Fue un número uno en las pistas, y quiere serlo fuera de ellas. A los 33 años, Juan Carlos Ferrero tiene las manos ocupadas, llenas de proyectos, desde que colgó la raqueta. Pocos tenistas labraron su futuro con más decisión que el valenciano mientras aún estaban en activo. Pocos pueden presumir de lo que ha anunciado él esta semana: demostrando un acusado sentido para los negocios, abrirá una sede de su academia en Shenzhen, China, coincidiendo con la aparición de un torneo ATP de categoría 250 en la ciudad en 2014; y liderará el equipo de tenis que patrocina la UCAM, la entidad que más está invirtiendo en deporte en España en estos años de crisis.
Hasta China viajó El Mosquito junto a Antonio Martínez Cascales, su mentor desde que era un niño, presencia constante en todos sus negocios: la escuela en Villena, el hotel de lujo de cinco estrellas a los pies de la sierra de Mariola (Bocairent, Valencia) y el torneo de categoría 500 en Valencia, cuya propiedad comparte el extenista con David Ferrer y la exjugadora Conchita Martínez, entre otros.
La nueva academia de Ferrero será mastodóntica, al estilo chino, quizás lejos de la que tiene en Villena, donde hasta los mejores tenistas (él y Almagro) han llegado a convivir en la misma vivienda: 24 pistas de tenis de todas las superficies, una central con capacidad para 5.000 espectadores, hotel de cuatro estrellas con 200 habitaciones, colegio…
Y así, mientras nace el entrenador y el empresario crece, el seleccionador espera: uno de los grandes sueños del Ferrero extenista es ser capitán de la Copa Davis.
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