David Alandete

Sobre el autor

(Valencia, 1978) es corresponsal de El País en Oriente Próximo desde 2013. Previamente, durante seis años, trabajó en la delegación del diario en Washington. Fue corresponsal en el Departamento de Estado y en el Pentágono, y cubrió la guerra de Afganistán, los juicios en Guantánamo y las campañas presidenciales republicanas de 2008 y 2012. En 2006 recibió una beca Fulbright para periodistas, y se especializó en Relaciones Internacionales y el Conflicto Árabe-Israelí. En este blog atenderá también a las consultas, dudas y quejas de los lectores. Pueden contactar con el autor a través de Twitter o Eskup.

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Livni persigue la paz

Por: | 29 de mayo de 2013

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Foto: Tali Mayer / AFP

Tzipi Livni sabe lo que se hace. Sobre todo porque ya lo ha hecho en el pasado. Es, hoy en día, la ministra israelí encargada de negociar con los palestinos, algo de lo que ya se hizo cargo en la fallida conferencia de Annapolis de 2008. No lo niega, sabe que es tarea ardua. “Voy a firmar un acuerdo con alguien con derechos sobre una cuenta de banco que está vacía, pero necesito su firma”, dijo este martes, en una conferencia de prensa en el hotel King David de Jerusalén, en referencia a Mahmud Abbas.

¿Qué tipo de interlocutor es para ella Abbas? Según Livni, representa a Cisjordania, sin que Cisjordania haya mantenido elecciones desde 2006. No puede hablar por los 1,6 millones de palestinos de Gaza, porque allí gobierna Hamás, “que ni siquiera reconoce el derecho de Israel a existir”, dijo. “Y nos dice que le demos un Estado en las fronteras de 1967, pero se niega a decir que así acabarían las hostilidades”, añadió. Para Livni, sin embargo, Abbas es el mejor interlocutor que Israel puede encontrar en este momento.

“En Oriente Próximo suele suceder que uno debe elegir entre opciones que son de por sí malas, y en este momento las mejores opciones son las que evitan el peligro que supondría no hacer nada”, dijo. No hacer nada: que el tiempo siga pasando y los asentamientos de colonos crezcan hasta que sea imposible crear un Estado palestino. Entonces, en lugar de un Estado judío, Israel tendría un Estado binacional, con 4,2 millones de habitantes palestinos, sin las mismas libertades -de movimiento, por ejemplo- y obligaciones -como el servicio militar- que el resto.

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Google reconoce a Palestina

Por: | 24 de mayo de 2013

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Una de las sedes de Google / EFE

Google siempre ha ido por delante de la competencia. Su algorítmico buscador de Internet fue el primero de su categoría. También fue una empresa pionera en los mapas inteligentes de Internet. Revolucionó el correo electrónico simplificando a sus predecesores. Y ahora se aventura en mercados complejos y para muchos incomprensibles como el de los coches que se conducen solos o las gafas de realidad virtual y mejorada. Parece, también, que Google se ha adelantado a la comunidad política internacional en concederle a la Autoridad Palestina la independencia y la cualidad de Estado soberano. En ese apartado, para Israel, Google ha ido demasiado rápido.

Desde finales del mes pasado, cuando desde los territorios palestinos se accede al buscador, ya no aparece el rótulo “Google, Territorios Palestinos”, sino “Google, Palestina”. También se puede acceder a esa edición desde la dirección Google.ps. Es el resultado de que el pasado mes de noviembre la Asamblea General de Naciones Unidas votara a favor de aceptar a la Autoridad Palestina como Estado observador no miembro. Desde ese momento, en Cisjordania y Gaza, el nombre oficial empleado es el de Estado de Palestina.

El cambio tiene efectos prácticos. Varios colonos se quejaron recientemente al diario Israel Hayom porque en el asentamiento de Gush Etzion, en Cisjordania y al sur de Jerusalén, al acceder desde sus direcciones IP a Google, aparece el rótulo de Palestina. La página a la que acceden por defecto es, de hecho, la de Google.ps, en lugar de Google.co.il, que es la que aparece en los navegadores que se encuentran dentro de las fronteras del Estado israelí previas a la guerra de 1967. Gush Etzion es en realidad un conjunto de asentamientos, uno de los mayores en la zona, con unos 70.000 habitantes, israelíes. 

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De conciertos y boicots

Por: | 13 de mayo de 2013

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Dave Gahan, cantante de Depeche Mode, durante el concierto en Tel Aviv del 7 de mayo / Foto: AP

Me di cuenta hace dos semanas. De repente, Israel había enloquecido por Depeche Mode. Sabía que tenían disco nuevo, pero no imaginaba que eran tan famosos aquí. En un supermercado, la cajera me recibió cantando por lo bajo I just can’t get enough. Haciendo zapping en televisión, varias cadenas israelíes mostraban fragmentos de vídeos y conciertos. Un vecino me dijo el domingo, con el poco inglés con el que se apaña, que era un fanático del grupo y, cuando le pedí credenciales, admitió que sólo conocía el nombre de una canción, Enjoy the silence, pero que qué más daba, era un grupo “genial”.

Finalmente, una crónica en el diario Haaretz me hizo comprender: Depeche Mode iba a actuar en Tel Aviv el 7 de mayo. Habían cancelado el que iba a ser su primer concierto en Israel en 2006, a causa de la guerra con Hezbolá. Finalmente actuaron en Tel Aviv en 2009, con no demasiada fortuna. El recibimiento fue entonces poco cálido, nada comparable con este segundo advenimiento, ante el cual los israelíes han mostrado, sobre todo, una enorme gratitud. En estos días de boicots y negativas a visitar Israel, la actuación de Depeche Mode se acogió en las calles como un signo de normalidad. “Sólo queremos que vengan a cantar para la gente. No les pedimos que actúen para Netanyahu o se pronuncien sobre política”, me dijo recientemente un conocido israelí.

No es fácil actuar en Israel. A Depeche Mode le han pedido cientos de páginas web y peticiones online que se sumen a un boicot que abarca desde el campo académico al del entretenimiento. El físico Stephen Hawking se sumó a él la semana pasada, al anunciar que no acudiría a una conferencia en Jerusalén en la que sí participarán Bill Clinton, Tony Blair y Barbra Streisand quien, por cierto, actuará en Israel por vez primera el mes que viene, en honor del 90 cumpleaños del presidente Simón Peres.

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No insulten al Ejército

Por: | 08 de mayo de 2013

168239316Un soldado del Ejército israelí en el Golán Foto: Uriel Sinai / Getty

Si todo sale como el partido israelí Casa Judía quiere, pronto, cualquier soldado o cualquier civil podrá, a título individual, demandar a cualquier persona que difame a las Fuerzas de Defensa de Israel. El lunes, el Comité Ministerial del Legislación aprobó la propuesta, presentada por ese partido coaligado en el Gobierno, que ahora debe someterse a la consideración del gabinete del primer ministro, Benjamín Netanyahu.

Hasta hoy sólo han podido prosperar las demandas contra los que difamen o injurien a uno de los ejércitos más temidos del mundo si el fiscal general (consejero jurídico del Gobierno) lo consideraba pertinente, que no era muy a menudo. Con esta reforma legislativa, cualquier uniformado o cualquier israelí que considere que se está dañando la reputación de las fuerzas armadas puede acudir a la justicia por iniciativa propia.

A ese cambio se han opuesto varios partidos de izquierda y moderados. Contra él votó, de hecho, uno de los socios en la coalición de Gobierno de Netanyahu, el partido El Movimiento, y su representante, Tzipi Livni. Esta, ministra de Justicia, dijo a través de un portavoz que su prioridad es defender “la libertad de expresión” y también asegurarse de que “no sea cada ciudadano el que decida cuándo se ha dañado al Ejército. Esa es la labor del Ejército y el Ejército se puede defender a sí mismo”.

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