Hay poco pero malo. Malo y retorcido. Pero no se me desanimen que saben que sólo vivo para traerles a ustedes el menú degustación que selecciono con cuidado y siempre acabamos sacando petróleo. Más o menos bituminoso, pero esperamos que carbure. Y siempre con producto del día, que tiene su aquél. No me lo agradezcan. Limítense a darme las gracias, que decía el orador. Ya les facilitaré un número de cuenta cuando lleguen las navidades, que con esto de la crisis este año ni para turrón. Mandan la crisis, que la cosa está para pocos cohetes y el recuelo de las catalanas. Del fútbol nada digo, que a mí no me pillan, muchos años de profesión. También les voy a contar que a nuestros amigos de la fiel infantería no les parecen gran cosa los papeles secretos que está revelando EL PAÍS junto a otros cuatro líderes mundiales de la información. Ya saben: no hay peor ciego que el que no quiere oír.
Y en la política –española, claro- es todo puterío. Lo dice Pío Moa, que cualquiera se atreve a preguntarle cuál es su experiencia en el campo de las izas, rabizas y colipoterras.