Ronald Gerard Strikker lamenta en Facebook las recientes condenas de cuatro homosexuales a penas de entre cuatro meses y tres años de cárcel
Las condenas
de parejas homosexuales no son frecuentes en Marruecos. Las redadas, cuando
celebran fiestas, o los juicios expeditivos de chaperos sí son algo más
corrientes. Este mes, sin embargo, los tribunales marroquíes han condenado a
sendas parejas gays a cuatro meses de cárcel, en Temara, y a tres años en Souk
el Arbaa.
Este inusual frenesí represivo ha sacado de sus casillas a Ronald Gerard Strikker, el embajador en Marruecos de los Países Bajos, el primer país que legalizó en 2001 el matrimonio homosexual. El jefe de misión ha quebrado los usos diplomáticos para acusar públicamente a la justicia marroquí de homófoba. En Marruecos la justicia se pronuncia en nombre del rey.
“Estoy entristecido porque las autoridades marroquíes han condenado recientemente a dos parejas homosexuales a penas de hasta tres años de cárcel”, escribe Strikker, en francés, en la página de la embajada en Facebook. “Esto ha sucedido cuando acabamos de celebrar la jornada mundial en la lucha contra la homofobia”, prosigue.