Cembrero

La frontera de las dos Coreas a las puertas de Europa

Por: | 22 de junio de 2013

Argelia pone condiciones de imposible cumplimiento por Marruecos para reabrir el confín que cerró hace 19 años

Empieza a menos de 200 kilómetros al sureste de Almería. Con sus 1.559 kilómetros es la más larga frontera del mundo cerrada y lo va a seguir estando por mucho tiempo. El Magreb seguirá teniendo algo en común con las dos Coreas o con Armenia y Azerbaiyán cuyas fronteras están herméticamente selladas.  MapaFrontera

Argelia acaba de poner a Marruecos unas condiciones de difícil cumplimiento para reabrir su frontera común que cerró hace 19 años después de que Rabat impusiera el visado a los argelinos que deseen cruzarla. Lo suprimió en 2005, pero Argel mantuvo el cierre. Desde entonces el escaso comercio entre los dos pesos pesados del Magreb transita por los puertos de Valencia, Algeciras o Marsella.

   Los marroquíes ansían que se reabra esa frontera terrestre. Más allá del drama humano que supone su clausura, con familias mixtas separadas por unos pocos kilómetros pero que para reunirse han de coger un avión, su cierre supone también un mazazo económico. En 1993 Marruecos acogió a dos millones de turistas argelinos; en 2012 fueron solo 90.000 y todos entraron por vía aérea.

   Reunidos en congreso en Saidia, una localidad balneario pegada a Argelia, los letrados de Marruecos reiteraron, el 8 de junio, su petición a Argelia de que reabra la frontera. Encabezados por el secretario general de la Unión de Abogados Árabes, el libanés Omar Ezzine, se manifestaron a continuación al borde del riachuelo Kiss, que separa a Saidia del pueblo argelino de Marsat Ben Mehidi. Querían dejar clara su reivindicación ante el Ejército argelino que custodia el confín.

   Once días después el Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia les contestó rechazando su petición. Amar Belani, portavoz de la diplomacia argelina, puso tres condiciones para reabrir los puestos fronterizos.

   La primera es que Marruecos “deje de denigrar a Argelia en los medios de comunicación, en las reuniones mundiales y ante personalidades internacionales”. Una parte de la prensa marroquí refleja fielmente las posiciones de sus autoridades, pero otra goza de cierta independencia y haciendo uso de ella critica a Argel porque cree que se equivoca.

   ¿Debe Rabat censurar a esa prensa para complacer al vecino? ¿Por qué Argel no predica con el ejemplo censurando a su propia prensa cuando arremete contra el vecino marroquí y especialmente contra el rey Mohamed VI? La petición de Argel recuerda a las que en su día formuló Rabat al Gobierno español para que convenciese a la prensa de que dejase de hacer reproches a Marruecos.

   La segunda consiste, según Belani, en que Rabat desarrolle “una cooperación sincera, eficaz, que genere resultados y acabe con la agresión diaria que supone la introducción de droga” procedente de Marruecos. Argel puede tener quejas sobre la falta de colaboración de su vecino en ese y otros aspectos, pero Rabat tiene otros tantos motivos para estar disgustado con la actuación argelina en varios ámbitos. La cooperación no funciona y hasta la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, lo lamentó durante su gira magrebí de 2008.

   Marruecos debe, por último, “respetar la posición argelina sobre el Sáhara Occidental que consideramos como un asunto pendiente de descolonización que ha de resolverse acatando la legalidad internacional en el marco de la ONU”, según Belani. Esta exigencia argelina se remonta a 1975, el año en el que España entregó su colonia sahariana a Marruecos. Aun así Argel mantuvo 19 años (1975-1994) su frontera común con Marruecos abierta. ¿Qué ha cambiado para que ahora esté cerrada?

   Los argumentos esgrimidos por Argelia para rechazar la apertura de la frontera esconden otro, de mayor peso: la reapertura beneficiaría ante todo a Marruecos que recibiría un aluvión de turistas argelinos –como los recibe hoy en día Túnez- deseosos de disfrutar de un ocio que no ofrece su propio país y de comprar bienes de consumo no siempre están disponibles en Argelia.

   Aunque algo menos, los expertos aseguran que Argelia también podría sacar provecho de la reapertura que dinamizaría al conjunto del Magreb añadiendo dos puntos a su crecimiento anual. El pequeño tamaño de sus diversos mercados disuade, a veces, al inversor extranjero. Levantar barreras, avanzar hacia la integración es el único camino hacia el desarrollo.

   “La estimación de lo que cuesta el cierre de la frontera se queda corta: 2% de pérdida de crecimiento es un cálculo que se esgrime con frecuencia para simplificar el debate”, sostiene Francis Ghilès, investigador del CIDOB. “En realidad ,creo que el cierre de la frontera cuesta mucho más caro a los países magrebíes”.

 

 

Hay 5 Comentarios

El que algo quiere...algo le debe costar.

al spiderman... pues vaya salvación ... america latina a 7000 km... Relaciones con africa? con que país? porque Argelia lo quitamos ... Los países del golfo? ... no se yo si os harán mucho caso si no instauráis la sharia ... en fin, suerte con el muro.

:)

Yo soy marroqui y no entiendo por qué las autoridades marroquíes siguen pidiendo la apertura de esta frontera maldita. Vivo en la frontera y yo soy de la opinión de construir una muralla china para no verles jamas la cara. Yo no soy nadie pero me ofrezco a construir unos 5 metros; Vamos debemlos olvodarnos que existe un pais al Este, finisterre, la nada, y nos dedicanmos a fortalecer nuestra relación con äfrica, con America latina y con los países del Golfo; creo que este sera la salvaciçon de Marruecos, ni Argelia ni Europa son la solución. Es un punto de vista pero si de mi dependiese, lo kllevaría a la práctica ya.

Así tendríamos que tener la frontera con Marruecos. Y el control marítimo igual para evitar la invasión africana.

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Sobre el autor

es un veterano periodista español cuya carrera oscila entre Europa y sus vecinos norteafricanos, pero que decepcionado y aburrido por el inmovilismo del Viejo Continente, mira cada vez más hacia el sur

Un vétéran journaliste espagnol dont la trajectoire oscille entre l’Europe et ses voisins d’Afrique du Nord, mais qui, déçu et ennuyé par l’immobilisme du Vieux Continent, regarde chaque jour un peu plus vers le sud.

A veteran Spanish journalist whose career swings from Europe to its North African neighbors, but who is disappointed and bored by the immobility of the Old Continent and increasingly looks to the south.

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