Qué alegría, qué jolgorio, qué gaudeamus. Se les ve contentos, felices, sonrientes. ¿Y a qué se debe esta algarabía, esta verbena? Pues porque el sol brilla y la vida les sonríe, sí, pero sobre todo les sonríen, qué digo sonríen, se despatarran de la risa, los jueces del Tribunal Supremo y del Tribunal Superior de Madrid. Veamos: Abc: “El banquillo espera a Garzón”. “El Supremo rechaza el recurso del juez y abre la vía para juzgarle por prevaricación; El TSJM anula todas las escuchas ordenadas por el magistrado en la Gürtel”. Editorial: “El juez que no sabía escuchar”. “Garzón será juzgado por manipular el Derecho para quedarse con un sumario que no le competía y por unos delitos que no existen". La Razón: “La caída de Garzón”. “El Supremo le pone contra las cuerdas y despeja la vía para suspenderle por investigar el franquismo; El TSJM anula las escuchas del Gürtel y compara los métodos del juez con la tortura y la Inquisición”. El Mundo, alcanzados los objetivos, hoy va de displicente, como si mirara desdeñoso la cucarachita aplastada: “Dos tribunales apuntalan los presuntos delitos de Garzón”. “Luz verde del Supremo para juzgarle por la causa del franquismo; El TSJM declara ilegales sus escuchas a los abogados de Gürtel”. ¡Aleluya, aleluya, que ya estamos a un pasito!