Bueno. Vamos a no cejar en el empeño de hacernos y hacerles a todos ustedes algunas preguntas al hilo de la huelga, que aunque parece que el 29-S fue hace mucho tiempo, apenas han pasado 72 horas. Coinciden muchos comentaristas de la fiel infantería en que la huelga fracasó, dicen, porque los sindicatos han sido cómplices del gobierno y no han hecho su labor de oposición como de ellos se espera. Lo expresa con claridad, por ejemplo, José Antonio Vera, Director de publicaciones de La Razón, en un artículo titulado “Méndez debe dimitir”, subrayado con este sumario: “Asesor de Zapatero y cómplice de su política, no ha hecho la tarea de oposición sindical que la sociedad reclama”. Vera se pregunta, retóricamente, claro, que ya lleva pegada la respuesta, por qué la ciudadanía, según él, no apoyó la huelga. Y se responde: “Básicamente porque quienes la convocaban, CCOO y UGT, han sido en este tiempo aliados inseparables del Ejecutivo. Los sindicatos no ha hecho el trabajo de oposición que la sociedad esperaba de ellos. No se han ganado el sueldo, y por esa razón su fracaso ha sido tan notable”. Pues sigamos con su razonamiento, que ya verán a dónde nos lleva: ¿Quiere de verdad José Antonio Vera que los sindicatos hagan esa oposición más enérgica, más dura, más radical? ¿Qué propone, pues, más huelgas generales o más piquetes? Y como ya le están hartando a este catavenenos, que tiene la paciencia del santo Job, pero a veces se le nubla la visión del otro ojo y se pone que no hay quién le aguante, habrá que recordar al señor Vera y a todos sus compañeros de esta tuna que tanto y tanto lleva azuzando a los sindicatos desde hace meses, que una labor fundamental en la labor de esas organizaciones es hacer frente -esa oposición que ellos reclaman fuerte y visible- a los empresarios, que son, en definitiva, quienes hacen los contratos basura, cuando los hacen, y quienes presionan al Gobierno desde la CEOE para agresivas políticas laborales. ¿Quieren también estos valientes articulistas de La Razón, El Mundo, Abc o La Gaceta y sus correspondientes radios y tedetés, que esos sindicatos, a los que se tacha de débiles cuando interesa, o de salvajes cuando nos beneficia, muestren esa energía en las empresas editoras donde hablan o escriben? ¿O mejor en las de los anunciantes de sus medios? ¿Quizá en los Bancos que les dan los créditos?
Les prometo que no volveré a calentarme y seré un disciplinado catavenenos, tan comedido en mis comentarios como débiles son los sindicatos. Hoy añado a nuestra habitual cosecha a un comentarista de lucha libre. Para que luego digan.