Dulce siempre, empalagosa a veces, pegajosa, de textura fina o gruesa, con mil tonalidades cromáticas, roja, amarilla, verde, naranja (amarga o no)... Y vieja. Muy vieja: cientos de años a sus espaldas. Tantos, que parece que se muere poco a poco. Es lady Marmalade. No la pegadiza canción del grupo Labelle (aquella del "Voulez-vous coucher avec moi (ce soir)", machacón hasta la pesadez), sino la primera de todas las lady Marmalade. Es decir, Doña Mermelada.