Para evitar ser salpicada por el escándalo del indulto al pederasta la diplomacia española engañó sobre su papel y se contradijo
Para salir al paso de la indignación popular que suscitó en Marruecos el indulto al pederasta Daniel Galván Viña, el rey Mohamed VI ordenó la apertura de una investigación. Cuando le fue comunicado su resultado destituyó al responsable de la Administración Penitenciaria, Hafid Benhachem, que no había elaborado la lista de presos españoles a excarcelar. La recibió del palacio real y la entregó a los directores de las prisiones para que pusieran en libertad, el 30 de julio, a los reos que allí figuraban.
Para evitar ser salpicado por el escándalo que estalló en Marruecos el Ministerio de Asuntos Exteriores español también hizo malabarismos engañando y contradiciéndose sin tapujos.
José Manuel García-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores de España
Cuando, el viernes 2 de agosto, empezaron las protestas callejeras en Marruecos, “fuentes diplomáticas”, es decir la Oficina de Información Diplomática (OID), informaron a la prensa de que ese ministerio no había participado en la elaboración de la lista de presos españoles agraciados. Fue la Embajada española en Rabat la que envió al palacio real dos listas, una de 30 presos a trasladar a España para cumplimiento de su condena y otra de 18 a indultar, como después reveló el propio jefe de misión español en Rabat, Alberto Navarro.