Paco Nadal >> El Viajero

12 dic 2010

A Tailandia se llega por Qatar

Por: EL PAÍS

Pues sí, acabo de llegar a Tailandia (Jordi, te apuntas "one point" por ser el primero en la porra; Olmo para ti el cum laudem en Historia), el país de Asia que es diferente a todos los demás. El que vivió encerrado en si mismo hasta el siglo XVI. El que gracias a la habilidad de sus reyes consiguió salir ileso de la voracidad colonial europea y ser el único país del sudeste asiático que jamás fue dominado por una potencia extranjera.
He llegado a Tailandia siguiendo una ruta nueva para mi, vía Doha, con Qatar Airways . Hace poco inauguraron una nueva ruta a Phuket, al sur de Tailandia, y ahora puedes volar desde Madrid a la playas de Phuket sin necesidad de pasar por Bangkok. Tienen precios muy asequibles y he de reconocer que el trato fue exquisito.

¿Y que hago de nuevo en Tailandia? Pues he venido a empezar el rodaje de una nueva serie para televisión con mi buen amigo y socio de aventuras y penas televisivas Antonio Alpañez. Si la crisis nos ha de llevar por delante, al menos que nos pille trabajando en algo bonito.

Llueve. Lleve mucho y no debería de hacerlo. Se supone que es estación seca, el inicio de la temporada alta. Aunque desde que hemos llegado, un manto de nubes panzonas y oscuras descarga sobre la isla de Phuket la furia de los dioses acuáticos. Y estos paisajes se empequeñecen con los grises.
Solo me consuela que nos dirigimos en coche hacia el sur, hacia la olvidada y poco desarrollada provincia de Trang y allí espero que el tiempo mejore. Por el camino, San Veremundo, patrón de los viajeros, se apiadó de nosotros y quiso que el triste cielo se abriera un poco justo cuando pasábamos por el nuevo templo de Bodan, que relucía bajo el sol tropical como un pastel de pan de oro celestial. A él pertenece la foto de arriba. Es tan nuevo que aún no ha sido inaugurado; lo pagó de su bolsillo un millonario de Patong; 12,5 millones de euros (éste seguro que va al cielo).

Tailandia es un país fascinante. He estado aquí varias veces y no deja de sorprenderme. Me enamora por ejemplo, la comida. Es un país con una gastronomía excelente y muy barata.
Anoche cené en un restaurante de turistas en la típica calle de turistas de Kata Beach (Phuket), llena de chiringuitos para turistas, tiendas para turistas, salas de masaje para turistas, bares llenos de chicas para turistas... Vamos, el típico sitio para huir.
Y sin embargo, tomé un pescado excelente, fresco y bien condimentado, con cerveza a raudales por 10 euros. Hoy he comido en un centro comercial en la carretera, camino de Trang; un sitio moderno y limpio pero de gente local y a precios locales (nada del típico quiosco callejero lleno de moscas y aceite de palma requemado); y dos platos deliciosos de noodles, ostras y mejillones al wok y ensalada me han costado...¡1,9 euros!
Sacar bonito un sitio de playa con un telón de nubes grises es difícil hasta con el photoshop.
¡Que Buda se apiade de nosotros si esto no cambia!

Más información sobre vuelos de Qatar Airways en su web en español.

09 dic 2010

Hoteles cojonudos en Kenia

Por: EL PAÍS

Quedaba pendiente este post. Os dejo algunos hoteles que me gustaron durante mi estancia en Kenia. Por si se os ocurre ir por allí. Vistos, probados... y valorados.
NAIROBI
The Norfolk. Un histórico de Kenia. Fundado en 1904, todavía conserva ese aire colonial que uno espera encontrar en un libro de Karen Blixen. En pleno centro de una ciudad que no tiene centro. Muy bueno y muy caro. Para darse un capricho (si te alcanza el presupuesto: cuesta en torno a 300 dólares).
KISUMU / LAGO VICTORIA
Kiboko Bay Resort. Un gran descubrimiento. Un conjunto de cabañas de madera muy acopladas al entorno en plan lodge de la selva, en la orilla del lago, con un maravilloso pantalán para ver atardecer y un comedor con vistas al lago. Lo más recomendable de la zona (unos 140 dólares la doble). Por desgracia, yo tenía reserva en el Sunset Hotel, un sitio recomendado en cierta famosa guía de mochileros (la Loly, vamos) en el centro de Kisumu. Pero que resultó que era bueno cuando lo inauguraron (1977): ahora está muy caduco y venido a menos (para mi desgracia en el Kiboko no había habitaciones libres y no pude cambiarme).
LAMU (playa de Shela)
Baitilaman Guest House. La mejor relación calidad-precio. Una casa tradicional swahili en la aldea de Shela, en un entorno de lo más auténtico. Grandes y espaciosas habitaciones decoradas a la manera tradicional. Me gustó. La doble, desde 100 dólares
Peponi. El hotel más famoso de Lamu, de propiedad italiana. Un sitio muy cool, muy fashion y muy pijo. De revista de diseño, para entendernos. Pero en el mejor sitio de Shela, a pie de playa con espectaculares atardeceres. Pijo hasta decir basta, pero lleno de gente guapa y molona (para quien le guste ese plan). Desde 200 dólares.
Hotel Kijani. Varias casas tradicionales rehabilitadas con exquisito gusto. También muy recomendable, lo regenta un suizo que lleva en Lamu desde los 70. Si buenas son las habitaciones mejor es el restaurante: el mejor sitio para comer en Lamu. Cocina keniata pasada por el tamiz de la vanguardia. Doble con desayuno, desde 160 $.
LAMU TOWN
Sunsail Hotel. La mejor opción para mochileros con la mejor ubicación: en el paseo marítimo, en pleno centro, donde está todo el bullicio y la actividad comercial. Sencillo pero limpio. Y una terraza fantástica que mira al mar y a los manglares. Desde 30 dólares. No tiene web pero si mail: [email protected]
Lamu House. Otro de los más recomendables, además es obra del arquitecto español Urko Sánchez. Situado en pleno paseo marítimo de Lamu Town, en un conjunto de casas tradicionales reformadas con todo el encanto del nuevo interiorismo. Ambiente sereno y muy cálido. Un sitio para ir a ver, aunque no te alojes en él. Doble desde 150 dólares (negociables).
MANDA ISLAND

Diamond Village . Manda es la isla que está frente a Lamu. Como no tiene agua potable está casi deshabitada aunque en su kilométrica playa ya se han instalado algunos hoteles y chalés de millonarios europeos que usan su propia desalinizadora. Aquí está el Diamond, un hotel muy natural a base de cabañas tradicionales con techo de palma. Lo regenta una familia británica muy maja. Tiene una terraza chill out en la arena para ver atardeceres que te mueres con un dawa en la mano. Recomendable para quienes busquen paz y vida en contacto con la naturaleza. Cabaña para dos, 100 dólares.


Confieso que hoy me he llevado una alegría mayúscula.
Acaba de publicarse el ranking Wikio del mes de diciembre y "El blog de Paco Nadal" aparece como el 4º blog de turismo más influyente de habla hispana.
El ranking de Wikio es uno de los más complejos y fiables. Tiene en cuenta los enlaces que se dirigen a tu página, tanto la cantidad como la calidad de los blogs y web que te enlazan, además de otros factores.
Salir bien situado en esta clasificación significa que tu blog es leído y recomendado por lectores y bloggers. Todo un honor porque desde que abrí esta bitácora he seguido la política de no aceptar intercambio de enlaces; si alguien me cita prefiero que sea por los contenidos y no porque nos ponemos de acuerdo en hacerlo.
Si tenemos en cuenta que los tres primeros en realidad no son blogs personales sino revistas online de empresas con docenas de webs que hacen crosslinking (enlaces cruzados entre ellos) para mejorar su posicionamiento.... pues eso, que estoy muy contento.
Y muy agradecido a todos vosotros, a los que entráis a diario y a los que lo hacéis esporádicamente.
A los que dejáis comentarios y a los que no.
A los que me corregís y a los que me animáis.
A los que con vuestras aportaciones contribuís a divulgar la cultura viajera en este país

Mi más sincera gratitud.


Generalmente, cuando el hombre toca algo de la cadena evolutiva, la jode. Ejemplos tenemos a montón: especies introducidas de manera inconsciente que acaban con las especies nativas, desastres ecológicos, etc, etc.
La zona de los Grandes Lagos del África ecuatorial no quedó al margen de esta obsesión del ser humano por jugar a Creador.
Por un lado está el caso de la perca del Nilo , una especie original de otras cuencas africanas que se introdujo de manera artificial en el Victoria en la década de los 60.
El resultado: como no tiene predadores y es muy voraz se ha hecho la dueña del lago, llega a alcanzar 200 kilos y ha acabado con cerca de 300 especies de peces autóctonas.

Otro caso es el jacinto de agua , una bella y vigorosa planta acuática que llegó al lago accidentalmente por esporas que el viento trajo desde jardines privados, donde es muy apreciada como planta ornamental.
El resultado: las masas incontroladas de jacintos llegaron a colmatar grandes zonas del lago Victoria, en especial el golfo de Kisumu, en Kenia, hasta el punto de inutilizar la flota pesquera. Fue un duro golpe para la economía local. A base de decenas de millones de dólares y árduos trabajos de extracción mecánica se logró reducir la superficie de la plaga y permitir el movimiento de los barcos.
Aún así, el otro día cuando sobrevolaba el lago en avión pude ver grandes y alargadas islas de jacintos del Nilo que viajan a la deriva, como redes vegetales en busca de incautas barcas de pescadores.
Pero una cosa es lo que dice la ciencia y otra lo que ocurre de verdad sobre el terreno. Hablo con pescadores de Kisumu y me dicen que el jacinto es bueno y es malo. Es malo por lo ya dicho, pero es bueno porque sus tallos y hojas son aprovechables para diversos cometidos y porque entre sus raíces se crea un ambiente pobre en oxígeno que espanta a la perca del Nilo y permite vivir allí a especies de pececillos que de otra manera serían devorados por ésta.
Y de la perca, ¡qué decir! Ha causado un desastre ecológico pero ha generado un enorme negocio pesquero en los tres países ribereños. Buena parte del mero que supuestamente comemos en Europa es perca traída del lago Victoria en avión.
Un pescado blanco, pero nada inocente. Y es que al final, nada es blanco ni es negro. La vida está llena de matices. Por fortuna.

Es muy recomendable el documental "La pesadilla de Darwin" , que trata este tema

En 1991, durante la I guerra del Golfo, Sadam Hussein tomó como rehenes a viajeros y turistas occidentales que en aquel momento estaban en el país o hacían escala en aeropuertos iraquíes para usarlos como escudos humanos ante un más que previsible bombardeo estadounidense.
No fue ni la primera ni la última vez que los turistas eran o serían usados como rehenes fáciles para cualquier tipo de negociación. Ya sea para que los yanquis no te lance dos toneladas de bombas inteligentes sobre tu palacio presidencial o para que el sindicato de turno fuerce unas mejores condiciones en el convenio colectivo de turno. El turista, ese ser estúpido, bobo, gregario, que ladra pero no muerde, que no es fuerte porque no se asocia, siempre es el que paga.
Lo estamos sufriendo ahora mismo en España. El sindicato de controladores aéreos, un colectivo de unas 2.500 personas con un trabajo de alta responsabilidad y estrés, es verdad, pero con unos sueldos astronómicos, ha decidido paralizar el país en plena salida de puente y de la manera más vil e ilegal para reivindicar nadie sabe bien qué. Desde luego dinero no creo que sea. Saco datos de varias hemerotecas: La Vanguardia: "el sueldo base es de 170.000 euros, pero se eleva de media a 334.000 euros anuales gracias a las horas extras". El País: "Los controladores cobran una media de 350.000 euros al año (los sueldos del sector más altos de Europa)". Mismas cifras en Expansión. Datos que sin embargo hace unas horas un portavoz de los controladores me negaba en una discusión a través de twitter .
El turismo generará casi del 9% del PIB y el 8% del empleo en todo el mundo durante 2010, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El Barómetro de la Organización Mundial del Turismo estima que los ingresos por turismo internacional en 2009 ascendieron a 611.000 millones de euros.
Y sin embargo, los turistas somos los rehenes fáciles. El colectivo sin derechos. Los sufridores sempiternos.
No tenemos leyes que nos protejan como consumidores (vale, la hay, pero las compañías las sortean con habilidad torera; ellos tiene abogados y nosotros no; basta ver lo que cuesta ganarle una legítima reclamación a una compañía aérea). No tenemos sindicatos, ni tenemos asociaciones de consumidores específicas de turistas.
Generamos el 9% de PIB mundial pero como colectivo no existimos.
Así que llega un caos como el de esta noche, los aeropuertos son un hervidero de gente cabreada. Chillamos, amenazamos, llegamos a las manos si es preciso... pero las compañías, los sindicatos convocantes de huelgas salvajes, los canallas de los controladores saben que luego cada turista se irá por su lado y la masa social se disolverá. Protesta autodesactivada.
¿Para cuando una verdadera asociación de consumidores de turismo? ¿cómo podríamos organizarnos y hacer valer nuestros derechos los "currantes" de una empresa que genera el 9% del PIB mundial?
En Alemania, que siempre han sido muy dados al asociacionismo, hay clubes de automovilistas como el ADAC con 17,2 millones de miembros.
¿Imagináis 17,2 millones de usuarios cabreados boicoteando a una línea aérea porque te quiere cobrar por la segunda maleta? ¿o a una compañía ferroviaria porque te deja tirado a la salida de un puente? ¿o a una cadena de hoteles porque te cobra 17 euros por un desayuno?
Otro gallo nos cantaría. Pero me da que eso no lo verán estos ojos.

Si venís al archipiélago de Lamu, en Kenia, en plan antropológico o de conocimiento del medio os recomendaría alojaos en Lamu Town (en próximos post daré hoteles). Es donde está la actividad, la vida y el comercio. Pero aquí no hay playa; tenéis que pedir a algún pescador que os lleve (cuesta un euro).
En cambio si venís buscando sol y playa mi consejo es que os alojéis en Shela, la otra aldea de la isla de Lamu (las separan unos 40 minutos a pie), donde hay también muchos alojamientos y algunos servicios. Pero sobre todo, la aldea está en el inicio de la interminable y bellísima playa de Shela, una de las más largas que conozco. Tenéis 15, 20, 25 kilómetros, qué se yo, de playazo interminable y solitario para vosotros solos.
Bueno, hay algo que interrumpe esa solitud. Como a una media hora a pie de Shela aparece de repente entre las altivas dunas...¡un castilo medieval! Pensé que era una antigua fortaleza pero no. Es el chalé que un millonario italiano se hizo construir en medio de la nada, en un paraje de soberbia belleza. Decididamente el mal gusto no tiene patria ni frontera: el temido estilo Cid Campeador también llegó a Lamu.
Para vigilar su fortaleza al italiano se le ocurrió contratar a dos masais, famosa tribu de la sabana de Kenia conocida tanto por sus túnicas rojas y sus orejas deformadas como por el valor, austeridad y fidelidad de sus guerreros. Tu pones a un masai con su lanza a vigilarte la casa y, por ejemplo, le dices que a partir de las 10 no entre nadie... y a partir de las 10 no entran ni los marines con todos sus helicópteros. Ni tu tampoco por mucho que le recuerdes que eres el dueño.
El caso es que esos dos primeros seguratas masai les fue bien en Lamu. Y llamaron a su primos de la tribu. Y ahora Lamu y Shela están llenas de masais con sus estilizadas figuras, sus telas rojas, sus orejas perforadas y sus lanzas...¡vendiendo artesanía! Ponen una nota de color entre el blanco de las chilabas swahili... pero queda tan raro ver a un fiero guerrero masai de la sabana vendiendo baratijas en la playa como un pingüino de vacaciones en el desierto.

Me encontré a uno de ellos frente al pastiche de castillo y le pedí que posara.

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Otro consejo: contratar un dhow al atardecer para que os lleve a la playa de Kiwayu (como recomendaba Sheherezade en el post anterior) o a la de Manda, una isla casi deshabitada con otro gigantesco playazo. Allí, atracar en la arena frente a la terraza chill-out de las cabañas Diamond y pedir un dawa (cóctel local con vodka, lima y miel) mientras os extasiais con el mejor atardecer del Índico. Para quedarse.

El Viajero: Guía de Viajes de EL PAÍS

Sobre el blog

Un blog de viajes para gente viajera en el que tienen cabida todos aquellos destinos, todos aquellos comentarios, todas aquellas valoraciones que no encontrarás en otros medios.

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Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

Un relato trepidante por unos de los destinos menos turísticos y más inseguros del mundo. Un viaje en solitario lleno de emoción y melancolía a lo largo de una región azotada por constantes guerras y conflictos étnicos. Un viaje plagado de sentimientos que consigue conectar al lector con los sufrimientos y las esperanzas de África.

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