Esto provoca que haya una superficie amplia “no accesible a los peatones”. Es verdad, pero no una verdad inevitable. Como en los recortes, se puede optar por dibujar los pasos de peatones por una parte (y darles prioridad en detrimento del coche) o por hacer lo contrario. Se ha optado por el coche. La nota enviada por el consistorio señala que si el peatón cruzara directamente tendría un recorrido muy largo. Es otra verdad, pero conviene matizarla: la longitud a recorrer sería menos de la mitad de la que recorre ahora.
Conclusión: no se va a cambiar nada porque todo está bien y ésta es la mejor de todas las ciudades posibles. Amén.
Imagen aérea de la zona tomada de googlemaps.