Lo mismo llego un día de estos a cualquiera de los restaurantes de cinco estrellas a los que normalmente acudo -¿hay otros?- y me encuentro con que me quieren dar faisán. Se lo coma usted, le diré al hostelero ¡Se imaginan el horror! Sería terrible. Si saben o se acuerdan, hagan el favor de rezar, al primer dios que se les ocurra, incluso a varios, que suman, para que suceda, más pronto que tarde, algún acontecimiento sideral que les libere del caso del bar, de Camacho y Rubalcaba. Porque la cosa va a ser no ya dura: durísima. En general, cosas del País Vasco, que si los salvajes que sabemos asesinan parecería lógica la atención preferente, pero ahora que llevamos unos cuantos meses de descanso, da exactamente igual y todo sigue girando en torno a aquellas tierras. Ahora la bronca es porque no matan.
¿Tienen por ahí 14 euracos sueltos? Pues para Intereconomía, que yo sé que todos ustedes están muy orgullosos de ser de derechas.