Antonio Archbold, práctico de la bahía
Uno de los líderes de la comunidad creole y personaje respetado en toda la isla. Pase una agradable mañana charlando con él en el porche de su casa de madera, rodeado de nietos y bisnietos que entraban y salían. 71 años y un sorprendente parecido con Sean Connery, media vida como pescador y marino en todo tipo de barcos, conoce el mar Caribe como la palma de su mano y lucha por conservar la biodivesidad de su isla. Habla de forma cadenciosa y suave, pensando en inglés y traduciendo luego al español. Trasmite paz y serenidad; tantas que dan ganas de ser como él, un venerable hombre en paz consigo mismo y con lo que le rodea sentado sin prisas en el porche de su casa. Me habló de cómo la comunidad decidió abandonar la ganadería porque fomentaba la desertización y la pérdida de suelo de la isla, del problema de las basuras y los residuos sólidos (han logrado que se prohiba la entrada de botellas de vídrio no reciclable en Providencia), de la cooperativa de pescadores que ayudó a montar y de los esfuerzos por convencer a sus compañeros de que el caracol y la langosta no son infinitos, que si los pescan en demasía acabarán con ellos. Y de cómo conciliar el turismo y el futuro de sus hijos y sus nietos, que ya estudian en la univeridad y no quieren ser pescadores ni agricultores, con la conservación de la isla.
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Roland Bryan, propietario de chiringuito
Dueño del chiringuito más famoso de Providencia, el de la playa de Manzanillo. Showman y astuto hombre de negocios que enreda a sus clientes con un desparpajo fuera de lo común y una hiperactividad a prueba de clima tropical. Su bar-restaurante está abierto las 24 horas del día en una de las playas más bonitas de la isla, con música reggae, calypso, salsa, cumbia..., una hogera en el centro, hamacas y tumbonas entre los cocoteros, su simpatía y todo tipo de cócteles, incluido el Roland' Espacial (no es un error, es esPAcial), que lleva ron, wiskhy, ginebra y no se cuantas miles de cosas más y se sirve en un coco. El primer y único afterhours de Providencia. Un sitio al que no puedes dejar de ir.
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Richard Hawkins, librepensador
Regenta otro famoso chiringuito a pie de arena, el de la playa del Suroeste. Pero está en las antípodas de Roland. Hay música también y cócteles (buenos mojitos, por cierto), pero el ambiente es más tranquilo y menos alocado. Richard es un librepensador, un místico que igual podría ser rasta que sufí. Pasó cinco años trabajando en barcos de carga por el Caribe y otro montón de ermitaño en lo alto de la montaña más elevada de Providencia. Solo bajó cuando se enteró de que su isla estaba amenazada por varios proyectos turísticos de gran envergadura, para luchar contra ellos. Si lo colocas entre Bob Marley y los Wailers, no desentona. "Solo quien sabe disfrutar del momento presente puede construir un buen futuro", me dice. Y me quedo con él en su chiringuito, disfrutando del momento inmediato, disfrutando del mejor atardecer de la isla. Tratando de que los dioses del Caribe me depararen un buen futuro.
Y muchos más.... como Felipe Cabezas, el buzo loco y grandote con rastas que es capaz de tirarse al agua sin equipo y darse cuenta de ello solo 20 minutos después. Como Jennyfer Archbold, la guía de turismo a la que la isla le enseñó cúal era su sitio en el mundo... como Josefina, una señora de armas tomar que regenta un restaurante y se enfrenta al mismísimo presidente Uribe si hace falta para defender a su isla....
Pero para conocerlos hay que venir hasta aquí, hasta la isla que reparte Providencia entre quienes son capaces de amarla y respetarla.