De izquierda a derecha, Carles Vicens, el capitán, Portero, Munar y San Martín. (ITF)
Mientras Rafael Nadal busca esta semana el número uno en el torneo de Pekín, la selección española se ha proclamado campeona mundial sub 16 por quinta vez en su historia (1991, 1998, 2002 y 2004). Con todas las dudas que despierta el paso al profesionalismo, la cantera española, a la que tan negro horizonte se le augura, vuelve a emitir señales positivas. Parece claro que la cadena que unió a una generación tras otra de tenistas en el top-10 quedará rota cuando se retire la que ahora pisa las pistas. No se vislumbra ningún joven cercano a los 20 con ese potencial. Una generación después, sin embargo, España ya puede presumir de tener a los campeones del mundo sub 16, que levantaron el título en pista rápida, adaptándose en 48 horas a los 3.000 metros de altura de la ciudad mexicana de San Luis Potosí y derrotando en cuartos a Rusia, la selección favorita. Estos son sus perfiles según los describe Mico Margets, director del grupo de competición de la Federación de tenis en el CAR de San Cugat, donde se entrenan los tres.
Pedro Martínez Portero. “Es campeón de España júnior y cadete, algo que nadie había logrado. Juega bastante metido en la pista. Le gusta subir a volear, cierra muy bien la jugada en la red. Le gusta irse para adelante. No es el típico español. Coge la pelota cuando sube. Revés a dos manos”.
Jaume Antoni Munar. “Con Pedro ha ganado el campeonato de Europa en dobles. Técnicamente se mueve a gusto en pistas rápidas. Hace bastante saque-red. No es de ritmo alto, el típico español que se invierte de derecha y cede un metro de línea de fondo. Le gusta acortar los puntos. Muy buen revés, muy plano”.
Álvaro López San Martín. “Está un poco más cómodo atrás, pero también tiene golpes más bien planos. Le pega muy duro de derecha. Como los otros dos, no responde al típico patrón del juego español. Son distintos. Tres tenistas para ilusionarse”.