Paco Nadal >> El Viajero

25 ago 2008

Peso cubano / Peso convertible

Por: EL PAÍS

De todas las contradicciones de Cuba la que peor llevo es la de la doble moneda. l gobierno cubano paga los salarios en pesos cubanos o moneda nacional a razón de unos 250 pesos mensuales (no llega a 9 euros) pero las unicas tiendas abastecidas de la isla cobran en pesos convertibles, moneda inventada por Fidel tras un cabreo con los EEUU para no tener que utilizar el dólar y que tiene paridad con esa moneda americana. Es ademas la 'unica que pueden usar los extranjeros.
Ell resultado. Dos castas sociales. Los que viven, trabajan y cobran en pesos cubanos (el pueblo llano y sufriente) y los que tiene acceso a los turistas y extranjeros y pueden ingresar (vía propinas o sablazos o vaya usted a sabr c'omo) pesos convertibles. A los cubanos no se les niega la tenecia de estos pesos convertibles, pero el cambio oficial y único (un convertible igual a 24 pesos cubanos) lo hace inaccesible para la mayoría.
Lo más sangrante es que en la misma calle te encuentras tiendas que cobran en una y otra moneda. Son fácil de distinguir. Las que cobran en moneda nacional parece sacadas de los tiempos oscuros de la Unión Soviética: tristes, oscuras, desbastecidas y con productos de ínfima calidad. Y siempre con colas en la puerta, ya vendan pan o zapatos.
Las que cobran es pesos convertibles parecen sacadas de un mall de EEUU o de un centro comercial europeo. Bien iluminadas y llenas de todo tipo de productos de importación y lo que es m'as sangrante, tambi'en productos hechos en Cuba pero que se vende a precios europeos.
Haga usted una revolución para esto.

25 ago 2008

Hoy se reparten frigoríficos

Por: EL PAÍS

Camino por la calle Obispo, la arteria comercial de la Habana Vieja. Hay mucha gente y comercios con todo tipo de artículos que se venden en pesos convertibles. Pero en una esquina el revuelo es aún mayor: docenas de vecinos se arremolinan en torno a un camión cargado con grandes cajas.
Me acerco a ver qué es y una vecina me explica: ?Han llegado por fin los refrigeradores nuevos. Menos mal, porque el mío tenía cerca de 30 años?. El gobierno cubano da a cada familia un frigorífico (aunque sea cada tres décadas), y esta tarde le toca el cambio a uno de lo consejos (comunidades de vecinos) de la calle Obispo. Es fiesta mayor en el edificio y la gente se agarra a la caja del preciado refrigerador chino que le ha tocado como si fuera el vellocino de oro; nadie quiere soltarlo ni separarse de él hasta que lo mozos se lo suban a la vivienda. Treinta años esperando son demasiado como para dejar ahora tan preciado bien en mitad de la calle sin vigilancia.
Los operarios estatales suben el nuevo y bajan el antiguo, verdaderas reliquias que en Europa no se ven ya ni en los museos. ?La única condición para el canje es que el viejo aun funcione?, me dice uno de los operarios al verme hacer fotos, ?y que conste que los nuevos son ecoeficientes y respetan la capa de ozono. ¿?A que esto no lo tienen ustedes en España?
En la misma esquina donde se desarrolla la escena veo un tienda de electrodomésticos, pero solo vende en pesos convertibles (equivalente en valor a un dólar mricano, inalcanzables para la mayoría de los cubanos). Entro a preguntar que cuesta un frigorífico: 529 pesos convertibles; el salario anual de una familia media, suponiendo que trabajen el marido y la mujer.

25 ago 2008

La Habana Vieja

Por: EL PAÍS

Siempre es un placer volver a La Habana Vieja, una de las mejores ciudades coloniales de América. La vieja Habana es una locura de palacios, casonas e iglesias en torno a cuatro plazas: la de la Catedral, la de Armas, la Vieja y la de San Francisco. Acostumbrado a las imágenes de esa otra Habana balcanizada de casas centenarias a las que no les han dado una mano de pintura desde que triunfó la Revolución, esta Habana señorial, rica y colonial parece sacada de otro mundo.
Mi plaza favorita es la de la catedral; es pequeña, irregular pero armónica, de pura piedra, sin nada que distorsione la sensación de túnel del tiempo. Por la noche, cuando solo se oye el relincho de los caballos que tiran de las tartanas o las voces de algún turista subido de mojitos que sale de la Bodeguita de Enmedio, es fácil imaginar que estás en el siglo XVIII. Aquí está el restaurante con mejores vistas de La Habana: El Patio. La comida es vulgar y ramplona (como en casi toda Cuba, para que engañarnos) pero el decorado que te envuelve si consigues una mesa en el balcón del primer piso es insuperables. La plaza Vieja en cambio es para ir al atardecer, cuando cae la noche y el aire refresca. Está también perfectamente restaurada y parece un pastel de fachadas con tonos cremas y rosas. Pero es demasiado grande, sin sombras y a mediodía, el sol del trópico se atraganta. En una esquina queda otro de mis restaurantes favoritos de La Habana Vieja: el Café Taberna; aunque es propiedad estatal, sirven con corrección y los pescados a la plancha son más que aceptables. Y me recuerda a los casinos de pueblo de la España de mi infancia.
De todas formas no nos engañemos. Esta Habana Colonial restaurada con fondos con aportaciones de numerosos países y organismos internacionales no deja de ser un decorado, una fachada monumental pero idealizada de la Cuba de verdad. Esa, la Cuba de los cubanos, empieza detrás de esos pórticos neoclásicos, en Centro Habana, sin ir más lejos, y es mucho más dramática.
Pienso en la de miles de turistas españoles que vienen una semana con todo incluido para ver solo Varadero y La Habana Vieja. ¿Qué idea se llevaran de Cuba? Para eso no merece la pena cruzar un océano entero.

23 ago 2008

Los planos de La Habana

Por: EL PAÍS

Acabo de llegar a Cuba después de un vuelo desastroso (que ya relataré más tarde y que entre otras lindezas incluyó un aterrizaje de emergencia en las islas Azores).
Cuba es isla grande, y no sólo por tamaño. La isla de los sueños en el imaginario del viajero. La visita inaplazable. Una realidad compleja con muchos planos superpuestos.
Plano general. El avión lleva horas y horas sobrevolando la inmensidad del océano. De repente la lengua de arena fina y alargada de las Bahamas anuncia que por fin estamos llegando al nuevo continente. Y tras las Bahamas, aparece allá abajo, envuelta en aguas verdes cristalinas y en bajos arenosos, la isla grande. Cuba . En este plano general se ve todo verde, perfecto, alineado. Un mundo feliz y maravilloso de cocoteros, bajíos de arena blanca y arrecifes de coral. Las ciudades son cuadrículas pulcras en las que todo parece bien planificado.
Plano medio. El avión se aproxima a tierra; está a punto de aterrizar. Desde esta altura se ven ya los baches de las carreteras, los desconchados de las fachadas. Las ciudades, que mil metros de altitud antes parecía planimetrías perfectas, son ahora barriadas mucho m'as desordenadas, con techos de chapa y de tejas arruinadas. La isla ya no se ve tan verde.
Plano corto. En el taxi que me lleva a La Habana Vieja. Calles llenas de cascotes y coches desvencijados. Edificios que no han recibido una mano de pintura en los últimos 50 años. Vanos y puertas que dan paso a humedades oscuras y colectivas donde se hacina familias enteras. Niños jugando entre adoquines. Calor. Humedad. Torsos desnudos. Sensualidad. Alegría pese a las carencias. Vida en la calle. Vida en estado puro.
No hay duda, he llegado a Cuba.

23 ago 2008

No se te ocurra viajar con Air Comet

Por: EL PAÍS

Un breve inciso antes de seguir con el relato del viaje por Cuba. NO SE OS OCURRA VIAJAR HASTA AQUI (NI A NINGUN OTRO SITIO) CON AIR COMET. Una compañía bananera y poco de fiar, donde las haya.
El viaje de Madrid a La Habana salió con mucho retraso porque Barajas estaba colpasada por el accidente del avión de Spanair (aunque la propia Air Comet ya había retrasado el vuelo casi dos horas por razones propias antes de que ocurriera el accidente).
Luego una escala técnica en las Azores para cargar combustible que no se nos había anunciado antes. En la cabina, más que una tripulación en condiciones iba una pandilla de veinteañeros inexpertos que ocultaba sus carencias profesionales con una mala leche memorable. Y de repente, cuando ya estamos en medio del Atlántico, aparece el capitán por megafonía anunciando que tenemos una avería (estamos perdiendo combustible) y hay que volver a Azores para un aterrizaje de emergencia.
Os podéís imaginar la escenas de pánico a bordo. Por no extendrme: conseguimos aterrizar en Azores sin contratiempo, y el capita´n vuelve a agarra el micro para decir: "Senores pasajeros, por fortuna, estamos a salvo" (luego hubo momentos que ni el mismo nos veía a salvo, ¿no?)
A partir de ahí, nos hacen bajar del avión y no volvemos a ver nunca más a ningún miembro de la tripulación . Nos prometen llevarnos a un hotel, pero mover a 256 personas en una isla tan pequeña es complicado y la operacion leva horas. Por supuesto, no nos dan ni de cenar (y hay muchos niños entre el pasaje). Dormimos solo tres horas y pasamos más de seis en el aeropuerto hasta que llega otro avión, alquilado en este caso, y nos lleva por fin a La Habana.
En total, 19 horas de retraso, un trato pésimo y la sensación de que esos aviones no pasarían ni la ITV de Burkina Fasso (con mis respetos pra los mec'anicos de Burkina Fasso).
Viajar en Air Comet es el mayor error que puedes cometer.
Moraleja: si puedes (y si no, también) no viajes con Air Comet. Son unos chapuceros
Me gusta esta casa porque cuando cruzas el umbral percibes que esto no es la típica casa del abuelo reconvertida en alojamiento lleno de aperos de labranza por las paredes. Hay criterio, buen gusto y multitud de detalles. Empezando por el uso de colores intensos pero cálidos, desde un magenta ardiente a un chocolate arabesco. Y siguiendo por la obra gráfica original que decora las paredes de los espacios comunes, el rincón de lectura con lámpara de pie, chaise-lounge y mantita para sentirse como en casa, la combinación de muebles vanguardistas con antigüedades (entre ellas un altar japonés que hace las veces de mesa en el comedor) o el pequeño patio interior en azulete perfumado por un jazminero. Pero lo mejor sin duda es el spa, instalado en las antiguas cuadras y bodega. Un jacuzzi, una alberca a 36 grados con música suave y velas, y una piscina en el antiguo pozo con agua también climatizada garantizan horas de asueto sin necesidad de salir de la casa. Cada habitación es única y llena de sorpresas. La Flor de Pasión, de un magenta intenso, es perfecta para parejas muy bien avenidas (la puerta del baño es un cristal transparente). La Benialí es abuhardillada y coqueta. La Provençe es la más luminosa, con dos ventanas que dan al valle y a la torre de la iglesia. La casa está en la Vall de Gallinera (Alicante) uno de los más encantadores valles de la Marina Alta, pura esencia morisca a solo media hora de la atestada costa de Denia. Pues eso, un capricho (y no solo para la portuguesa).
Trinquet, 7; 03787 Benialí (Alicante). Tel 966 40 66 74 y 966 40 65 54 www.elcaprichodelaportuguesa.com

06 ago 2008

Cosas que hacer en Roma

Por: EL PAÍS

Para Patricia Sáenz: ¿que qué se puede ver en Roma ¡Todo! Si hay una ciudad donde por más días que estés y veces que vuelvas siempre encontrarás algo nuevo que descubrir, esa es Roma. Pero por si sirve de algo, estás son algunas de mis preferencias:
Es muy típico, pero una excursión matutina en el autobús panorámico 110 te permite hacerte una día global de la ciudad
Un paseo en Vespa por el centro de Roma, como si fueras Audrey Hepburn en ?Vacaciones en Roma? (o Nani Moretti en ?Caro Diario?). La puedes alquilar en el lateral de la estación Termini
Dormir en casa de un romano. Hay una red de Bed & Breakfast por el centro de la ciudad mucho más cálidos y diferentes que un aséptico hotel
La Scudería Papale, en la plaza Quirinale; las antiguas caballerizas del papa reconvertidas en sala de arte.
Un trozo de pizza, un panino o un capucchino en cualquiera de las tavolas caldas que hay en torno a la plaza del Quirinale

Una vuelta por la estación Termini, la torre de Babel de Roma; no te pierdas su librería.
Una cena en el Testaccio, un barrio de moda entre los romanos, en la margen izquierda del Tíber, a los pies de la colina Aventino
Y después, una copa en el Trastévere, el quartier latino de Roma, donde se funden los aromas nocturnos del Mediterráneo con una nueva burguesía que ha cambiado la faz del barrio
El Castell Sant?Angelo y su puente por la noche, reflejados en el Tíber
Por supuesto, El Vaticano y las tres basílicas mayores, San Pablo de Extramuros, Santa María la Mayor y San Juan de Letrán
Por supuesto, un día entero para explorar los foros y la Roma clásica; no te pierdas el foro de Augusto, la columna de Trajano y el Capitolio
Estarán llenas de turistas, pero una foto en la Fontana de Trevi y otra en la plaza de España (los escalones más famosos y concurridos de la ciudad) son indispensables.
Un café en la Piazza del Popolo
Desde allí, subir a Vila Borghese, la gran mancha verde del centro urbano y alquilar una bicicleta para recorrer sus sendas y bosques. Si vais con niños, el zoológico de Vila Borghese es el más grande de Italia
Un atardecer desde el balcón del Pincio, la esquina de Vila Borghese que se abre sobre la Piazza del Popolo
Una tarde para ver escaparates de boutiques famosas en vía Condotti. Si el presupuesto no te da para Guccis y Pradas, en la cercana Via Gesú y María hay varios outlet donde venden esas marcas a mitad de precio (no son falsificaciones; son prendas de la temporada pasada)
Un desayuno tranquilo en una terraza, con periódico incluido, del Campo dei Fiori, el gran zoco de la relaciones humanas de Roma desde el Renacimiento

Las mejores panorámicas de Roma están en el jardín de los Naranjos, en la colina del Aventino. Insuperables vistas del Tíber, la cúpula de San Pedro, el Trastévere y el gigantesco monumento a Victorio Enmmanuelle.
Un paseo al atardecer por la Vía Apia, la primera autopista de la humanidad, cuyos primeros kilómetros de salida de Roma se conservan en excelente estado.
Además de los museos archiconocidos (Vaticano, Capitolinos, Vila Borghese) hay otros más pequeños y curiosos, como la Centrale Montemartini, antigua central eléctrica que hoy alberga fondos clásicos de los Museos Capitolinos
Una ópera en el teatro Flaiano
Arrivederci!!!

06 ago 2008

Destinos clónicos para mochileros

Por: EL PAÍS


La visita a Koh Tao me ha hecho pensar en cuan similares son todos estos sitios para mochileros, sea cual sea el lugar del mundo en el que estén ubicados. Se ha creado una especie de estética urbanística mochilera, que igual sirve para Asia que para Centroamérica. Son pueblos situados generalmente en zonas de naturaleza impactante donde todos y cada uno de los locales de la aldea se han reconvertido en un negocio turístico orientados a un tipo de viajero joven y con bajo presupuesto, pero que sabe lo que busca: cibercafés, guesthouse, pizzerías, bares de copas, restaurantes, otro cibercafé? cientos de cables colgando por la alturas, cientos de carteles y anuncios por las fachadas y ni rastro de la cultura y arquitectura local. En la calle, una fauna de veinteañeros con bermudas y mochila dispuestos a pasarlo bien con cuatro duros.
Así a vuela pluma, se me ocurren estos otros lugares de estética mochilera en el mundo (seguro que hay muchos más), que se parecen como dos gotas de agua:
Koh Tao (Tailandia): ver post anterior. Isla en el golfo de Tailandia famosa porque es el sitio más barato del mundo para sacarse el título de buceo (Open Water)
Aguascalientes (Perú): el pueblo que da acceso a las ruinas de Machu Pichu y al que solo se llega en tren o a pie por el Camino del Inca. Cientos de albergues, pensiones y locales baratos de todo tipo crecido en apenas 15 años.
Van Vieng (Laos): Pueblo a mitad de camino entre Luang Prabang y Vientiane tomado por mochileros anglosajones por ser centro de numerosas actividades de naturaleza.
Kathmandú (Nepal): el barrio de Thamel es sin duda el núcleo urbano con mayor concentración de cibercafés y guesthouse del mundo mundial.
Cahuita (Costa Rica). La población más atípica de Costa Rica. Descendientes de esclavos negros jamaicanos siguen viviendo en la costa caribeña costarricense como sus antepasados. Hablan inglés y hay más ambiente rastafari que tico
Jericoacoara (Brasil). El paraíso de los chalados del viento. Una población irreal entre gigantescas dunas de arena blanca, en el estado brasileño de Ceará, donde todo el mundo parece tener 20 tacos, vientre tipo tableta de chocolate y piel broceada de tanto surf y kite-surf. Abstente de ir si te da tiricia la arena.

05 ago 2008

Koh Tao: la isla chill out

Por: EL PAÍS

El homo mochilerus es una especie que no está en vías de extinción porque se adapta rápido a los cambios de su entorno (no como el lince ibérico, que así le va al pobre). Si un entorno se vuelve caro y masificado, el homo mochilerus busca rápidamente un nuevo destino al que viajar. Eso ha pasado en el golfo de Tailandia. Si hace una o dos décadas Koh Samui era la isla barata, poco masificada y de buen rollito, ahora el destino favorito de miles de jóvenes veinteañeros de todo el mundo es ? Koh Tao, a hora y media en barco de la primera.
Si venís por Tailandia no perderos el espectáculo de Koh Tao. Es una isla pequeña y perfecta, con playas idílicas, palmerales que se descuelgan hasta el mar, poco masificada (aunque el gremio del ladrillo ya está desembarcando) y con una única carretera que ni siquiera circunvala todo su perímetro.
Pero lo mejor de Koh Tao es su ambiente joven. Cada tarde, en la playa de Sai Ree, docenas de chiringuitos instalan hamacas, tumbonas y cojines sobre la arena; encienden velas y antorchas y ponen música chill-out o house en sus altavoces mientras centenares de jóvenes de medio mundo disfrutan de un atardecer apoteósico en este ambiente relajado. Puedes cenar pescado fresco en una mesa sobre la misma playa o tomar luego una copa en cualquiera de los chiringuitos. No es un lugar de marcha bakaladera; es la isla chill-out.
Koh Tao es famosa también por otras dos razones. Una: la Full Moon Party, una fiesta que como su nombre indica se celebra cada luna llena; la isla se pone a reventar de gente joven con ganas de fiesta toda la noche y es imposible encontrar un sitio para dormir (salvo debajo de una palmera, que tampoco está mal). Como el negocio prospera y una fiesta al mes parece poco, los hoteleros de la isla ya se han inventado la fiesta de la Luna Nueva, de la Media Luna, del Cuarto Creciente... (no estoy de cachondeo, es cierto).
Dos: Koh Tao es el sitio más barato del mundo para sacarse el curso de buceo (Open Water Divers); puedes conseguirlo por unos 120 ? (en España vale del triple); se puede dormir por 12 ? y comer por 2 ?. Magnífico ambiente joven. Eso sí, si quieres ligar, el idioma oficial es el inglés; si no, no te comes una rosca.
En un comentario de un post anterior Zalbo me preguntaba ¿por isla neo-hippie te refieres a una isla donde se practique el naturismo, haya ambiente de comuna, sexo, drogas y rock n`roll? Ja. Qué más quisiera. Creo que por desgracia esas comunas están cuasidesaparecidas (que yo sepa, se intenta vivir aún así en la cala de San Pedro, en Cabo de Gata, o en los acantilados de Caños de Meca, en Cádiz. Pero no desde luego en Koh Tao.
No soy un experto en el movimento hippie, pero me parece que aquellos idealistas del flower power de los sesenta han sido sustituidos ahora por sus nietos: jóvenes veinteañeros con preparación universitaria y dominio de idiomas, mochileros de Lonely Planet que tiene el valor y el dinero suficiente para pasar tres o seis meses viajando por el mundo, pero con ideas pocos rompedoras. Durante esa experiencia viajera ligaran, beberan, fumaran y se tiraran a todo lo que se mueva. Pero a la vuelta seguirán sus estudios universitarios, se casaran y se estableceran. Como todos, por cierto. Los sesenta, y sus abuelos hippies, quedan ya muy lejos querido Zalbo.
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Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

Un relato trepidante por unos de los destinos menos turísticos y más inseguros del mundo. Un viaje en solitario lleno de emoción y melancolía a lo largo de una región azotada por constantes guerras y conflictos étnicos. Un viaje plagado de sentimientos que consigue conectar al lector con los sufrimientos y las esperanzas de África.

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