No soporto las olas. Y no me refiero a las del mar. Me refiero a las olas de opinión,
esas mareas de adhesiones inquebrantables a una moda o a un manifiesto que arrasan con la razón y se llevan para delante cualquier atisbo de crítica, de disidencia o de capacidad individual de raciocinio. Me da igual que sirvan para salvar a las ballenas o para invadir Irak. Me da miedo cuando un grupo social se lanza a la carga siguiendo un eslogan o de un titular fácil.
Viene esto a cuenta del
"Manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en internet" , a raíz de la manifestación de un grupo de viles artistas que
alertan sobre la piratería y pretenden la osadía de vivir de su trabajo.
El manifiesto ha sido difundido en miles de blog y web, en esa ola de adhesiones inquebrantables (y no necesariamente meditadas) por lo que no lo reproduzco aquí en su totalidad.
Estoy de acuerdo con los primeros puntos del manifiesto: los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales del ciudadano
(lo que quedaría por definir es cuáles son esos derechos fundamentales: ¿bajarse música y películas gratis?), la suspensión de derechos fundamentales debe de ser competencia exclusiva del poder judicial y que con Internet y l
os sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
Y por supuesto estoy de acuerdo en el punto 5:
Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones.
Pero ya lo que no me trago es el sapo de "Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin:
devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras".
La propiedad intelectual está muy clara y no necesita reforma:
es del autor. Y él tiene derecho a elegir el canal de distribución que quiere para su obra y la remuneración que espera por ello. Si un autor quiere distribuir su libro, su película o su música por internet de forma gratuita está en su derecho (y quizá en el camino correcto, vale). Pero si otro quiere distribuirla en un CD, en un papiro o grabada en una piedra... también está en su derecho. Y nadie puede obligarle a darla de forma gratuita por el simple hecho de que se pueda digitalizar. El conocimiento y la cultura serán de dominio público, pero una obra es de un autor y tiene derecho a poder vivir de ella.
Según esta premisa, si un día se digitaliza el vino, ¿podremos exigir Ribera del Duero gran reserva gratis para todos como derecho fundamental? ¿Por qué no digitalizar a los abogados y a los arquitectos y exigir después que podamos usar sus servicios de forma gratuita, ya que son "del dominio público"?Alguien que se gasta mil euros en una pantalla de plasma pero luego ve
películas pirateadas de ínfima calidad en las que se oye toser al de la butaca de al lado.. ¿es un amante del cine y fomenta la cultura y la creación? Si fuera una vez al cine de verdad y se quedara a ver los créditos se daría cuenta que además de Bardem y esos
"artistillas rojos de pacotilla que quieren vivir del cuento" (según sus detractores) hay otras 600 personas que trabajaron en la película y que se quedaran en el paro porque él ve cine gratis.
¿Qué un tipo detrás de una pantalla, con nocturnidad y anonimato, se llene el disco duro de pelis, música y libros sin pagarle un duro a los que lo han creado es "devolver a la sociedad el conocimiento y promover la libre circulación de la cultura? ¡anda ya! ¿Qué promueve ese o esa? ¿que creación suya intercambia? Lo único que ha hecho es quedarse con un montón de obra por la cara. Eso en mi tierra se llama robar.
Estoy a favor de internet, de los nuevos sistemas de creación y distribución, de la máxima difusión universal de la cultura,
pero estoy harto de falsos Robin Hood que se escudan en una filosofía barata para justificar lo que todos sabemos: si me puedo quedar con una cosa gratis, para que voy a pagarla.
Hoy día hay sistemas mucho más democráticos y justo que la SGAE para que esos derechos de autor sean reconocidos, como Itunes o Spotify, pero me temo que la inmensa mayoría de los que se escudan es esa filosofía parda del "derecho a la cultura" seguirán descargándolo gratis mientras puedan y no pagarán ni 0.99 ? por canción.
No se pueden poner puertas al campo. Internet es un fenómeno imparable que está transformando nuestra forma de relacionarnos. Pero si no entendemos y aceptamos que un autor tiene derecho a controlar la distribución de su obra y a vivir de ella, nos cargaremos la creación.
Estoy convencido de que quienes hicieron el manifiesto también lo entienden así. Lo que no estoy tan seguro es que lo entiendan esa inmensa mayoría de internautas que se apropian de la obra de los demás por una simple razón: porque pueden hacerlo.
Me gustaría ver sus caras el día que su trabajo también se pueda "bajar" gratis de la red y sean ellos los que se queden en paro.