NOTA: Este reportaje fue publicado hace unos días en la sección de Deportes pero se levantó por razones de espacio. Como muy pocos lectores han tenido acceso a él, se vuelve a publicar ahora en Oppenblog, debidamente actualizado.
Al entrar en el parque olímpico en una gélida y brumosa mañana de invierno, lo primero que uno piensa es que Londres 2012 va a ser un completo desastre. ¿Aquí se van a juntar a competir miles de atletas? ¿Por aquí van a pasear decenas de miles, cientos de miles de personas? Lo único que se ve al bajar por una calle que lo único apetitoso que tiene es el nombre, Pudding Mill Lane, es un escenario de caos post-industrial. Un cementerio de edificios en ruinas, solares, alambradas.