Los Cabos ocupa el extremo sur de la
península de Baja California.
Como os decía, aquí hay dos localidades, Cabo San Lucas y San José del Cabo, que concentran la mayor oferta turística de Baja. He venido hasta Los Cabos por encargo de una revista de tendencias y glamour que me ha pedido un reportaje de tendencias y glamour.
¿Y por qué hasta aquí? Porque Los Cabos es el resort de playa más chic de México. Para que os hagáis una idea aquí tienen casa
Jennifer Anniston, George Clooney, que comparte parcela con
Cindy Crawford (mi vecina se llama Mari Pepa y no tiene nada que envidiarle a la Cindy esa),
Catherine Zeta Jones,
Silvester Stallone, etc... Lo que os dará una idea del nivel que se gastan por aquí (lo siento
Blas, esta vez tampoco va a ser el viaje de mochilero que me andas pidiendo).
Los Cabos es gringolandia. Apenas hay turistas europeos: para nosotros queda mas cerca y es más barato Cancún; aunque no es lo mismo). Pero para los estadounidenses es uno de sus destinos favoritos.
Está a poco más de una hora de avión de Los Ángeles y por menos de 300 dólares encuentran billete aéreo. A veces parece que estás en un Estado más de la Unión. Los horarios son made in USA y
las corridas de toros se celebran sin muerte del toro; los turistas norteamericanos no lo tolerarían.He visitado hotelazos de a 500 euros la habitación más barata y suites de a 2.200 ? la tirada.
La revista que me manda estaba especialmente interesada en el hotel donde pasaron las últimas vacaciones de Año Nuevo Leonardo diCaprio y su novia, la supermodelo Bar Refaeli. Para mitómanos: se llama
Hotel Esperanza y la suite en la que se alojaban era como la de la foto de encima de estas líneas.
Pero bueno, esto pasa en urbanizaciones de lujo, como Palmilla o El Dorado, donde hay chalés de 12 millones de dólares.
Pero en Los Cabos también existen hoteles normales para gente normal (entre lo que me incluyo; no recuerdo si fueron una o ninguna las noches que he pagado esa cantidad por cerrar lo ojos).
También tienen una playa muy popular, la del Médano, llena de esas cosas obvias que los turistas parecen buscar en todas las playas del mundo y que hacen al final iguales a todas las playas del mundo: chiringuitos, alquiler de tumbonas, patinetes, señoras locales vendiendo artesanía, asiáticos dando masajes
(¿cómo es posible que en cualquier playa del mundo exista un asiático dando masajes?, ¿consiste en eso la globalización?), oferta variada de paseos en barco con fondo de cristal para creerte que ves algo en el fondo del mar, etc, etc..
Lo mejor (en mi opinión): uno de los pocos lugares del mundo para disfrutar de playas solitarias que cumplen los parámetros de ?paradisíacas? (adjetivo manido donde los haya), en las que detrás además de una fila de cocoteros tienes una selva entera de altivos cactus y plantas crasas. Un paisaje difícil de olvidar.