Niños

Por: | 29 de mayo de 2014

La Real Federación Española de Tenis (RFET) anunció hoy que organizará un nuevo circuito juvenil de categoría alevín e infantil que se integrará dentro de su estructura a partir de 2015. El circuito choca frontalmente con el Rafa Nadal Tour, que impulsa la Fundación del tenista, en principio ocupa las mismas fechas para jugadores de las mismas edades a partir del año que viene, y pone el acento en los valores antes que en los resultados (puntúa, por ejemplo, el compañerismo). Así, en unas categorías donde el tiempo que se puede dedicar al tenis es muy escaso, porque los jugadores tienen que ir a al colegio, las promesas tendrán que elegir entre el campeonato nacional infantil y alevín, integrado en el calendario federativo, o la propuesta del que seguramente sea su ídolo.

“Cuando nos enteramos, hablamos con ellos, pero el presidente no quiso hacer nada con nosotros”, dijo Carlos Costa, el representante del mallorquín, cuyo circuito ya está en marcha y es un éxito en Sevilla, Madrid o Palma.

“El calendario de 2015 no está cerrado y puedo garantizar que no se van a solapar fechas de unos con otros”, argumentó José Luis Escañuela, que hereda la estructura del Nike Júnior Tour y que enviará al ganador final al Orange Bowl, campeonato mundial oficioso de estas categorías. “A la Fundación Nadal le dimos un premio a finales de año. Contamos con todo el mundo en un entorno verdaderamente difícil, en el que es muy complicado garantizar la competición. Queremos aunar a todas las Fundaciones en el plan estratégico que presentamos la semana que viene con UNICEF”.

Por primera vez desde los años 80 del siglo XX, se puede hablar de crisis de cantera en el tenis español, donde se sucedieron como si les uniera una mágica cadena Sánchez Vicario-Bruguera-Moyà-Costa-Ferrero y Nadal. En plena crisis financiera, los recursos son pocos. Ahora, mientras los mayores no se entiendan, los niños no sabrán dónde juegan.

Corazones rotos

Por: | 28 de mayo de 2014

Cw

Cuando Caroline Wozniacki, exnúmero uno mundial, hoy número 14, se despide en la ronda inaugural de Roland Garros por primera vez desde 2007, el año de su debut, explica abiertamente lo que le pasa. La danesa, a la que el golfista Rory McIlroy dejó plantada la semana pasada, cuando ya habían mandado las invitaciones para la boda, habla con sinceridad de sus sentimientos y levanta la única barrera de pedirles a los periodistas que en la medida de lo posible le pregunten solo por su derrota.

“Ha sido un shock”, dice sobre la ruptura. “Nadie está preparado para algo así. Intenté concentrarme en lo que tenía que hacer pero… hay que seguir adelante, hay que seguir”

En su modalidad principal, el tenis es un deporte individual. No hay compañeros en los que apoyarse, colegas con los que repartirse la responsabilidad sobre la cancha. Las cuitas personales tienen efectos inmediatos en los asuntos profesionales. Y París sabe mucho de eso.

Aquí, en 2011, lloró Razzano sobre la pista la muerte de su pareja, el crespón negro bien visible en el vestido mientras se dejaba hasta la última gota de sudor sobre el albero. Aquí, en 2013, lloró en público Novak Djokovic la muerte de Jelena Gencic, la mujer que se lo enseñó todo sobre la raqueta. Aquí juega ahora Andy Murray rodeado de nubes negras, todavía afectado por el fallecimiento de la extenista Elena Baltacha, víctima de un cáncer hace menos de un mes. Aquí nadie tiene dónde esconderse, un compañero con el que compartir en el terreno de juego los sinsabores, todos pelean en soledad, acompañados por sus dolores, perseguidos por sus fantasmas. Entonces, esos jugadores que como Wozniacki pisan la pista con el corazón roto, se dicen: “Hay que seguir adelante, hay que seguir”.

Papás con raqueta

Por: | 22 de mayo de 2014

No son fotografías con épica, ni que retraten esfuerzos titánicos, pero sí tienen contenido, sí que cuentan mucho de la intrahistoria del deporte de la raqueta. La gira de arcilla premió a los fotógrafos que se alejaron de las centrales para adentrarse en las pistas de entrenamiento. Allí, en Zúrich, Suiza, pudieron capturar la esencia de quién es hoy Roger Federer, el genio de los genios, la leyenda que pisa la tierra, el hombre de los 17 grandes: un tenista que prepara Roland Garros jugando con dos de sus cuatro gemelos, un padre que acaba de celebrar la llegada de dos nuevos miembros de la familia, un competidor, finalmente, que ha alterado sus rutinas y sus ritos para que encajen en el nuevo escenario de su vida.

Federer, de 32 años, ha demostrado que se puede seguir compitiendo al más alto nivel aunque en la cabeza haya algo más que pelotas, cuerdas y zapatillas. Stanislas Wawrinka, de 29, ganó este año en Australia su primer grande y enseguida explicó que lo más duro era saber que su hija quería que perdiera cuanto más pronto mejor, para así verse las caras tras tantos días separados en dos esquinas opuestas del mundo. Kim Clijsters alcanzó sus mayores éxitos viajando con su hija, una niña que se montaba en el autobús de los periodistas con su niñera. Novak Djokovic, un hombre nacido por y para competir, con el éxito entre ceja y ceja, se enfrenta ahora a esa transición.

El serbio, de 27 años, anunció recientemente que va a ser padre. Antes, cuando ya él conocía la buena nueva y esta aún no era pública, ya deslizó que habría un cambio de prioridades en su vida, que ya no podría reservar el ciento por ciento de su corazón para la pista. Queda ahora por ver cómo maneja los finos equilibrios que requieren la paternidad y el deporte de alto nivel. Queda saber si alcanzará la armonía que vive Federer, un papá que se marcha las zapatillas de roja tierra y luego deja que sus hijas cojan el rastrillo y jueguen a limpiar la pista mientras él las observa.

Palabras que valen un título

Por: | 11 de mayo de 2014

“No vayas a por el ace, simplemente ponle más revoluciones a cada saque. Tira con tu derecha a la esquina. Revienta a la bola. Ve a por ella”.

489113723La frase sería imposible en el tenis masculino, donde los puristas siguen defendiendo el deporte de la raqueta como un combate individual, raqueta contra raqueta, sin intermediarios, consejeros ni apoyos externos. En la final del Mutua Madrid Open, sin embargo, Maria Sharapova tiene la oportunidad de pedirle a Sven Groeneveld, su técnico, que se siente con ella en el banquillo y le aconseje. Esos cinco minutos cambian el partido. La rusa pasa de entrar en el debate con Simona Halep a intentar desarbolarla por fuerza. Se acaban los peloteos. Empieza el tiroteo. Sharapova, abrumada en la primera manga, vence.

No hay cuestión más beneficiosa para los organizadores del tenis masculino que la de las sanciones a los tenistas por escuchar a sus entrenadores. Las multas, de varios miles de euros, son frecuentes en todos los torneos. Cada jugador configura con su entrenador un sistema de señales y sonidos que sirve de instrucción sin que medie palabra, no vaya a ser que llegue el castigo. Los jueces de silla, que al fin y al cabo no hablan todos los idiomas que existen en el mundo, acaban fiándose de su instinto a la hora de decidir si sancionan lo que bien puede ser un “vamos” pronunciado en checo o una instrucción sencilla.

Mientras el circuito masculino se resiste al cambio, provocando que las toallas se conviertan en parapetos con los que los jugadores tapan su boca mientras hablan con su técnico, el femenino aprovecha doblemente el cambio: las jugadoras ven cómo el sueldo que pagan es más productivo que el de sus compañeros y los ejecutivos ganan unos minutos preciosos para mostrarle al mundo las interioridades de su deporte, las tácticas, las emociones, lo que puede llegar a cambiar un partido. “Maria”, dijo Groeneveld, que entre otros fue el mentor de Fernando Verdasco; “cada drive, a la esquina, no pelotees”. Y Maria ganó el título.

Pitidos y protestas en la noche

Por: | 09 de mayo de 2014

Los pitidos que acompañan a Ernest Gulbis son en realidad una señal de respeto y no tienen nada que ver con los que el público le dedica a la organización tal noche como la del jueves. Bajo la luz de los focos de la central, el letón dispara saques a 220 kilómetros por hora como si estuviera picando piedra en una cantera: con la eficacia y la tranquilidad del trabajo diario. El ambiente es eléctrico. Seguramente es difícil distinguir la pelota para los tenistas, distraídos por los flashes de los fotógrafos y el azul zafiro de los carteles luminosos que venden productos a los espectadores. Es este un escenario excepcional, tenis nocturno sobre tierra batida, tenis para noctámbulos, porque en Madrid las jornadas acaban a veces de madrugada.

Llegan entonces los atascos a la puerta de la Caja Mágica. Miles de espectadores, miles, obligados a pasar por cuatro tornos, frente a los cuales se forma un embudo. Se agolpan los cuerpos, hacinados en unos pocos metros cuadrados, apretados y exprimidos. Se acumulan los pitidos. Los abucheos. Las quejas a pleno pulmón, también los insultos, de decenas de personas contra los guardias de seguridad que organizan el operativo. Son miles de personas obligadas a salir en fila india. El peligro se siente.

A la salida, suelen esperar el atasco y los controles de la policía. Aún así, sabiendo que el futuro es ese, la gente resiste en sus asientos a sesiones nocturnas que se programan desde las 20.00 y obligan a que el último encuentro no se dispute antes de las 21.30. A veces el espectáculo es estimable: se puede ver, por ejemplo, al tremendo Gulbis protestando al juez de silla mientras David Ferrer se defiende, contraataca y resto a resto sigue con vida hasta semifinales.

Ojo de halcón

Sobre el blog

Un ojo de halcón para mirar al tenis, compartir historias y hablar sobre un deporte que de enero a diciembre inunda la libreta de héroes, villanos, partidos y detalles.

Sobre el autor

Juan José Mateo

es master en periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid / El País, redactor de la sección de deportes y cubre los Grand Slam.

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