La noche nos sorprende frente a los acantilados de la isla de Wollaston, farallones negros e inhóspitos de casi 200 metros de altura cuya visión, sin embargo, se agradece, aunque sólo sea por saber que tenemos tierra otra vez cerca.
Anclamos en el fondo de la bahía Scourfiled, aprovechando una boya instalada por la marina chilena. No hay más radas al sur de Puerto Williams, ni bases, ni asentamientos humanos. El viaje es una lucha individual contra la naturaleza.
Bernardette, la mujer de Pascal, prepara pastel de manzana y te caliente. Caemos rendidos en los catres. Fuera, los seis ojos de buey del Valallha son los únicos destellos de calidez en esta oscura noche austral.
30 de noviembre, 55º 53? 17" latitud sur
Al amanecer, un vendaval de 55 nudos se abate sobre la bahía Scourfield. Toda la literatura y la leyenda del Cabo de Hornos quedan patentes ante nuestros sentidos con esas ráfagas descomunales, acompañadas de chubascos y granizo. Apenas queda tiempo para refugiarse en la siguiente isla, la de Herschel, en una cala llamada Martial en honor al capitán de una expedición francesa que pasó todo el año de 1882 en las cercanías realizando uno de los estudios más serios sobre flora y fauna jamas hechos sobre el Cabo de Hornos.
Lanzamos al agua dos anclas como medida de precaución y nos disponemos a pasar un largo día de reposo: es imposible avanzar con este huracán. Alejandra, la tercera tripulante del Valhalla aprovecha para hacer buñuelos. También es francesa, tiene 24 años y hace dos que dejó su trabajo de oficinista en París para aliñar su vida con una pizca de emoción e incertidumbre. Acompaña a Pascal y Bernardette en sus viajes a cambio de cama y comida y llena los cuatros costados de la nave con su inocencia y dulzura. Parece un grumete, siempre despierto y de buen humor. Como, a pesar de su buena dicción en castellano, tiene un serio problema con los acentos ?igual dice pajáro que carga la tilde sobre la última sílaba de whisky? la rebautizamos cariñosamente como Guisquí.
A mediodía amaina un poco el vendaval y bajamos a la isla con la zodiac. Está deshabitada, como el resto del archipiélago, y un espeso manto de turba cubre el suelo. Los pies se clavan a cada paso. Hilillos de agua potable que se pierden entre la espesura del manto vegetal y algunos bosques de lengas, tan achaparrados y prietos que impiden el paso, son los únicos elementos del paisaje. Parece como si los árboles, en estas latitudes, solo estuvieran hechos de raíces. Pasamos la tarde dados al placer de la lectura, con un ojo en el libro y otro en las dos anclas salvadoras a la espera de que las condiciones mejoren y podamos poner proa de nuevo al cabo.
Hay 9 Comentarios
Magnifico relato!!!!! Dan ganas de ir allí
Publicado por: Pedro | 31/01/2009 0:00:00
Bueno.......autentico relato de aventuras. Me he quedado pegada leyendolo.y sintiendo envidia de esa grumete apodada "Guisquí" ....................luego sigo con tu relato..............me llaman.Un abrazo aventurero
Publicado por: Anónimo | 28/01/2009 0:00:00
[:)] Voy recobrando lo perdido en estos días...uff....y mira si me pierdo ese maravillo relato-aventura...!!?Es como una novela por partes...y me desespero po seguirla leyendo..., así que ya mismo voy al próximocapítulo ....[:)]Mientras......besos.
Publicado por: Anónimo | 28/01/2009 0:00:00
Me has enganchado con esta travesia como si fuese el mejor de los libro, estoy deseando que cuelges el proximo post. Gracias por permitirme acompañarte en este cyberviaje.un besito desde " el gallinero"
Publicado por: Anónimo | 27/01/2009 0:00:00
Lo mismo te digo Paco, creo que en este relato estas sacando tu vena mas literaria hasta ahora.Un saludo y encantado de leerteCarlos de los ultimos
Publicado por: Cabo de palos | 27/01/2009 0:00:00
No sé si ha sido telepatía o solo un lugar común, pero hace un rato te dejaba un comentario a tu anterior post hablándote de los ojos de buey. Ahora sigo trabajando frente a la pantalla, en una pausa para comer paseo otra vez por aquí y encuentro tu último título. Jeje. Coincidencia virtual y casi interestelar. Aguerrido marinero, no temblabas ni un poquito ante semejantes ráfagas de vientos enojados??
Publicado por: Anónimo | 27/01/2009 0:00:00
Raudo y veloz he colocado a Alexandra (por cierto, se llama igual que mi "gestor/a personal" en el Banco, donde tengo "mis miserias", de verdad) entre mis mujeres favoritas. Auque dicen que soy poco fiable porque tengo muchas, pero no es asi, ¡¡vive dios!!.Mi resumen: Riesgo y pasión ¡Felicidades!.Un abrazo (cuando te lo envío, me acuerdo de Malaspina. Consulto, y me doy cuenta de que no pasó -creo- por ahí)
Publicado por: Anónimo | 27/01/2009 0:00:00
Me sumo a la visión del resto, parece que se está empezando a forjar un libro de aventuras con estas últimas entradas (se siente el viento...se siente)PD: Hablando de Guisquís....me dijeron que se está jugando una cervezapor algún blog ...¿Será en éste por casualidad y yo me lo estoy perdiendo?... Ni de coña te digo quien me lo contó. Se dice el pecado pero no el pecador que, por cierto....fué Carmen
Publicado por: Anónimo | 27/01/2009 0:00:00
¡¡Qué relato tan chulo!! No sabes la envidia (sana) que me das.No sé si me he perdido algo en tus otras entradas, pero ¿cuál es el motivo de tu viaje por esos lares? ¿Simplemente el hecho de navegar? ¿O hay alguna meta específica que no has desvelado?
Publicado por: Zalbo | 27/01/2009 0:00:00