Paco Nadal >> El Viajero

30 sep 2008

De barcas y barqueros

Por: EL PAÍS

Una de las cosas que más me gustan del Camino de Santiago del Norte es que aún hay que atravesar rías en barca, como hacían los antiguos peregrinos medievales. Solo que ahora es algo fácil y asequible (quien no lleva un par de euros en el bolsillo) mientras que para aquellos caminantes de hace siglos era todo un problema porque generalmente iban más tiesos de dinero que Carpanta.

A veces tenían que dar un rodeo de varios kilómetros tierra adentro en busca de un puente o aguantar los timos y engaños que les pegaban los barqueros, que se encontraban entre los sujetos más temibles por los peregrinos de entonces, junto con los bodegueros que aguaban el vino y los posaderos que les daban las peores habitaciones o les estafaban en el precio (bueno, eso sigue pasando ahora, que la picaresca es universal y no tiene época; la diferencia es que antes no te podías quejar en la oficina del consumidor o en un foro de internet).
La de la foto es una ?pedreñera?, las barcas que cruzan desde Somo hasta Santander y que permiten hoy igual que hace varios siglos salvar la bahía evitando dar un rodeo de casi una jornada a pie. Otra muy entrañable es la barca que cruza la ría de Pasajes desde Pasajes de San Juan a Pasajes de San Pedro, en Guipúzcoa, el último transbordador de Euskadi.
Para los amantes de la historia, una curiosidad: en la ría de Suances, que viene después de Santander, hubo durante mucho tiempo otra barca propiedad de una familia hidalga de apellido Calderón. Eran conocidos como los Calderón de la Barca, uno de cuyos miembros, Pedro, llegó a ser el mejor dramaturgo español del siglo XVII.
Cosas (maravillosas) del Camino.

28 sep 2008

¡Esto es un playazo!

Por: EL PAÍS

Tras atravesar Euskadi, el Camino de Santiago del Norte entra en Cantabria. Y la costa se suaviza. Las rías y acantilados de Guipúzcoa y Vizcaya dejan paso a algunas de las mejores playas del litoral cantábrico. Solo tenéis que ver la que tengo detrás de mi. Es Langre, entre Galizano y Somo. Una pasada de playa sobre todo si, como me pasó a mi, llegas un día de septiembre, fuera de la temporada veraniega, con un sol radiante y una buena temperatura, pero sin apenas bañistas. Solo unos cuantos pirados del surf aprovechando las olas y toda la radiante naturaleza cántabra para ti solito.
La verdad es que el Camino oficial no pasa por aquí. Va desde Galizano directo a Somo (donde se toma la barca para cruzar la bahía de Santander) por un carril bici. Pero me habían hablado de esta alternativa por Langre, que da un pequeño rodeo para llegar al mismo sitio pero es mucho más gratificante y me metí por aquí para incluir esta variante en la próxima edición de la guía. Desde luego si el tiempo es bueno y no vas muy cansado, merece la pena.

Ha sido uno de esos momentos de júbilo del Camino, cuando agradeces viajar solo, con el viento de cara y respirando aire cargado de salitre y yodo. Quien piense que una peregrinación a Santiago es tan solo un tema religioso, anda errado. Es una maravillosa introspección en ti mismo, un viaje interior a lo más profundo de tu ser por paisajes tan fascinantes como éste. Y si lo haces en soledad, es doblemente gratificante.
Hay muchas más playas soberbias en el tramo que va desde el límite de Vizcaya hasta la bahía de Santander: Berria (la de la foto pequeña), Laredo, Santoña, Noja.... Un deleite siempre, pero aún más si las atraviesas fuera de las masificaciones del verano. © texto y fotos Paco Nadal

26 sep 2008

Chinches en el Camino

Por: EL PAÍS

Este año la palabra maldita en el camino es.... ¡chinches!. Hay chinces en muchos albergues. Y la gente anda escamada. Probablemente los ha habido siempre (visto el grado de limpieza de algunos alojamientos para peregerinos, no me extraña). El otro día pasé por el de Puntarrón de Guriezo (Cantabria) y tenía unos colchones tan negros y tan mugrientos que hubiera preferido pasar la noche de pie y con agujas clavadas en el cuerpo como un faquir antes que tumbarme allí (me estoy haciendo muy mayor para estas cosas).
Lo que pasa es que hace unos meses un medio de comunicación de Navarra sacó a la luz el problema y desde entonces la voz se ha corrido (con perdón) como la pólvora. Por aquí, por el Camino del Norte, ya me he encontrado con un par de albergues que han tenido que cerrar unos días para fumigar y otros muchos que han redoblado las medidas de limpieza e higiene para evitar la plaga. Pero parece ser que en el Camino Francés el problema es gordo.
Para quienes no estéis muy puestos en el tema, los albergues de peregrinos son los depositarios de esa famosa hospitalidad que existió en el camino medieval y los que de verdad hace diferente a las rutas jacobeas de cualquier otra ruta senderista.
Son alojamientos sencillos (un colchón, un techo y una ducha de agua caliente), a veces propiedad municipal, otras de la iglesia, aunque últimamente están proliferando los particulares que funciona como un negocio, en los que solo pueden pernoctar los peregrinos que vayan a Compostela a pie, en bici o a caballo y con su correspondiente credencial de peregrino, una especie de carné en el que se les va sellando en los diferentes albergues para autentificar su paso y evitar el gorroneo y la picaresca. Por la tarde se llenan de gente de todas las condiciones, edades y nacionalidades que comparten sus alegrías y sus penas y se cuentan como de grande es su ampolla o cuanto han sufrido para llegar hasta allí. Y eso le da un ambiente muy especial a la peregrinación.
En un principio, ya que era un rollito hospitalario, pedían solo un donativo voluntario, unas 500 pesetas de antes o 3 euros de ahora. Por increíble que parezca, casi nadie dejaba nada. Y si alguién dejaba, luego venían otros y se lo llevaban. Rinconete y Cortadillo viven aún en este país.
Recuerdo que cuando empecé a frecuentar el Camino, en un albergue de la Rioja el cura tenia una hucha instalada a la entrada con un cartel que ponia "Peregrino, deja lo que puedas, toma lo que necesites". Se llevaron hasta la hucha, me dijo luego el cura.
Total, que ahora se cobra una cantidad entre 3 y 6 euros. Eso, en los que hay un hospitalero, una persona responsable al cargo. En estos suele haber un cierto grado de limpieza y control y la lejía pasa de vez en cuando por paredes y suelos. Pero hay otros muchos que no tienen vigilancia; simplemente se pide la llave en un bar, entras, duermes, haces lo que te de la gana, y al día siguiente casi todo el mundo se larga como ha venido, sin molestarse en pasar una escoba. Terreno abonado para los chinches. O para las siete plagas de Egipto, visto como estan algunos.
(Por cierto, el de la foto, que está a la entrada de Pamplona, es uno de los que suelen estar muy limpios. Para que no se mosqueen)

24 sep 2008

Mañana de domingo (soleada) en Bilbao

Por: EL PAÍS

La segunda ciudad por la que traviesa el Camino de Santiago del Norte es Bilbao. Tengo la suerte de llegar un domingo por la mañana. Un domingo radiante de final de verano inundado por un sol que calienta pero sin llamar la atención, un sol bonancible que incita a disfrutar de la vida. La ría está llena de familias, de paseantes de todas las edades, de gente tomando el aperitivo en las terrazas, de jóvenes y no tan jóvenes en bicicleta, de turistas?. En las calles del casco viejo un gentío atesta los bares de pintxos. Es el puro deleite de la existencia al aire libre. El gozo de la ciudad reinventada, de la ciudad que volvió a nacer gracias a un museo. La urgencia por aprovechar los últimos rayos de sol ante la inminencia del invierno.

¡Quién ha visto Bilbao hace 20 años y quién la ve ahora! Una ciudad gris, anodina, fea?. nadie podría imaginar que un plan perfectamente organizado la transformaría de patito feo en cisne elegante.

Porque todo esto que ahora es el nuevo Bilbao corresponde a un proyecto a muy largo plazo ideado y perfectamente programado durante el gobierno del lendahakari Ardanza. Nos los contaban él mismo hace unos meses cuando fuimos a hacer el programa de Hoy por Hoy de la SER en el Guggenheim de Bilbao. Las cifras para traer el museo aquí, y con ello reconvertir toda la zona portuaria e industrial de la ría en zonas verdes y peatonales, eran astronómicas y la apuesta, muy arriesgada. Pero no se lo pensaron dos veces. Era la única manera de transformar una ciudad que no tenía solución. Y el resultado a la vista está.
Ir a pasar un fin de semana a Bilbao, a ver el Guggenheim, pero también a pasear por la ría, a comer en la barra de un bar de las siete calles, a disfrutar de una obra en el teatro Arriaga, a ver la basílica de Begoña? es los más ?in? que te puedas imaginar. ¡Quién se lo hubiera dicho a la pobre y gris Bilbao! A veces habría que dedicarles un monumento a los políticos cuyas miras van más allá de las siguientes elecciones.
(Por cierto, sigue sin haber albergue de peregrinos estable en Bilbao. En julio y agosto dejan dormir en un colegio de Basurto, pero el resto del año o vas al albergue juvenil o a un hotel. Las grandes ciudades siguen siendo inhóspitas para los viajeros a Compostela)

23 sep 2008

El corazón verde de Euskadi

Por: EL PAÍS

El Camino de Santiago del Norte atraviesa Euskadi de este a oeste por montes, valles y lugares de increíble belleza. Un mundo rural, bucólico, alejado de las principales vías de comunicación que solo se puede ver y sentir si vas a pie o en bici (como voy yo).
Los valles son de un verde intenso, casi insultante, cuidados al detalle, como si cada centímetro cuadrado del paisaje fuera parte importante de la escena. Aquí, un bosque de hayas; allá, un pinar de repoblación mezclado con robles; hacia la derecha, un caserío de piedras centenarias que pone una nota blanca en el verde monocromo de la escena; más allá, un rebaño de ovejas lanudas que parecen puntear como motas aleatorias la tersura de los prados?. La foto de arriba es de Olatz, una aldea perdida entre Mutriku y Markina, en el límite entre Guipúzoa y Vizcaya; la de abajo, de un lugar indeterminado antes de llegar a Gernika. Pero igual de encantadores hay cientos de rincones a lo largo del Camino de Santiago en el País Vasco.
Escenas sacadas de un cuento de Bernardo Atxaga o de un retrato costumbrista de Zuloaga (cuya casa-museo está a la entrada de Zumaia y por delante de la cula pasa el Camino de Santiago). Una Euskadi inalterada en el tiempo que muy poca gente conoce.
Pero no puedo quitarme de la cabeza mientras cruzo estos valles de ensueño que detrás de toda esta belleza vive latente la tragedia. Estos mismos paisajes cobijan a unos descerebrados asesinos que son capaces de matar por defender sus ideas políticas. Caminas por estos caseríos y parece que no pasara nada. Pero si pasa, aunque nadie hable, nadie mire, nadie comente.
Estoy en un bar lleno de gente mientras el telediario da la noticia del atentado con coche bomba en Ondarroa. Esta vez ni siquiera ha sido en el ?Estado español? ni contra las ?fuerzas represoras españolista?. Ha sido en el corazón de la Guipúzcoa mas abertazale y contra su propia policía autónoma. Los heridos son vascos, como los que están comiendo a mi alrededor. Pero nadie mira la tele. Nadie dice nada. La sociedad vasca sigue narcotizada y amedrentada por cuatro matones de barrio. Es mejor seguir tomando el zurito que significarse. Aunque en el fondo rabien de ira. Y les entiendo. Quizá si yo viviera aquí haría lo mismo. Seguiría tomando el zurito. No tengo madera de héroe.
Porque aunque muchas cosas están cambiando (por ejemplo, a la entrada de Zarautz el Ayuntamiento ha puesto un cartel de ?Municipio sin pena de muerte, ETA no?, algo impensable hace unos años) en estos valles bucólicos, en estos prados de verde insultante hay que seguir siendo un héroe para enfrentarse a esos borrokas de mierda, pelo a lo macero y atuendo de todo a cien que solo entienden de violencia. El paraíso también tiene su lado negro. © texto y fotos Paco Nadal


22 sep 2008

De pintxos por Donosti

Por: EL PAÍS


El Camino del Norte me ha traído hasta San Sebastián, una de las ciudades más agradables y encantadoras que conozco. Las flechas que marcan la ruta jacobea bajan por el monte Ulía y entran a la ciudad por la playa de Zurriola. ¿Y que me encuentro nada más llegar?
¡El festival de cine de San Sebastián! Con todos su glamour y toda su alfombra roja y toda su gente vestida superfashion desplegada por las aceras del Kursaal. ¡Horror! Un enjambre de cámaras de prensa y televisión aguarda en un costado del Kursaal. Pregunto la razón y ¡cielos! me dicen que están a punto de comparecer Woody Allen y Javier Bardem ¡Y yo con estos pelos de peregrino!
Echo a correr presa de la vergüenza por si también aparece Scarlett (Johanson, no O'Hara) y me pilla con esa pinta de pordiosero que se nos pone a todos los que vamos haciendo el Camino. También es mala suerte. Para una vez que puedo estar a poca distancia de una superviva maciza de Hollywood?. y me pilla con mi fondo de armario de Boss y Armani a más de 500 kilómetros de distancia. Decididamente ¡soy un "desgraciao"!
Huyendo de los flashes me refugio en "lo viejo", como llaman los donostiarras al casco antiguo. Y me cuelo en el primer bar de pintxos que veo. ¡Qué gozada para los sentidos! Que me perdonen mis paisanos los murcianos, que creen que allí se tapea bien. Y es cierto?. ¡pero en San Sebastián se tapea mucho mejor!

Donosti es la capital mundial de la tapa, de ese placer por lo pequeño y exquisito, por el gusto de paladear diversos aromas y sabores, sin llegar a saturarse con ninguno. La tapa es la esencia del minimalismo gastronómico, un apunte epicúreo capaz de excitar los sentidos sin saturar el apetito. Hay pocas situaciones que exciten tanto los jugos gástricos como una barra de un bar del casco antiguo de San Sebastián llena de pintxos.

¡Qué suerte ser peregrino en Donosti! Aunque Scarlett al final no viniera ni Woody se fijara en mí. Peor para ellos.

21 sep 2008

Otra vez en el Camino

Por: EL PAÍS

Como veréis si se cae el techo de casa es difícil que me pille debajo. Estoy otra vez en el camino. O más bien en el Camino, con mayúsculas, porque me encuentro recorriendo el Camino de Santiago del Norte, el que nace en Irún y va a Santiago por la costa cantábrica a través de Bilbao, Donosti, Santander y Oviedo. Mis amigos dicen que se me va a poner cara de vieira, y razón no les falta. Como tengo publicadas cuatro guías para caminantes y ciclistas sobre las principales rutas jacobeas (Francés, Norte, Vía de la Plata y Portugués) y encima tengo la suerte de que se vende bien (que no es poca suerte tal y como está el mercado) pues he de salir a menudo para actualizarlas y revisarlas. Resultado: estoy más tiempo en el Camino de Santiago que en mi casa.
Como sé que muchos leéis este blog desde fuera de España, un poco de background: hace más de mil años, con la península ibérica ocupada por los musulmanes, los cristianos encontraron los restos del Apóstol Santiago enterrados en un lugar remoto de Galicia. En aquellos tiempos en que no había casas rurales ni parques temáticos ni hoteles todo incluido solo se viajaba para visitar reliquias de santos.
Resumiendo: el lugar se convirtió en un centro de peregrinación de primer orden en toda Europa, con los consiguientes beneficios para el clero y la monarquía (esto también es largo de explicar, pero quedaros con la copla de que aquello fue como una gran operación de marketing, pero a estilo medieval) y sobre el sepulcro se construyó una ciudad maravillosa: Santiago de Compostela. Cómo supieron los cristianos de la época, sin carbono 14 ni más instrumental de laboratorio que una fe a prueba de bombas que aquellos eran los restos de un discípulo de Cristo decapitado en Palestina en el año 42 es otra historia.
Lo curioso y sorprendente es que mil años después, decenas de miles de personas vuelven a peregrinar a Santiago, y eso que los huesos del santo no están allí?. ¡ni de coña!. Pero en el fondo que más da. El Camino de Santiago es mucho más que eso. Es un camino de espiritualidad, de humanismo, de naturaleza, de introspección? y el que lo prueba, le engancha.
De ello os iré hablando en los próximos post. De momento voy por el País Vasco. Os dejo una foto con un colega que también esta muy viajado: un tal Juan Sebastián Elcano, de Getaria, que dio la vuelta al mundo antes de que inventaran el Interrail. ¡Agur!

20 sep 2008

Qué ver en Bélgica

Por: EL PAÍS

Me dice Olmo que se va a Bélgica y que qué puedo recomendarle. Pues que no te pierdas el centro histórico de Gante; es tan bonito como el de Brujas, pero menos turísticos, más real. Esta lleno de gente joven, de bicis y de tranvías, ya que todo es peatonal. Y de casas de arquitectura tradicional flamenca y de plazas y canales encantadores. Te gustará. No te pierdas una cerveza de abadía en una cervecería muy antigua y famosa que hay en la plaza del mercado de los Viernes (no recuerdo el nombre porque estoy otra vez de viaje, mañana os cuento dónde, y no tengo aquí las notas que tomé en Gante. Mi memoria no es infalible, como la del Papa); hay también otro local nocturno muy famoso en el centro, especializado en ginebras de todos los sabores (preguntado seguro que lo encuentras). El casco histórico está lleno de tiendas curiosas, como una especializada en mostaza que lleva no se cuantos siglos abierta.

Ves luego a Amberes, que también tiene muchos lugares de interés, sobre todo el Museo de la Moda y las tiendas de ropa y complementos del centro: son alternativas, originales y muy divertidas.
Incluso Bruselas, con toda su fama de ciudad gris y funcionarial, tiene su punto. La Grande Place y los alrededores son realmente impresionantes; no dejes de tomarte otra cerveza en el Roi d?Espagne, un famoso bar.
Y por supuesto? Brujas. Es lo más turístico y a veces resulta agobiante. Pero es una ciudad única que hay que ver una vez en la vida.
Te cuelgo una de las fotos que tomé hace poco en Gante (por cierto, el vídeo del primer post con el que se inauguró este blog (Viajar.. y sobrevivir para contarlo) está rodado allí, por si quieres ver alguna imagen de Gante y Amberes.

18 sep 2008

¡Esos entrañables hostales de carretera!

Por: EL PAÍS

Leo en un periódico que el sector de los hoteles de servicios reducidos, conocidos en inglés como budget hotels, tiene mucho futuro. Como la riada de anglicismo diarios empieza a desbordarme sigo leyendo la noticia hasta que tres párrafos después un experto en el tema aclara que se trata de establecimientos que reducen los servicios considerados como secundarios para abaratar su precio. Estupendo. Bienvenido sea todo lo que abarate la vida a un turista, pero para ese viaje no hacían falta tantas alforjas. El invento lleva funcionando aquí décadas. Qué digo, siglos. ¿Qué son algunos de nuestros hostales y pensiones de carretera sino alojamientos donde a base de reducir todo (los servicios secundarios y los primarios pasando por los básicos) se consiguen unos precios ridículos a cambio de una noche de espanto?
Por razones presupuestarias que no vienen al caso me toca dormir muchas noches en estas reliquias de la hostelería patria y hay que reconocerles una unidad de estilo que ya quisieran muchas cadenas internacionales. Todos se llaman parecido: La Plaza, Avenida, El Cruce, El Paraíso ..... y aparecen siempre en una situación extrema, junto a una gasolinera, cuando ya se te caen los ojos de tanto conducir y te estas haciendo a la idea de que tampoco es tan mala la perspectiva de pasar la noche acurrucado en el asiento de atrás de tu coche. La recepción no existe y la llave te la dan en la barra del bar anexo lo que permite a su aburrida clientela dar un repaso visual a tus maletas y a tu acompañante. Luego, subes por unas escaleras rebozadas en un gotelé del tamaño del pedrisco mientras imploras al buen Dios que aquello mejore, que no sea lo que te imaginas, hasta que al abrir la puerta de chapeli del dormitorio compruebas que en efecto, no es lo que te imaginas. Es peor.
Una mesilla de formica, un suelo de linóleo, una cama combada hacia el centro (a veces comba hacia un lado y es peor, porque te caes), una colcha de cuando Nino Bravo dominaba las listas de éxitos con más zurcidos que un tercio de Flandes, un armario oscuro estilo castellano con una única percha (¿por qué todos estos antros estarán decorados con el temible ?estilo castellano?) y una bombilla de 60 vatios en el techo por toda iluminación. Entras como con grima, creyéndote curado ya de espanto, pero es porque todavía no has llegado al cuarto de baño. Entonces si que te entra el espanto.
Con frecuencia, los ejercicios de contorsionismo que hago para no rozar la mugrienta cortina del baño suelen producirme contracturas y dolores musculares varios. Creerán que exagero, pero no se imaginan la de alojamientos que quedan aún así por nuestra geografía. Muchos más que budget hotels, por supuesto, y con la misma reducción de servicios: aparte de una pastilla de jabón con el rótulo ?Gentileza de este establecimiento? y una toalla transparente de tanta lavada no esperen encontrar nada más (¡en ocasiones incluso rezas por no encontrar ?nada más?!). Todo, sacrificado en aras del precio. Es verdad que en ocasiones tienen cortinas, casi siempre rosas por un misterio que no logro desentrañar, y en otras la propiedad ha tratado de adecentar los pasillos con un batiburrillo de flores de plástico, taburetes de skay, estatuas de piedra, rocallas, espejos biselados y todo tipo de adminículos en bronce lo que le sobró de un apartamento en Torrevieja.
Un amigo productor me confesó que cuando hacen películas ambientadas en décadas pasadas, incluso antes de la guerra del 36, las escenas que más le encantan son las que discurren en hoteles, porque solo tienen que pagar el precio de una habitación normal en ciertos locales de carretera. El dueño se encargó ya de que hasta los percheros fueran contemporáneos de la batalla del Ebro.
He de confesar que casi al final de la noticia de los budget hotel, otra experta en la materia deshizo por fin mi entuerto. Ese nuevo invento consiste en reducir los servicios para abaratar costes..... ¡manteniendo la calidad!. Pero así no tiene gracia. ¿Dónde quedará entonces la excitante ansiedad del viajero por imaginar de qué color serán los agujeros de la colcha que le tape esa noche?


16 sep 2008

Cuba, epílogo con sabor agridulce

Por: EL PAÍS

Este es el último post que escribo sobre el viaje a Cuba. La isla daría para estar hablando años, pero creo que ha llegado el momento de cambiar de aires. Este es un blog de viajes, pero siempre he creído que el verdadero viajero era aquel que se involucra con los lugares que visita. Viajar es algo más que coleccionar monumentos, restaurantes y sitios donde dormir. Viajar es aprender, es convertirte en una esponja y recibir y procesar todos los estímulos que te sean posibles. Y en Cuba, para bien y para mal, esos estímulos y sensaciones te golpean a cada segundo, te acogotan desde el momento en que pisas la isla. Llevo décadas viajando y ningún destino me había impactado tanto como este. Para bien y para mal, repito.

Por eso me entristece pensar que una inmensa mayoría de españoles viaja a Cuba para estar una semana en un hotel ?todo incluído? en los Cayos o en Varadero. ¡Qué desperdicio! Acepto que cada uno viaja como quiere y como le da la gana, faltaba más. Pero sinceramente, no merece la pena cruzar un océano y aguantar diez horas de incomodidades en un avión chárter para quedarse en el escaparate más irreal de esta isla y dejar detrás todo lo que puede ofrecer. Es como ir al teatro con gafas de sol y orejeras. No te enteras de nada. Es patético comprobar como la vida tipo "show de Truman" de esos hoteles es tan aburridamente uniforme en cualquier lado del mundo, ya estés en Cuba, en Bali o en Cancún. Con el despropósito añadido de que detrás de ese megahotel de cuento en Cuba (a veces no tan de cuento, los Melia de cuatro estrellas de Cayo Santa María son de garrafón) se está viviendo uno de los experimentos sociales más intensos, crudos, dolorosos y anacrónicos de la historia reciente: la Revolución cubana.
Repito, esto es un blog de viajes. Pero un viajero no puede ser alguien estúpido que solo le preocupa fotografiarse delante de las catedrales y pasarlo bien. Es alguien también comprometido y crítico con lo que le rodea. Y solo puedo ser muy crítico con lo que he vivido en Cuba. Quienes me conocen saben que soy una persona de izquierdas, votante de partidos de izquierda. Por eso ver la palabra socialismo pintada por toda la isla me produce urticaria y desolación. Esto no es socialismo, señor Fidel. Esto es un anacronismo ortodoxo que tiene que acabar cuanto antes. Socialismo no es que los niños, los ancianos y las mujeres tengan que pasar horas bajo un sol de justicia haciendo autostop en las calzadas porque no hay transporte público. Socialismo no es que en pleno siglo XX el papel higiénico, la pasta de dientes o el pan sean un lujo. Socialismo no es que la gente viva con un sueldo de 9 ? y una pastilla de jabón cueste 1 ?. Socialismo no es que uno no pueda comprarse un coche o ampliar su casa porque le ha nacido un nuevo hijo. Socialismo no es que en las tiendas de pesos nacionales no haya de nada y enfrente, en la misma calle, exista una tienda de divisas en la que venden de todo, incluidos muchos productos ?made in Cuba?, a precios europeos
Negar que la Revolución trajo cosas buenas serían también injusto. En ningún otro país del área (incluido EEUU) los ciudadanos disfrutan de un sistema de salud universal y gratuito como éste, en ningún otro el derecho a la educación gratuita está tan extendido y en ningún otro caminas tan seguro por cualquier calle a cualquier hora como en Cuba. Es verdad. Pero son magros resultados para 50 años de Revolución, ¿no?
Es cierto que el embargo económico de EEUU es una especie de genocidio lento y cruel igualmente condenable que está haciendo mucho daño a Cuba y a los cubanos (en este sentido hay un comentario muy bueno de Juan en el post de Cienfuegos que puedes ver pinchando aquí), pero el embargo americano no justifica el encarcelamiento de opositores, la inexistencia de prensa libre, la falta total de libertad individual, el no poder salir y entrar libremente de tu propio país, el no poder acceder a internet... etc., etc.,
Al final, cuando viajas por el interior de Cuba y te relacionas con los cubanos te das cuenta que este es un país que sobrevive robándose a sí mismo. El que trabaja en una fábrica de zapatos roba tres pares, uno se lo da al inspector que pone el Estado para que no robe y los otros dos los vende él en la bolsa negra (como llaman aquí al mercado negro) para terminar el mes. El taxista truca el taximetro para quedarse unos pesos. El inspector que controla el número de paseos que da cada calesa de La Habana Vieja con turistas se pone de acuerdo con el cochero y de cada 10 paseos ocultan dos y se los reparte. El que trabaja en un hotel todo incluido roba mantequilla, queso, mermelada.. y luego lo revende los dueños de los paladares. Y lo gordo es que el Estado lo sabe y no tiene más remedio que aceptarlo porque si tuvieran que vivir solo con el sueldo oficial y la cartilla de racionamiento sí que habría habido otra revolución. Como me decía un taxista nada sospechoso de ?gusano? (como llamaba el Che a los disidentes): ?Vivimos de delinquir, vivimos de robar al Estado?.
Es cierto que lo mejor de Cuba son los cubanos. Pero tampoco caigamos en clichés tópicos y estereotipados en esto. Se que a alguien le dolerá lo que voy a decir, pero una de las mayores decepciones que me he llevado en Cuba es comprobar cómo este régimen absurdo y trasnochado obliga a todo el mundo, desde profesionales a caraduras callejeros a sacar unos dólares extras como sea. ¿Y quien lleva esos dólares extras? El extranjero, el turista. Hay cierta sensación de acoso en las zonas turísticas, sobre todo La Habana y Trinidad, aunque mucho menos que en Marruecos, por ejemplo. Pero no es esto lo que más me apenó. Lo que me entristeció fue ver que al final nadie te hace un favor desinteresado, no puede haber una confianza total con los locales porque antes o después surge la cruda realidad de que esos tres dólares que llevas en el bolsillo y que para ti no son nada, para él o ella son medio sueldo. Y en esa brutal descompensación, en ese abismo de mundos y economías, es difícil entablar relaciones normales. Y los entiendo. A mi me pasaría lo mismo.
Dicho todo esto, NO DEJÉIS DE IR A CUBA. Os espera un país fascinante, paisajes soberbios y, si decidís mezclarlos con los cubanos en vez de perder el tiempo con la pulserita del todo incluido, viviréis una experiencia social única que os permitirá conocer a un pueblo maravilloso que ha sabido sobreponerse y sobrevivir a mil y una adversidades. Como decía el titular de arranque de la revista Altair dedicada a Cuba (nº26, noviembre-diciembre 2003), Cuba es ?la visita inaplazable?.
PD: por cierto, la vuelta con Air Comet, en hora y sin problemas. Justo es decirlo también después del palo que les di con el viaje de ida.
El Viajero: Guía de Viajes de EL PAÍS

Sobre el blog

Un blog de viajes para gente viajera en el que tienen cabida todos aquellos destinos, todos aquellos comentarios, todas aquellas valoraciones que no encontrarás en otros medios.

Un espacio abierto a la participación con información diaria y actualizada sobre países y ciudades, alojamientos, transportes, gastronomía, rutas, ideas para ahorrar dinero o para gastárselo en lo mejor en lo que uno puede invertir su tiempo: en viajar. Todo contrastado y analizado en primera persona.

[email protected]

Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

Último libro

El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

Un relato trepidante por unos de los destinos menos turísticos y más inseguros del mundo. Un viaje en solitario lleno de emoción y melancolía a lo largo de una región azotada por constantes guerras y conflictos étnicos. Un viaje plagado de sentimientos que consigue conectar al lector con los sufrimientos y las esperanzas de África.

Los blogs de el viajero

El Viajero

  • Guía de viajes

    Guía de viajes

    Ideas, destinos, consejos y la mejor información útil para un viaje perfecto.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal