Paco Nadal >> El Viajero

21 abr 2010

La buganvilla que amaba a una araucaria en el jardín de Ángeles Mastretta

Por: EL PAÍS

Hoy he tenido el placer y el honor de ir a comer a casa de Ángeles Mastretta . Siempre pensé que toda casa es el reflejo de la personalidad de quien la habita. Y la casa de Ángeles es como ella: afable, luminosa y cálida. Un puerto libre donde siempre hay varados barcos amigos. Un puerto acogedor.
La casa de Ángeles Mastretta es una hermosa mansión de 1912 distribuida en grandes espacios llenos de objetos y recuerdos familiares que incitan a emplear una eternidad en cruzarlos. Para detenerse a curiosear en cada uno de ellos, para buscarles una relación con las mujeres de sus novelas, con sus recuerdos poblanos. Porque la vieja casa familiar de Puebla desembarcó en un camión de mudanzas en esta nueva del DF, pero la capitalidad no les ha quitado a los venerables muebles la pátina de realismo mágico y provinciano que traían.
La casa de Ángeles rodea a un patio maravilloso donde crecen rosas como corazones. En mitad del jardín, una buganvilla gigante llegó a un pacto de cohabitación con otra no menos gigante araucaria y ambas se elevan ahora entrelazadas sobre las azoteas de Ciudad de México en un pacto de amor y buena compañía, dispuestas a poner una nota de belleza entre la maraña de bidones negros y antenas parabólicas que afean el cielo de la megápolis.
Comemos ensalada de nopales y sopa de aguacate y tortillas de cacahuete (?Si se pudiera juntar toda la creatividad y la energía que las mujeres han puesto en la cocina para emplearla, por ejemplo, en conquistar el espacio, hace tiempo que podríamos pasar los fines de semana en Marte?, escribía en "Guiso feminista"). Y luego subimos a charlar a su estudio, donde un ventanal corrido deja ver el idilio de la buganvilla y la araucaria desde una posición más cercana, casi de voyeur. Es un recámara enorme (a ella le gusta emplear esta palabra), donde la luz se cuela con insolencia, un estudio de pintor o de arquitecto más que de escritora. Dominan los tonos claros de la madera y el blanco de las paredes. Solo el plafón de una lámpara de pie pone un punto rojo intenso en la escena.
Ángeles es de palabra fácil y rápida. Un torbellino de amabilidad, de dulzura. Te toca en el brazo o te coge de la mano cuando te habla y crea complicidad. ?¿Te molesta que te encasillen como una escritora feminista??, le pregunto. ?No, ya no. Porque además ¿qué era ser feminista?: querer que las mujeres decidieran sobre su vida, que se ganaran el dinero, que fueran libres para pensar con quien querían vivir, a dónde querían viajar? Si lo que yo hago en mis libros es defender eso, pues si, soy feminista. Me apenaría no serlo?.

Hay 19 Comentarios

Felicitaciones por hacer realidad el sueño de todos los seguidores de Ángeles Mastretta.

UYYYYYYY, que bueno, Paco! Generoso tu que nos has permitido compartir tu estancia con Angeles, nuestra bienamada.Viendo su estudio me acuerdo de la historia del "librero". Jajaja!Esa comidita no esta nada mal, aunque los nopalitos no sean santo de mi devocion.Cuando vuelva a Mexico...sera con tu libro.Un beso

Leo a MAstretta desde siempre. :-) Es un placer que nos hayas abierto n poquito más su mundo!! Sí se puede palpar la complicidad que ella ofrece y tú sabes recoger. Alegrías que da la vida, buenos amigos, que llegan cuando no se les busca/espera y por eso todavía son más bienvenidos. Por cierto, te enteraste de que Edurne ya coronó la cumbre del Annapurna? Otra gran mujer. Si es que, de lo bueno, mucho. Un besote

Cuanto me alegro por esta entrada, no conocía la imagen de esta mujer y me resulta muy agradable verla. Cuando leí el prologo de tu libro lo primero que nos dice es ?Abren ustedes un libro mágico? y eso me encanto. Llevo unos cuantos días con el libro mágico en mi bolso (Pedro Páramo ya no vive aquí) y a ratitos me dejo encantar por sus relatos.Besos Abuela Cris

Guauuuu, no había descubierto que lo que hay entre la bugambilia de mi casa y el pirul, es una relación amorosa. Gracias por abrirme los ojos.

¡Dios mío! Estás con Angeles, cómo me gustaría ir la semana que viene a Madrid, ¡cómo me gustaria! ¡y encima estás en una de las casas de las que tanto habla en su blog! Te falta conocer la de Puebla, esa debe tener mucho más de ella que la de DF. Esta vez sí te envidio, no como cuándo te vas por ahí a mear en cantimploras.Mandale un beso de mi parte...ya mismo paso por su blog a contarle que la vi: es muy guapa y sí me la imagino super charlatana.PD: fe de "ratas" de mi anterior comentario: avasallante/ imagino/ foto. No quier que, si los lee Angeles, piense que soy una Extraterritorial Extraignorante

Qué bien te lo pasas Paco... qué bien... y ya veo que Ángeles también. Los dos están muy guapos en la foto [:D]

Ayer en casa de la Khalo, hoy en la de la Mastretta. !Pensé que ibas a hacer ecoturismo y es cultural tu viaje!!Que disfrutes a las grandes mujeres mexicanas!

No hubiera perdonado que dejaras de comentar tu encuentro con Ángeles. Te agradezco la foto del estudio y la descripción que nos compartes. Se nota que eres un miembro ilustre de la tripulación de la Silabaria.

VAYA PACO! Muchas gracias por compartirnos este relato. Mira que gran relato. Te agradezco yo también por las fotografías. Un fuerte abrazo

En la foto se os ve "cómplices", que es decir mucho. Tu 'post' apoya esa complicidad. Diría que es una 'entrada-cómplice'.Dile a Ángeles, en referencia al 'Prólogo' de tu libro, que este 'viajero insatisfecho' cree que más que volar sobre México (ella lo dice), lo que hiciste en tu libro fue "rastrear, culebrear, palpar" la realidad de 'un méxico' que muchas veces se le escapa a los locales-locales, como ella.Abrazos, compañero.

(homilies for) está guasón el gnomo hoy. Querido Paco, ayer era la apasionada Frida, hoy, la apasionante Mastreta. Bieeeeen. Pongo en tu conocimiento que estas dos entradas sirven para que anule las dos tarjetas amarillas que te había sacado en su momento (es broma... casi).Me han encantado ambos.Yo tenía una buganvilla que abrazaba a un jazmín pero me los cargué el verano pasado para hacerme un baño de Cleopatra, los recuerdo sin nostalgia, no veas la guerra que dan cuando no tienes para pagar jardinero.Besos.

Gracias por compartirlo con todos nosotros. Un saludo.

PACO...¡Cuánta armonía se respira en esas dos fotos! ¿Sonreías así en la Iglesia de San Juan, dónde a tu amigo ni le dejaban escribir el nombre de los Santos?(es broma). ¡Vaya experiencia!Gracias por dejarnos aquí este encuentro.¡Hasta pronto!

Gracias otra vez Paco! por compartir éstos encuentros mágicos. Me imaginaba, como nos referíamos a Julio Verne y cómo el medio ambiente determinó su escritura, que Ángeles, siendo mexicana de pura cepa, deba escribir sobre las mujeres y su maravillosa cultura, en un pueblo que, generalmente, y por una cuestión 'cultural' las somete todo el tiempo. Cómo no defender entonces, a esos millones de almas, que constiyuyen la fuerza de lo que hoy conocemos como México, desde tiempos inmemoriales?

Espero que, cuando vengas a Salta, no vengas a visitarme a mi casa, que está siempre desordenada, tapada de libros y papeles. Jajaja

¿y no pones foto de los amantes?

Querido Paco: Siempre me ha gustado mi casa, pero vista pro tus ojos es preciosa. Con razón me cuesta mucho salir.Uno cree que la vida ya nos ha dado amigos desde hace mucho. Y ahora te ha dado a tí como una maravilla de las que sólo se encuentran en tus viajes. Te abrazo mucho, angeles

:-) que bonito todo, y hasta este final.

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Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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