Bueno, bueno, bueno… Que esto de la crisis nos sirve para un roto y un descosido. Porque supongo que todos ustedes se darán cuenta de que el Gobierno, cuando habla de recortes, en ningún momento añade una coletilla que solo se la ha reservado para las subidas de impuestos: es una medida coyuntural, y en cuanto se equilibren las cuentas volvemos a la casilla de salida. De eso nada. En la reforma laboral es más que evidente. Despido, rebaja de indemnizaciones, bajadas de sueldos, descuelgue de los convenios… son todas ellas medidas que en su mayoría no vienen marcadas por la crisis, sino por un ánimo –ideológico- de acabar con eso que la derecha considera privilegios carísimos. De los trabajadores, claro. Así que las indemnizaciones por despido van a seguir siendo de 20 días, te pongas como te pongas, aunque descubramos que media España está sobre una vejiga gigantesca de petróleo y la otra mitad sobre un continente de oro. Ya, ya sé que lo saben, pero es que hoy Abc y El Mundo, al hilo de esta cosa tan oscura del déficit, ya ha lanzado el siguiente zarpazo: si este Estado no se puede mantener, acabemos con él.
Y lleguen al Museo, que sé que les va a gustar. Y a indignar.